Marlon Chicas
El Tecleño Memorioso
En 1870, el abogado estadounidense George Graham, acuñó la célebre frase “el perro es el mejor amigo del hombre”, que resalta entre otras cosas, la fidelidad de este canino.
Dicha afirmación, comprueba una vez más que, la relación afectiva entre hombre y perro lleva al ser humano a invertir en éste, apoyándose de veterinarios, quienes proveen a la mascota de tratamientos médicos adecuados, pero ¿Cómo surge la medicina veterinaria en el mundo?
De acuerdo con registros, se señala que, en el antiguo Egipto, era característico mostrar preocupación por la salud y bienestar de los animales; en Asiria y Babilonia, el conocimiento sobre la atención de estos, así como prácticas médicas; en Grecia Antigua, los filósofos y científicos como Aristóteles y Heródoto realizaron observaciones sobre la anatomía y comportamiento de los animales; en Roma, se manifestó interés en su salud y cuidados, para la agricultura y actividades militares.
En la Edad Media como en el Renacimiento la atención médica de mascotas estuvo asociada a los monasterios y centros religiosos; en la época Renacentista se establecieron escuelas de albeiterías (veterinarias). En Europa, se creó la primera Escuela Nacional Veterinaria en Lyon, Francia en 1761; en América fue el científico francés Eugène Bergeyre el primer albéitar en ejercer tal disciplina científica en México.
En El Salvador, y especialmente en Santa Tecla, de acuerdo con datos de Orlando Morán, descollaron algunos veterinarios como: Luís Ernesto Parker Nuñez (+); Eduardo Argueta Morales y su hermano Jorge Arturo (+), Francisco Antonio Parker Alfaro, Miguel González Valdivieso, Enrique Suazo y el Dr. Calvo, entre otros.
En esta ocasión, nos referiremos al Dr. Manuel de Jesús Platero Rodríguez, quien nació un 25 de junio de 1950 en esta ciudad; hijo de Santiago Platero (+) y Dolores Rodríguez (+). Realizó sus estudios en la Escuela General Bran; en el Colegio María Inmaculada hoy Colegio Champagnat, donde se graduó de bachiller. En 1968 emigró a estudiar a México, al Estado de Tamaulipas, en el que se titula de médico veterinario y zootecnista en 1974.
En 1974, regresó a El Salvador para ejercer su profesión, por lo que es enviado a Morazán, San Miguel, San Salvador y Chalatenango, recibió un curso sobre Educación Zoosanitaria por parte de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el que se implementaría en Centroamérica teniendo como base El Salvador, el que se truncó por causas de la guerra civil; laboró en la Dirección General de Ganadería hasta 1981.
En agosto de 1981, decide emigrar a México donde reside en la actualidad, ahí trabajó para varias instituciones que sería largo enumerar. Sirva este reconocimiento a labor de los médicos veterinarios salvadoreños ¡Felicidades!