Por Toni Cerdà
Bruselas/AFP
Ecuador firmó este viernes un acuerdo comercial con la Unión Europea que podría representar una bocanada de aire fresco para la economía del país andino asfixiada por la prolongada caída del precio del petróleo y el fortalecimiento del dólar.
«Hoy [Ecuador] se convierte en un socio comercial de la UE», subrayó durante la firma oficial el vicepresidente ecuatoriano, Jorge Glas, para quien el acuerdo reforzará tanto su producción local como las relaciones con sus vecinos de la comunidad andina.
Con la rúbrica de hoy, los 16 millones de ecuatorianos se suman a este acuerdo multipartes, que la UE mantiene desde 2013 con Colombia y Perú y que está abierto a la incorporación del cuarto país de la comunidad andina, Bolivia.
Para la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, encargada de negociar en nombre de los más de 500 millones de europeos, «se trata del primer acuerdo de Ecuador con un país desarrollado», un «fiel reflejo de su intención de integrarse en la economía mundial».
El tiempo apremiaba para Ecuador para la firma de este acuerdo, negociado durante años antes de alcanzar un compromiso preliminar en 2014, ya que a partir de enero de 2017 perderá la extensión de las preferencias arancelarias acordadas por la UE.
Los intercambios comerciales entre Ecuador y la UE alcanzaron poco más de 4.500 millones de euros (unos 4.900 millones de dólares) en 2015, convirtiendo al país andino en el 60º socio comercial del bloque europeo.
Tras la aprobación del Parlamento Europeo prevista el próximo mes, productos ecuatorianos como flores, camarón, banano y atún mantendrán o mejorarán desde el 1 de enero el acceso preferencial que tenían hasta ahora, y otros muchos entrarán sin restricciones.
La UE incrementará por su parte sus inversiones y sus exportaciones en los sectores de la maquinaria, el automóvil y las bebidas alcohólicas, productos ahora muy caros en el país andino. Asimismo, se liberalizan los mercados de servicios y se abren los de contratación pública.
Una economía ecuatoriana, técnicamente en recesión
El prolongado declive de los ingresos petroleros tras años de bonanza ha dejado muy tocadas las finanzas del miembro más pequeño de la OPEP. Ecuador está técnicamente en recesión, con cuatro trimestres consecutivos de decrecimiento, la previsión es que el PIB se contraiga un 1,7% en 2016 y tiene un déficit fiscal calculado en más del 5%.
Además, la devaluación de las monedas de los países vecinos, como el peso colombiano y el sol peruano, le restó atractivo a su dolarizada economía, que el gobierno tuvo que proteger con unos aranceles adicionales -muy cuestionados por sus socios comerciales- que dispararon los precios y fomentaron el contrabando.
Con este panorama, la firma de este viernes en Bruselas permitirá al país andino ampliar su presencia en el mercado de la UE, que ya representa el principal destino de sus exportaciones no petroleras, con el 25%.
«El acuerdo permitirá diversificar la cartera de productos ecuatorianos en la UE, una oportunidad en una economía dolarizada que requiere dólares», señaló Jaime Carrera, director del Observatorio de Política Fiscal.
Para Carrera, «la entrada de productos europeos va a bajar precios, habrá más competencia y eso le va a obligar al Ecuador a ser más competitivo y más productivo».
‘Noticia positiva’ para la UE
El acuerdo con Ecuador llega en un momento de incertidumbre en la política libre comercial de la UE, que, aunque consiguió firmar duramente el mes pasado su acuerdo comercial con Canadá, no consigue avanzar en su controvertido tratado estrella con Estados Unidos, conocido como TTIP.
La elección al frente de la primera economía mundial del republicano Donald Trump, quien expresó durante la campaña su oposición a este tipo de acuerdos, añade un poco más de incertidumbre.
Malmström, quien calificó la firma con Ecuador como una «noticia positiva», reconoció este viernes una eventual «pausa» en las negociaciones con Washington.
El acuerdo con Ecuador «es una indicación clara de que la política comercial de la UE consigue resultados», defendió este viernes el presidente protémpore del Consejo, el eslovaco Peter Ziga. «Las acciones hablan con más fuerza que las palabras», agregó.
Los mandatarios de la UE, un bloque debilitado desde el crash financiero de 2008, defienden los beneficios de estos acuerdos de libre comercio, como el que negocian con los países del Mercosur, para la recuperación económica y la creación de empleos.