Por Álvaro Villalobos
Madrid/AFP
Ayudadas por otros países, las autoridades españolas asestaron un importante golpe a una red que traficaba en todo el Mediterráneo con armas y drogas destinadas a grupos insurgentes de la región, principalmente Libia, indicaron este martes.
La red golpeada hacía circular armas, munición y hachís por mar y tierra, a través de los países del norte de África. Uno de los principales nudos era el territorio libio, donde el gobierno, los yihadistas del Estado Islámico y numerosas milicias se disputan el poder.
«Estos tráficos están sirviendo para financiar las insurgencias de algunos de los conflictos existentes en el norte de África y Oriente Medio», afirmó a la prensa el teniente coronel de la Guardia Civil Javier Rogero, sin querer detallar a qué grupos iban dirigidas exactamente las armas y la droga.
«Estamos convencidos (…) de que también financian el terrorismo yihadista», en un mar Mediterráneo que al calor de la «primavera árabe» iniciada en 2011 se ha convertido en «una especie de autopista para tráficos ilícitos» de todo tipo, añadió Rogero.
En la comparecencia de prensa este martes en Madrid, la Guardia Civil española expuso el decomiso de casi 20 toneladas de hachís dirigidas a Libia, el pasado 23 de septiembre a 45 millas náuticas del puerto de Almería (sureste). Fueron detenidos sus 12 tripulantes, 11 ucranianos y un uzbeko.
El abordaje era parte de una gran operación internacional contra la financiación de grupos islamistas en el norte de África y Oriente Medio, que permitió decomisar 100 toneladas de hachís y detener a 109 personas desde 2013.
El barco, llamado «Marti N» y de bandera panameña, es uno de los siete interceptados, dos con armas y cinco con drogas, en una investigación llevada a cabo por las autoridades españolas, marroquíes, francesas, italianas y griegas.
La macrooperación URCA, todavía abierta, cuenta además con apoyo de la agencia antidrogas estadounidense, la DEA, que está facilitando información, y de Europol, agencia de coordinación entre distintas policías de Europa.
Base operativa en Turquía
Según el teniente coronel Rogero, los siete barcos interceptados partieron de Turquía y responden al mismo patrón: buques viejos y listos para el desguace, que son comprados a bajo precio para emplearlos luego en todo tipo de tráficos.
Concretamente, los cinco barcos interceptados con droga cargaron el hachís, procedente de Marruecos, en el océano Atlántico.
Los otros dos, asaltados por los guardacostas griegos, transportaban 11.400 armas largas, más de un millón de cartuchos y 10 toneladas de nitrato amónico, un producto que puede servir para fabricar explosivos.
Uno de ellos, el «Haddad», era de bandera boliviana, y el otro, de bandera togolesa, se dirigía a la ciudad libia de Misrata (oeste).
La Guardia Civil aseguró además haber desmantelado el brazo terrestre de esta red, dirigida principalmente por sirios, que con 34 individuos son la nacionalidad más numerosa entre los 109 detenidos.
La red transportaba el hachís de Marruecos transitando por Mauritania, Mali e incluso Nigeria, hasta Libia, país este último «desde donde se llevaba a cabo la distribución del estupefaciente», que en ocasiones proseguía su camino hacia Egipto, detalló la Guardia Civil en su comunicado. En la operación terrestre se decomisaron mas de 24 toneladas de hachís.
El teniente coronel Rogero indicó por otro lado que el intercambio de información permitió que la marina egipcia interceptara «en fechas muy recientes» una carga de 1,2 millones de pastillas de captagon.
Estad droga estimulante, que circula a mansalva por Oriente Medio, mezcla anfetaminas y cafeína y se consumiría entre yihadistas en Siria.
A principios de septiembre, Jordania anunció un decomiso récord de 13 millones de pastillas de captagon, encontradas en el domicilio de uno de los detenidos, cerca de la capital Ammán.