Harriet Amiet, S.R.C. (No. 2) (Traducción de Marta Eugenia López Subirós, S.R.C.) De la Revista El Rosacruz, abril/junio de 2010 Importancia del Seguimiento del luto
El seguimiento del luto es importante. Durante esta etapa, el entorno desempeña un papel muy importante. Por la escucha, va a ayudar al doliente a expresar la tensión que causa la pérdida del ser querido, así como la nueva situación. El paso del luto se hará en un plazo de tiempo que es variable para cada uno. Para poder llevarlo bien, el seguimiento del luto requiere de un acompañamiento adaptado a la persona, teniendo en cuenta su vivencia para que pueda descubrir y echar mano de sus recursos internos para vivirlo.
El proceso del luto en tres etapas
1. El choque.- El cambio de la situación abruma a la persona y la pone en un estado de estupor… la
duración de esta etapa dolorosa varía de persona a persona. El choque engancha un sistema de defensa: pone a la persona doliente en un estado de tensión que genera reacciones a niveles físicos y emocionales. La manera en que eso se produce está en relación con la información y las impresiones recibidas en la tierna infancia, ya que el aprendizaje de la vida comienza a partir del primer año e influye sobre nuestras actitudes a lo largo de nuestra existencia.
2. La depresión.- La desestabilización emocional que sigue al anuncio del cambio se traduce en un estado depresivo. La persona doliente no tiene ya los mismos puntos de referencia. Pierde sus parámetros habituales, lo que la desorganiza y desarmoniza. Diferentes experiencias van a caracterizar este período. El sufrimiento vivido se manifiesta por la tristeza y el desaliento, unidos al dolor. La persona se siente incapacitada, desamparada y se descompensa fácilmente. Esto se traduce en diferentes sentimientos, a veces encontrados.
— La negación es la primera reacción, pero ella se manifiesta regularmente a lo largo del luto. ¿Cuántas personas a veces no tienen la impresión de que “eso no es cierto”? A menudo se presentan circunstancias donde se tiene la impresión de reconocer a la persona que se ha ido, o de oír su voz. Con el tiempo, la frecuencia de este tipo de acontecimientos disminuye. Con todo, siempre es sorprendente constatar, incluso muchos años más tarde, que hay incidentes que recuerdan e pasado. El recuerdo de un ser amado que se nos ha ido nunca se esfuma por completo.
— La desorganización que sigue al anuncio de la muerte perturba el orden de las prácticas regulares de vida observadas hasta entones. De hecho, lo que fue, no es más, y eso requiere una reorganización. Para ello es necesario darse tiempo, situarse en la nueva situación. es importante avenirse a vivir su luto y concederse un plazo para hacerlo.
— Tal experiencia es un período difícil, con emociones cambiantes. A veces se caracteriza por la tristeza, por el hecho de sentirse abandonado, perdido, inútil en la vida. Otras veces, la alegría de vivir y setirse con vida también va a manifestarse durante el luto. Esto puede crear un sentimiento de culpabilidad, vergüenza y temor. Tal actitud ambivalente es muy frecuente y natural, y puede perturbar e equilibrio y la armonía. Incita a un cuestionamiento de los valores.
— El pesar de n haber hecho lo necesario para evitar el brusco cambio de señales, indicios, también puede dejar huellas. No hacer dicho o haber expresado algo que, en la época, parecía difícil o anodino, puede cruzar el pensamiento y atormentar el espíritu. Esta diversidad de sentimientos perturba y dificulta el luto. La compresión de la dualidad, así como el compromiso vivido con la persona, determinan la manera de expresarse y de penar a lo largo del período de luto.