Alma Vilches
@AlmaCoLatino
A 33 años de la “Ofensiva Hasta el Tope y Punto”, Lorena Peña, ex comandante guerrillera y dirigente histórica del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), señaló que en la década de los 80 el pueblo exigía paz y cambios, estaban dispuestos a terminar la guerra si había transformaciones básicas fundamentales, las cuales permitieran garantías para llevar adelante su lucha.
“El FMLN jamás aceptó una negociación donde dijeran depongan las armas y no los vamos a matar, había una contradicción, que si la guerra se terminaba muy rápido no existirían cambios, por eso inició la política de negociación, sobre la base de una gran movilización política y militar que debería tener a la base el reconocimiento de las causas del conflicto”, afirmó.
En esa década el FMLN alcanzó su capacidad combativa y logró poner en jaque al ejército salvadoreño, el cual se volvió incapaz de controlar el territorio, no pudieron detener la movilización popular a pesar que había mucha represión de diferentes organizaciones sindicales, campesinas, religiosas, estudiantes y de derechos humanos.
Según Peña, en 1989, año de la ofensiva, Estados Unidos estaba un poco hastiado del gobierno y el ejército salvadoreño, porque a pesar de la ayuda militar que era un millón de dólares diarios no podían derrotar a la guerrilla. Recalcó que los hechos de corrupción, más las actividades delincuenciales de los mismos grupos paramilitares y de seguridad pública, hicieron una descomposición en el bando de los enemigos, llegando a aniquilar las unidades operativas más grandes.
Para quebrantar la propuesta negociación, los grandes poderes atentaron el 31 de octubre las instalaciones de la Federación Nacional Sindical de Trabajadores (FENASTRAS), donde falleció la secretaria general, Febe Elizabeth Velázquez y 11 sindicalistas más. “Dijimos que la ofensiva del 11 de noviembre sería para el enemigo que está en la capital y en el territorio nacional, a fin de reconocer que era imposible derrotar al FMLN, o caían o había solución favorable a política de negociación. En agosto de 1989 comenzamos a prepararnos, entrenamos 400 combatientes, con el trabajo de milicia y reclutamiento voluntario se montó la escuela del Cerro La Gloria, en el occidente de Chalatenango, a la orilla del río Lempa”, detalló. La noche del 11 de noviembre de 1989 inició la ofensiva “Hasta el Tope” que finalizó después de 10 días, donde la guerrilla y la Fuerza Armada protagonizaron una serie de combates, principalmente en San Salvador, Soyapango, Ciudad Delgado y Mejicanos, cuyo objetivo principal fue tomarse las principales cabeceras departamentales y colapsar el ejército nacional y al gobierno de ese momento, dirigido por la derecha.