@SilviaCoLatino
Para quienes gustan de la caminata, escalar y conocer de la memoria histórica reciente, el Bosque Ecológico de Cinquera, reúne todos los elementos de un destino insuperable como turismo de preservación y ecológico.
A solo 68 kilómetros de distancia de San Salvador, los visitantes serán atendidos por la Asociación de Reconstrucción y Desarrollo Municipal de Cinquera (ARDM) que cuenta con varios proyectos comunitarios y sociales como la granja de iguanas verdes y jiote; el mariposario y la visita al bosque ecológico.
Con una extensión de más de cinco mil hectáreas, la iniciativa comunitaria de conservación de este bosque ecológico nació, luego de la firma de los Acuerdos de Paz, que se vino formando de forma natural durante el conflicto armado de los años ochenta.
Con una altitud entre los 300 a 754 metros sobre el nivel del mar y un mirador panorámico de 9 metros de alto, los visitantes podrán disfrutar de una amplia vista de los municipios de Suchitoto y Tenancingo del departamento de Cuscatlán, así como los municipios de Cinquera, Jutiapa y Tejutepeque del departamento de Cabañas.
Claudia Raquel Recinos Rivera, Guardarrecursos del Bosque Ecológico de Cinquera, trabaja desde hace nueve años con la Asociación de Reconstrucción y Desarrollo Municipal de Cinquera (ARDM) con el objetivo de preservar, educar e impulsar el cuido de los recursos naturales del territorio. Junto a un grupo de compañeros y el gobierno municipal.
“Solo en especies botánicas el bosque contiene 558 diferentes variedades y 140 especies de mariposas, esto ha sido un gran trabajo de clasificación desde ARDM. Al igual la comunidad nos ha ayudado bastante, porque se han dado charlas de educación ambiental en los centros escolares, a los grupos que llegan a nuestra caseta de información y lugares públicos donde se les explica la importancia de la protección del medio ambiente”, explicó.
La ascensión a la cima comienza con una charla de información básica del bosque, desde sus características y las medidas de prevención para desplazarse dentro de la reserva forestal.
La primera etapa inicia con la zona del Obraje, que sirvió para la producción del añil, para obtener tinta natural que fue utilizado para teñido de tejidos y telas, siendo producto de importación hacia Europa y que tuvo su auge allá por 1870.
“El añil es una variedad que la llamamos Cuaja Tinta o Jiquilite que era cortado en mazos y era pasado en tres piletas, la primera se mezclaba con agua para que reposara para su oxigenación luego, varias personas entraban a la pila descalzos para pisotearlo ya fermentado; luego se pasaba a la segunda pileta previo a un colado que se hacía con una manta y se daba el mismo proceso máximo 72 horas (tres días) y en la tercera pileta o de puntaje se evaluaba para secarlo y llevarlo envuelto en mantas para luego ser empacado para su venta”, reseñó.
En cuanto a la herbolaria el “Amate Blanco”, comentó Recinos es una especie del género Ficus, y que les preocupa por considerar que se encuentra en un nivel de peligro de extinción en el país.
La situación se debe –agregó Recinos- por el imaginario colectivo de la población, quienes creen que el Amate Blanco no tiene ninguna aplicación a sus necesidades como sus frutos o leña para cocinar sus alimentos y cubrir otras necesidades básicas.
“Estamos trabajando con la gente para que comprenda que el Amate Blanco tiene un fruto que alimenta a muchas aves migratorias que van de paso a sus destinos y brinda oxígeno a los seres humanos y por tanto debe ser cuidado, no talado para sembrar
otras especies; como guardarecursos estamos tomando medidas para tratar de reproducir ya sea, transplantándolo o por medio de acodos, para lograr una reproducción más alta”, dijo.
Asimismo, en el camino se puede saber de una antigua mina de cal, que era una industria artesanal donde se sacaban rocas grandes que eran calentadas previamente en un horno y luego pulverizadas en una terraza, que se convertía en un insumo para cocer maíz, o blanquear también troncos de los árboles o paredes de las casas.
El bosque ecológico es caducifolio (que pierden sus hojas) en una época del año, luego de la temporada de lluvias y la entrada del verano, este comportamiento es para conservar la humedad en su interior, de ahí, se deshacen de sus hojas para optimizar agua en una estación cálida.
“El bosque tiene alrededor de 37 años de edad, hay árboles de Jiote, tecomasuche, el cablote y el amate blanco. Además, del bosque de galería que son todos los árboles que están a la orilla de los ríos como el mango, manzana rosa, aguacates y otros arbustos”, indicó.
El Bosque Ecológico de Cinquera tiene una vinculación también, con la Memoria Histórica del país, luego del reciente conflicto armado en la década de los años ochenta.
“Estos son caminos que fueron recorridos y que tenían los guerrilleros durante el conflicto armado, abajo está lo que fue el Campamento La Cascabel, y se conserva la Cocina vietnamita donde ellos preparaban sus alimentos y cuando se les acaba los alimentos y medicamentos bajaban a conseguirlo al pueblo, los guerrilleros caminaban hasta cuatro días con estas cargas a pie y se internaban en el bosque,
también se han encontrado enterrados ropa, botas y mochilas hay mucha
historia en la zona”, puntualizó.
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