Alma Vilches
@AlmaCoLatino
El sexto viernes de Cuaresma es conocido popularmente como “Viernes de Dolores”, día en que la feligresía católica recuerda el dolor y sufrimiento que la Virgen María padeció junto a su hijo Jesús.
El viernes anterior al Domingo de Ramos se celebra la tradición de los Dolores de María, donde la feligresía conmemora los momentos de sufrimiento que ha vivido por su hijo, se recuerda la profecía de Simeón, la huida a Egipto, la pérdida del Niño en el templo, el encuentro con Jesús en la Vía Dolorosa, el dolor de la crucifixión, el descendimiento de la cruz y cuando Jesús es sepultado.
Ese viernes es tradicional que en las diferentes comunidades y parroquias la imagen de la Virgen Dolorosa acompañe a Jesús Nazareno durante el recorrido del viacrucis, donde se expresa la devoción y el fervor de la feligresía.
La costumbre de rezar el viacrucis se remonta a finales del siglo V cuando los cristianos en Jerusalén se reunían por la mañana del Viernes Santo a venerar la cruz donde fue crucificado Jesús, esta es una manera de recordar la pasión de Jesús, revivir con él esos momentos y acompañarlo en los sufrimientos que tuvo en el camino al Calvario.
El viacrucis se reza caminando en procesión, como simbolismo del camino que tuvo que recorrer Jesús hasta el Monte Calvario, algunas comunidades o movimientos religiosos se organizan para meditar las 14 estaciones al interior del templo, sin embargo, en otros lugares optan por salir a la calle en un cortejo procesional donde se carga en hombros la imagen de Jesús Nazareno con la cruz a cuestas.
A lo largo de la procesión se hacen paradas para reflexionar en cada una de las estaciones, mediante alguna lectura bíblica específica, luego de la meditación se reza un Padrenuestro, mientras se camina hasta la siguiente estación.
Asimismo, en varios centros escolares e institutos católicos el Viernes de Dolores, por ser el último día de clases se desarrolla el viacrucis “viviente o dramatizado”, donde se trata de escenificar cada estación.