QUITO/Xinhua
Analistas y politólogos coincidieron este lunes en afirmar que el virtual triunfo presidencial del ex banquero conservador, Guillermo Lasso, en las elecciones del domingo, demuestra que los ecuatorianos optaron por una nueva visión de país luego de 14 años de hegemonía “correísta” en las urnas.
Lasso se declaró la noche del domingo vencedor de la segunda vuelta presidencial una vez escrutado el 97 por ciento de las actas, según las cuales llevaba la delantera con el 52,51 por ciento de los votos válidos, frente a su rival, Andrés Arauz, que apoyado por el ex presidente Rafael Correa (2007-2017) obtenía el 47,49 por ciento de los sufragios.
La tendencia se mantuvo este lunes y todo apunta a que no será alterada, aunque el recuento sigue abierto en el Consejo Nacional Electoral, que demorará unos días la proclamación oficial de resultados.
La politóloga Arianna Tanca afirmó que la victoria de Lasso obedece a su “estratégica” campaña en la segunda vuelta en la que “dio mucho más énfasis a otras agendas que están fuera del debate entre correísmo y anticorreísmo”, el cual ha marcado el polarizado escenario político del país en los últimos años.
“Lasso ha logrado apoyar esta narrativa del encuentro en sintonía con un Ecuador más democrático, donde se respete la tolerancia, la diversidad”, apuntó.
En esa misma línea, el politólogo y docente universitario, Arturo Moscoso, opinó que en el electorado “ha calado el mensaje de cambio” que ha promovido Lasso, quien durante la campaña utilizó el diálogo como estrategia para sumar apoyo. “Lo que se ve es que la mayoría de la ciudadanía ha optado por una visión más democrática de la política, lejos de ese autoritarismo que caracterizó al ‘correísmo’ durante sus 10 años de gobierno; es un modelo que ha demostrado su fracaso”, añadió.
La virtual victoria de Lasso en su tercer intento por llegar al poder, constituyó la primera derrota en unos comicios presidenciales del otrora movimiento oficialista Alianza País (AP), fundado por el ex mandatario Rafael Correa hace casi 15 años.
Lasso, de 65 años, perdió la Presidencia en 2013 ante Correa por un amplio margen, y en 2017, por poca diferencia, ante el actual presidente Lenín Moreno, elegido por Correa como su sucesor para continuar por la senda de la “Revolución Ciudadana”, su proyecto político de tinte socialista, lo cual no ocurrió.
Pero más allá de que Lasso, quien lidera la oposición al “correísmo”, haya logrado un margen relativamente holgado en el balotaje, los expertos señalan que deberá colocar como punto central de su agenda la búsqueda de consensos con diferentes sectores políticos y sociales.
Y es que, políticamente, Lasso no gozará de mayoría absoluta en la Asamblea Nacional (Congreso), donde el “correísmo” tiene mayoría, aunque no suficiente.
Frente a esa fragmentación, el politólogo Santiago Basabe dijo en entrevista con Xinhua que Lasso tiene que estar abierto a negociar con todos en aras de establecer acuerdos mínimos para dirigir el país.
“Más allá de las diferencias existentes, a nadie le puede quedar duda de que los seguidores del ex presidente Rafael Correa constituyen la primera fuerza política del país. Negarse a debatir con ellos sería arrancar el gobierno en un escenario hostil que puede degenerar en una innecesaria escalada de conflictividad política y social”, afirmó.
El también docente e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales añadió que Lasso debe aprovechar el gesto democrático del candidato “correísta”, Arauz, quien reconoció su derrota e invitó al nuevo gobierno a dialogar.
“Ahí hay una oportunidad para que Guillermo Lasso dé pasos en firme de cara a reducir las tensiones y la polarización existente en el país. En definitiva, mucho espacio para la negociación en lo político y mente abierta para asumir y enfrentar las diferencias”, dijo Basabe.
Según los expertos, a Lasso le esperan varios desafíos en momentos en que el país está inmerso en una múltiple crisis: económica, política, social y sanitaria por la pandemia del nuevo coronavirus (COVID-19), con un aumento del desempleo y la pobreza.
“Se va a necesitar un liderazgo profundo del nuevo presidente; se ganó la primera batalla, pero viene la más importante: gobernar”, opinó María-Paz Jervis, politóloga y decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de la Universidad Internacional SEK.
Desde esa perspectiva, consideró que Lasso deberá “concretar la apertura que demostró en la campaña a personas que piensan distinto, abrirse a otras posibilidades y resolver los grandes temas que preocupan a los ciudadanos”.