Por: Rolando Alvarenga
Una vez más, ailment y bajo el mando del mismo entrenador de los últimos años (Richard Herrera), una selección nacional de fútbol femenino, esta vez en la categoría sub-20, vuelve a fracasar, haciendo surgir la obligada interrogante: ¿hoy sí lo remolcará la FESFUT o seguirá esperando que algún día se le dé el milagro
Esta vez, el naufragio se consumó en Panamá, en el clasificatorio de la UNCAF para el Premundial Sub-20 y en la ruta al Mundial de Nueva Guinea.
En territorio canalero, las salvadoreñas cayeron: 1-5 ante Costa Rica, 1-2 con Panamá, 1-2 frente a Guatemala y empataron 2-2 con Nicaragua. Resultados que, con diez puntos, clasificaron a Panamá y dejaron a El Salvador en el último lugar del evento con tan solo un punto. Este es un nuevo tropiezo con la misma piedra y, al igual que lo ha hecho a través del tiempo –el último fue “El Tuco” Alfaro– la FESFUT debe ponerse seria y, en nombre de los recursos que recibe de la FIFA, INDES o la empresa privada para el desarrollo de este devaluado fútbol, debe proceder a un inmediato y necesario relevo en la conducción del seleccionado femenino. En este y en todos aquellos casos donde las selecciones y sus cuerpos técnicos no defiendan la patria orgullosos, la FESFUT debe proceder a la consecuente remoción de los cuerpos técnicos.
Y sobre todo en este caso, donde Herrera ha tropezado reiteradamente y no pasa nada. ¿Por qué será?, ¿por ser barato?, ¿porque es un gallo tapado?, ¿porque es un “niño bonito” de los federativos? o ¿porque es bueno para ir a misa? La FESFUT debe aterrizar y comprender que estar cargando seleccionadores que no dan frutos no es bueno ni para esta junta directiva, ni para el fútbol y menos para la gran afición futbolística que es la que termina echándose el trago amargo y frustrándose cada vez que hay un papelón.
Si no hay fondos para preparar integralmente a las chicas, entonces para qué asistir a estos compromisos oficiales y mostrar nuestras pobrezas competitivas.
Seamos serios y partamos de que si el fútbol femenino es parte del programa de la FIFA y que localmente tenemos talento, la FESFUT debe contratar a tres entrenadores extranjeros que vengan a ordenar la casa, a trabajar en las tres zonas del país y a capacitar en esta modalidad a los técnicos locales.
Claro, todo eso implica plata, pero la digna defensa de los colores azul y blanco amerita una buena inversión o dejar la alta competencia avalada por la FIFA.
Y es que el caso de este técnico no es el único. En este país, y en el deporte olímpico, abundan “entrenadores estériles” que nunca dan resultados; pero, años van, años vienen y siguen ahí vegetando, con más pena que gloria y así, difícilmente, algún día llegaremos a salir de la mediocridad.
El deporte y sus federaciones no deben ser “federaciones de beneficencia”, sino de trabajo integral y resultados. De lo contrario esto será ¡un fraude!