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Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
Los desafíos y experiencias que ha dejado el Tercer Encuentro de Mujeres Ecofeministas bajo el lema : “Trenzando Saberes para Defender Nuestros Cuerpos y Territorios”, El Salvador 2023, inspiró a las participantes a compartir un “sueño colectivo de un mundo más justo e igualitario”, que se fortalece de cada trinchera, en donde las mujeres desde su cotidianidad transforman su entorno, a partir de su empoderamiento y su postura política y social.
Andrea Cortez Islas, directora y fundadora de la red mexicana ecofeminista “Alimentaacción”, consideró sobre la propuesta del ecofeminismo ante la crisis de la sostenibilidad de la vida en Mesoamérica, frente a los megaproyectos extractivistas y expoliadores.
“Creo que no hay que crear más proyectos, sino más bien hilvanarlos y acuerparnos, porque todos los sistemas de desigualdad siempre nos obligan a pensar ¿Qué más hacemos? Y como hay toda esta gran cantidad de proyectos de otras comunidades, entonce, veamos cómo nos acuerpamos entre todas para generar esta meta común que es finalmente destruir los sistemas de desigualdad”, manifestó Cortez.
Con esta idea el paso que sugirió la ecofeminista fue “transformar las maneras en que nos relacionamos”, partiendo de la meta principal de su organización que “caminar solidaria mente, pero reconociendo que la vida es diversa”, por tanto, el apoyo debe darse a través de una red ecofeminista que apuesta a las diversidades sexogenéricas. Que pueden ser pueblos originarios, mujeres, campesinado, pueblos negros y personas de la diversidad, grupos poblacionales que están siendo violentados históricamente.
“Lo que sucede en nuestro territorio tierra (México), donde lo diverso, tratan de hacerlo de lado, con los proyectos extractivos y tratan de homogeneizar todos los territorios y hacerlos como si fueran uno sólo bajo ideas de la modernidad, desarrollo y en nuestra organización, sabemos que los ecofeminismos son todas estas luchas por eso hablamos en plural, de todas estas luchas por la vida diversa”, explicó.
En cuanto al Tercer Encuentro de Mujeres Ecofeministas, Cortez, comentó que esta es su primer experiencia de compartir saberes y conocimientos, lo que permite retomar ideas y propuestas encaminadas a dar “esperanza” que se puede construir una sociedad más incluyente y respetuosa de los derechos fundamentales de todo ser humano.
“Es fundamental el mensaje porque la realidad es muy cruda. Y nos dice todos los días que la muerte existe y que no hay nada más, pero, el ecofeminismo nos ha permitido este reencuentro y me recuerdan que en realidad lo que mueve es el amor, ya sea el amor por la tierra, el amor por la defensa de la vida y el amor entre nosotras”, agregó.
“Estos sistemas políticos nos han dicho que nos tenemos que odiar, odiar a las compañeras y odiarnos a nosotras mismas, pero al venir a este encuentro me ha recordado que nuestra voz es importante. Y que lo que nosotros nos está atravesando como individuas es un acto colectivo e histórico y que resistir a ello desde el amor, la fuerza y la esperanza es posible”, reflexionó.
No obstante, reconoció que es una tarea considerable la idea de tejer redes de acuerpamiento mesoamericano, aunque la coincidencia sobre los megaproyectos que amenazan la región entera que va desde la frontera de México hasta la frontera en Panamá, eran similares o casi los mismos en cuanto a la extracción de bienes naturales de los pueblos del Sur global.
“Me parece que el proyecto racista que se ha colocado desde Centroamérica a México, es muy potente porque finalmente está imbricado con estos proyectos extractivos están devastando los territorios y a la vez, están expulsando a la gente y esto ha creado las caravanas migrantes y en México es una problemática muy fuerte”, reiteró.
En cuanto al trabajo en unidad, Andrea Cortez, invitó a sus pares salvadoreñas a fortalecer los vínculos en las luchas y erradicar la violencia contra las mujeres y mujeres defensoras de derechos, frente a los “sistemas de dominación” , y reiterar el llamado a una lucha por una meta común que es la defensa del planteta tierra.
Mientras Carolina Amaya, del Equipo de Dirección de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES) y del Movimiento Ecofeminista de El Salvador, en su primera evaluación dijo que aún no se ha logrado reconocer que la población salvadoreña vive en un contexto de múltiples crisis.
“Hemos analizado desde la crisis de los cuidados que hacen las mujeres, pero también de la crisis planetaria que se concretiza en el clima que genera eventos extremos y deja una afectación diferenciada y acentuada en las mujeres”, indicó.
“También, hemos hablado de la crisis de las democracias en el país y otros, que aterrizan en amenazas, en persecución y criminalización al rol que ejercemos como mujeres defensoras de derechos”, argumentó Amaya.
Amaya señaló que si el primer análisis lanza que la mayoría de los pueblos viven en contextos de múltiples crisis, la respuesta “urgente” era generar alternativas y propuestas concretas a fin de alcanzar el cuidado del planeta y el autocuidado de las mujeres defensoras.
“La propuesta es articularnos más, necesitamos enredarnos más, es por eso que hay compañeras de Honduras, México, Guatemala y Costa Rica, porque tenemos las mismas coincidencias en términos de amenaza y las mismas afectaciones en términos de que somos todas mujeres con algunas acotaciones”, consideró.
“Necesitamos articularnos más y cohesionarnos como un movimiento ecofeminista, y generar estas alternativas como la agroecología y la restauración ambiental, y también propuestas hacia el Estado, como poner fin a todas las formas de violencia, violación y explotación para los bienes naturales, para el planeta, pero también para el cuerpo y la vida de las mujeres”, puntualizó Amaya.
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