Washington/AFP
Los inmigrantes en Estados Unidos conocidos como «dreamers» y sus aliados en el Congreso expresaron rabia, luego que el presidente Donald Trump dejara por fuera del presupuesto federal un programa de regularización para ellos.
Más de seis meses después de que Trump anunciara que acabaría con un programa creado por su antecesor Barack Obama para proteger a cientos de miles de jóvenes inmigrantes llevados clandestinamente a Estados Unidos cuando niños, el magnate republicano firmó la ley que incluye la controversial medida, y luego acusó a la oposición demócrata del colapso de las negociaciones sobre inmigración.
«Los republicanos están con ustedes, quieren solucionar su situación», dijo Trump en la Casa Blanca.
Los demócratas lucharon contra un acuerdo para los «dreamers» y «no querían a DACA en esta ley» de presupuesto, dijo, en referencia a las iniciales del programa, que tiene unos 690.000 inmigrantes registrados y que Trump enterró el 5 de marzo. Un juez luego ordenó al gobierno mantener la protección de esas personas de una deportación.
Las declaraciones del mandatario provocaron un escándalo entre algunos inmigrantes y legisladores demócratas.
«Estoy furioso a estas alturas», dijo a AFP Francis Madi, un dreamer de 28 años y activista de Nueva York. «No sabemos cuál es el siguiente paso», dijo Madi, nacido en Venezuela.
Lizbeth Huizil, una estudiante de 19 años que llegó de México a los 14 años, dijo que se sentía decepcionada porque el presidente «culpa a otro partido, cuando es él quien puede tomar una decisión» para arreglar DACA.
Huizil expresó desconcierto ante su futura situación migratoria: «Da miedo todavía».
Varios legisladores demócratas se abalanzaron contra Trump por sus comentarios.
La senadora Dianne Feinstein apuntó: «Si no hay hoy un arreglo para DACA es porque el presidente no quiere uno».
Trump tenía sobre la mesa varias alternativas para redactar un salvavidas para DACA con ayuda del Congreso, pero ninguna se materializó a pesar del mayoritario apoyo entre los estadounidenses a dejar que los dreamers se queden en el país.
En enero imploró a los congresistas a aprobar una «ley del amor» para resolver el impasse. Pero rechazó un plan que ofrecía una vía a la ciudadanía a los dreamers a cambio de 25.000 millones de dólares en fondos de seguridad fronteriza, incluido un muro con México, un pilar de la campaña de Trump.
El destino de los dreamers yace en las cortes federales, que han bloqueado los esfuerzos del gobierno de acabar con DACA por ahora, y le ordenaron continuar renovando los permisos.
Pero una corte mayor puede retrotraer esas acciones.
La diputada Michelle Lujan Grisham, cabeza del grupo parlamentario Hispano de la Cámara de Representantes, dijo que Trump es culpable del último impasse.
«Al no incluir un arreglo permanente para los dreamers en el omnibus (ley de gastos), el presidente y los republicanos han prolongado esta crisis auto-infligida y han dejado a los dreamers en el limbo y a merced del mandato temporal de una corte», dijo.