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César Villalona, economista. Foto Diario Co Latino.

Economista César Villalona hace un balance del impacto del incremento salarial de 2017

Francisco Elías Valencia
@fe_valencia

Ya transcurrió un año del último aumento al salario mínimo. Es momento de un balance y de verificar si se cumplieron los pronósticos del gobierno o de la ANEP. Para ello conversamos con el economista César Villalona.

-César, ¿qué impactos tuvo en la gente el aumento salarial?

Alrededor de 237,000 personas mejoraron sus condiciones de vida, pues recibieron aumentos salariales que oscilaron entre 19% y 141.5%, según la rama de actividad económica, mientras la inflación en 2017 fue de apenas 2.04% y el valor de la canasta básica rural disminuyó casi dos dólares, y el de la canasta básica urbana apenas creció en 5 dólares.

-¿O sea, que el supuesto incremento de precios vaticinado por la ANEP no se dio?

Una inflación de 2.04% como la de 2017 es sumamente baja. Para quienes aprobaron el aumento salarial no hay sorpresas. En el tema de la inflación la propuesta que el gobierno presentó ante el Consejo Nacional de Salario Mínimo (CNSM) decía lo siguiente: “algunos directivos de la gran empresa suelen afirmar que todo incremento salarial genera inflación y termina anulándose a sí mismo. Si así fuese, entonces el salario nunca debería mejorar y el crecimiento económico solo se traduciría en mayor ganancia empresarial”.

El documento del gobierno también decía que “los ajustes salariales no necesariamente disparan los precios. Y eso tiene que ver con el poco peso de los salarios en los costos de producción y con la estabilidad monetaria de la economía, que desde hace dos décadas mantiene un nivel de liquidez (base monetaria) acorde a la actividad económica (PIB). Un ajuste salarial como el que proponemos elevaría la demanda interna pero no sería inflacionario, pues al estimular la inversión privada habría un crecimiento de la producción que cubriría la nueva demanda creada”.

La otra causa de la inflación, que es el encarecimiento de costos, tampoco iba a darse por el aumento salarial.

El documento del gobierno también decía lo siguiente: “los mayores costos en las industrias son las materias primas y la energía. En el agro son la materia prima y otros insumos, en el comercio son las mercancías compradas, y en las empresas de servicios son los bienes auxiliares y los propios servicios que ellas consumen. De manera que un aumento del salario mínimo no impactaría significativamente en el costo de producción”.

-¿Y así ocurrió?

El vaticinio del gobierno resultó casi exacto. Algunos economistas vinculados a ARENA dicen que el aumento salarial se hizo sin haber estudios de impactos, pues no se conocen los costos de las empresas ni la productividad. Sería bueno que esos economistas leyeran todos los documentos que se presentaron en el CNSM y no solo los titulares de los periódicos de derecha.

El año pasado el PIB creció 2.4%, la mayor tasa desde 2007. Los gremios de la ANEP vinculados al agro dijeron que ese sector casi quebraría y resulta que creció alrededor del 3%. Lo mismo pasó con la industria y el comercio.

PROCAÑA, un gremio de la ANEP, dijo que el aumento salarial arruinaría el cultivo de caña. Y ahora resulta que ese mismo gremio admite que la cosecha de caña creció entre 15% y 20%. En el caso del café, cuya muerte fue vaticinada por los cafetaleros de ARENA, los datos del MAG muestran que la cosecha aumentó 8.3%.

-¿Y cómo se comportó la inversión privada?

En 2017 las empresas anunciaron una inversión de 1,735 millones. La mayor inversión se concentró en los sectores con mejores salarios mínimos: comunicaciones, electricidad, construcción, sistema financiero y comercio. La inversión extranjera neta entre enero y septiembre de 2017 fue de 436 millones, mayor en 5% a la del mismo período del año anterior.

Otras variables que muestran el crecimiento de la inversión privada son el crédito de la banca privada y cooperativa a las empresas, que aumentó 6.5% entre enero y noviembre con respecto al mismo período de 2016, y las importaciones de bienes de capital, que crecieron 7.2% entre enero y noviembre.

-¿Y por qué aumentó la inversión privada?

Porque hubo más consumo interno. La masa salarial creció en 461 millones, el crédito a los hogares aumentó 4.1% hasta noviembre y las remesas familiares aumentaron 9.7% (445 millones). Algunos economistas dicen que la inversión creció por las remesas, pero el total de los salarios (10,805 millones) es más del doble de las remesas (5,021 millones). La mayor parte del ingreso nacional es la ganancia de las empresas, seguido de los salarios y las remesas.

Al haber más ingresos en manos de la población, aumentó el consumo privado, porque el 86% del ingreso de la gente se destina el consumo. Como la gente compró más, los ingresos del gobierno crecieron 8.7% y las empresas vendieron más y ganaron más dinero. En 2016 las ganancias de las empresas aumentaron en 191 millones y en 2017 aumentaron en 1,019 millones.

-César, la ANEP dijo que con el aumento salarial muchas empresas quebrarían y ha ocurrido lo contrario.

Sí. Y tampoco nos sorprende. En la propuesta del gobierno se decía que “el ajuste salarial propuesto sería un estímulo importante para la población trabajadora y una inyección de recursos al mercado de consumo que elevaría las ventas y los ingresos de las empresas de todos los tamaños”. Y así fue.

En 2017 aumentaron los salarios en 461 millones, pero las ganancias crecieron en 1,019 millones. Esos datos son asombrosos, pues resulta que aunque los salarios crecieron mucho más que en 2016, cuando aumentaron en 288 millones, las ganancias crecieron aún más.

Como resultado de esa disparidad en el crecimiento, la parte del pastel que corresponde a la ganancia aumentó 0.3% y la que corresponde al salario disminuyó en ese mismo porcentaje.

-El BCR informó que la productividad laboral creció.

Sí, aumentó 1.3%. En el agro, donde la ANEP vaticinó una debacle, la productividad aumentó 6.5%; en la industria creció 2.5% y en los servicios no aumentó. El BCR dice en un balance que la mayor productividad compensó el aumento de 2.2% de los “costos laborales unitarios” de las empresas debido al incremento salarial.

Ese dato es muy importante, porque en la propuesta ante el CNSM el gobierno también abordó la productividad y la competitividad, un término que no nos gusta mucho. Sabíamos que la competitividad no se vería afectada, porque a pesar del importante aumento salarial, El Salvador, que tiene la mano de obra más productiva de Centroamérica, solo superada por la de Costa Rica, seguiría teniendo los salarios mínimos más bajos de la región, solo mayores que los de Nicaragua. Una muestra de que la competitividad no se vio afectada es que las exportaciones no aumentaron.

-¿Qué pasó con el empleo?

El ISSS reporta que entre septiembre de 2016 y septiembre de 2017 se crearon 3,501 empleos privados. No se crearon muchos, pero es falso que se perdieron empleos. Creo que en realidad se crearon más empleos, porque el ISSS solo registra alrededor de 13,000 de los casi 500,000 empleos del campo, pues en el agro la mayoría de la gente no cotiza en el ISSS. El crecimiento del agro permite suponer (no tenemos datos) que el empleo creció en ese sector.

-A manera de conclusión, ¿qué nos puedes decir sobre los impactos del aumento al salario mínimo?

Que la ANEP y ARENA erraron en sus vaticinios y que el gobierno y otros sectores que apoyaron el aumento acertaron en sus pronósticos.

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