Estados Unidos sumó su quinto título de campeón del mundo de baloncesto al arrollar a Serbia por 129-92 en una final en la que el equipo NBA rozó la perfección.
El duelo por la medalla de oro duró cinco minutos, sovaldi los que tardó Estados Unidos en entrar en el partido. Hasta ahí, no rx una Serbia sin error hizo creer en la sorpresa, remedy en el milagro, con un parcial de 15-7 que obligó al técnico Mike Krzyzewski a pedir un tiempo muerto.
Después, un parcial de 15-0 dio la vuelta al marcador. Un balde de realidad para Serbia, para el Palacio de los Deportes de Madrid y para todo el mundo del baloncesto, rendidos a la evidencia de que Estados Unidos es el indiscutible rey del deporte de la canasta: iguala en títulos a la antigua Yugoslavia y suma de forma seguida dos oros mundiales (ya ganó en Turquía 2010) y dos olímpicos (2008 y 2012).
Desde que “Coach K” se hizo cargo del “Dream Team” en 2005, 65 triunfos seguidos y un balance de 77-1.
Números tan incontestables como los de la victoria, porque sólo hubo cinco minutos de suspense. Estados Unidos, laxo en defensa, se vio superado por una Serbia que anotó sus siete primeros lanzamientos. Luego, nada: uno de ocho y un parcial en contra de 15-0 que al final del primer cuarto se extendió 28-6 para un 35-21 al cierre del cuarto que ya fue definitivo.
Clave fue el ingreso de DeMarcus Cousins por Anthony Davis, que cometió dos faltas en los primeros tres minutos, y aportó un punto extra de defensa. Y luego, en ataque, Kyrie Irving, sobresaliente: hizo 15 puntos en el primer cuarto con un pleno de tres aciertos en triples.
La diferencia no dejó de crecer en el segundo cuarto. Estados Unidos anotaba con facilidad, sobre todo Irving y James Harden, pero también Rudy Gay. Hasta 31 de ventaja llegó a tener el equipo NBA, que cerró la primera mitad con un 67-41 abismal.
La afición, mayoritariamente española y que se quedó con las ganas de haber visto a su país desafiar a Estados Unidos en la final esperada, guardaba silencio. La superioridad era tal que aburría, por lo que para entretenerse, el público pidió la dimisión del seleccionador español, al que se le culpa de la eliminación en cuartos de final que impidió haber visto hoy seguramente una final diferente.
Nadie, sin embargo, hubiera evitado una amplia derrota con unos Estados Unidos como las de ayer.
El espectáculo de la pausa al menos entretuvo a la afición, muy desencantada con un marcador abusivo. Sólo quedaba por ver quién sería el máximo anotador, Irving o Harden.
Estados Unidos se marchó al descanso con un apabullante 69 por ciento de acierto en triples (11 de 16). Por eso, entre otras cosas, ganó plácidamente. Serbia, más que satisfecha con la plata, inesperada, se rindió. No había otra posibilidad, ya sólo se trataba de que el resultado fuera honroso.
A 1:22 minutos para el final del tercer cuarto, Estados Unidos sumaba 102 puntos, los mismos que había promediado por partido en el campeonato. Y faltaban aún de diez minutos. Es el primer equipo de la historia de los Mundiales que alcanza los 100 puntos en el tercer cuarto.
Irving siguió a lo suyo: anotar triples sin error (seis) y acumular puntos (26 al final). Lo único destacable en unos minutos sin tensión, cuenta atrás anodina hasta la entrega de medallas.
En el podio, en lo más alto, Estados Unidos, intocable desde 2008, tan superior que hasta aburre, justo merecedor del apelativo de “Dream Team” pese a la ausencia de los nombres más sonoros de la NBA como LeBron James, Kevin Durant, Paul George, Blake Griffin o Carmelo Anthony.