París / AFP
Pierre Donadieu
El hundimiento de las divisas emergentes, primero en Turquía y luego en Argentina se extiende ahora como una mancha de aceite a Sudáfrica y a Indonesia, pero deja a salvo por el momento a las economías desarrolladas.
Muchas monedas emergentes sufrieron desde principios de la semana: la rupia indonesia navega a un nivel cercano al de la crisis de las divisas asiáticas de finales de la década de 1990, el rand sudafricano y el rublo ruso están en su nivel más bajo desde hace dos años, mientras que la lira turca y el peso argentino, especialmente afectadas en agosto, no se recuperaron realmente.
Como muestra de este principio de efecto dominó, el índice MSCI, que reagrupa a una veintena de monedas emergentes, está en su nivel más bajo desde la primavera de 2017.
«Los países emergentes podrían verse afectados por el alza de los tipos de interés estadounidenses o por una retirada de capitales, pero cuentan con diferentes capacidades para absorber este impacto», cuenta a la AFP Joydeep Mukherji, analista para Standard & Poor’s.
Con los indicadores estadounidenses, que se portan bien, la Reserva Federal de Estados Unidos debería seguir así su alza de tipos de interés que fortalece al dólar.
Las políticas monetarias del mundo desarrollado «para muchos han alimentado sobre todo burbujas financieras, inmobiliarias u otras, sin reforzar las estructuras económicas de los países emergentes» hasta que «el contexto de los tipos de interés hace que estos países sean menos atractivos», explica a la AFP la economista Véronique Riches-Florès.
«El absceso revienta. Se manifiesta de manera distinta según los países pero en realidad es la misma crisis», continúa.
En este contexto, las divisas locales se debilitan, el coste de las importaciones de los países emergentes aumenta mecánicamente y con él la inflación, lo que reafirma a los inversores extranjeros en la idea de recuperar su inversión, un círculo vicioso difícil de frenar.
– ¿Cuál es el riesgo para los países desarrollados? –
«Las cosas podrían empeorar, algunas calificaciones podrían ser rebajadas, pero no contemplamos situaciones de default en estos países ya que creemos que tienen bastante flexibilidad» para superar la crisis, tranquiliza Joydeep Mukherji.
«Las economías con regímenes de cambio más flexibles, políticas monetarias y fiscales disciplinadas y con reservas adecuadas, deberían una vez más ser los más resistentes a la tormenta», señalan los analistas de JP Morgan.
Aunque la amenaza de la suspensión de pagos no se disparó aún subsiste la duda acerca de si estas turbulencias en las economías emergentes deben preocupar a los países más desarrollados.
«Hay un riesgo de contagio para algunas economías desarrolladas que puede extenderse al resto. Es el caso de Alemania o Japón, dos economías industrializadas que actualmente se enfrentan a la caída de la demanda internacional», teme Véronique Riches-Florès.
«La tormenta en los mercados emergentes se refuerza, pero por ahora las economías desarrolladas resisten bastante bien», indica el banco alemán LBBW en un análisis, en el que recuerda el excelente rendimiento de los indicadores estadounidenses.
Los países emergentes, para frenar la caída a los infiernos de sus divisas, adoptaron por el momento diferentes medidas, aunque con efectos aún limitados.
Argentina llamó al rescate al FMI, Indonesia subió sus tipos de interés en agosto y Turquía, entre otras medidas, aumentó los impuestos sobre las cuenta a plazos en divisas extranjeras.