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EJÉRCITO EN COMUNIDADES ANTI EXTRACTIVISTAS

JOSÉ GUILLERMO MÁRTIR HIDALGO

El ejército es la institución encargada de las acciones bélicas de un Estado1. Puede estar formado por una o más ramas militares. Su función principal es la defensa del Estado y sus intereses contra las amenazas externas. Los militares, pueden funcionar como subculturas sociales y emplearse para otras funciones dentro del Estado.

Su organización se caracteriza por la estricta jerarquía de mando. Se agrupan por rangos: oficiales, suboficiales y personal de menor categoría. Los oficiales superiores toman las decisiones estratégicas y el personal militar subordinado las cumple. Las ramas militares son: el ejército de tierra, la fuerza aérea y la marina, también llamada armada. Las fuerzas armadas pueden estar formadas por ciudadanos reclutados, soldados profesionales o combinados. El mando supremo suele ser el Jefe de Estado o la persona a quien delegue. Los militares de carrera se forman en diferentes academias militares.

En general, los ejércitos fueron creados para preservar la soberanía del Estado, frente a posibles agresiones externas2. Pero hoy, la seguridad se relaciona con otro tipo de amenazas: preservar el medio ambiente frente al cambio climático, prevenir pandemias, desastres naturales, migraciones masivas, crimen organizado, extremismo violento y conflictos armados. Para evitar el uso de la fuerza militar, se debería interponer todas las medidas políticas y diplomáticas. Se necesitaría el uso de la fuerza disuasoria para pacificar y mediar en un conflicto. Ese papel debería recaer en las Naciones Unidas.

Actualmente, no se percibe amenazas externas que pongan en peligro la seguridad nacional. Para las amenazas internas se disponen de los cuerpos de seguridad, los organismos de justicia y agencias de información para prevenirlos y hacerles frente. Por tanto, la posibilidad de una guerra entre naciones ha desaparecido. Así que, ¿Por qué mantener militares? La reducción de efectivos o su disolución, ahorraría recursos monetarios que podrían destinarse al desarrollo local y a la economía productiva, con ello, se produciría mucho más bienestar a la población.

Las fuerzas armadas no fueron formadas para hacer frente a desastres naturales ni prestar servicios civiles, que pueden resultar más eficaces y eficientes en manos de cuerpos civiles. Por tanto, las fuerzas armadas deberían reducir de tamaño o disolverse, respetar los derechos humanos y promover políticas de neutralidad.

UNA ÉLITE POLÍTICA

La periodista salvadoreña, Carmen Valeria Escobar, en su artículo “La Fuerza Armada Salvadoreña, de soldados rasos a una élite política” nos narra que, a inicios del siglo veinte, las oligarquías cafetaleras le dieron a la Fuerza Armada, privilegios que le permitieron dejar de ser simples soldados, para transformarse en una élite política3.

Los militares han sido una herramienta de gobernanza por excelencia. Ese poder se ha visto reflejado, en la impunidad con la que han enfrentado la justicia después de la guerra civil. Cada gobierno que ha llegado al poder ha preferido encubrir los crímenes de guerra que enfrentar a la Fuerza Armada de El Salvador como enemiga.

Escobar sostiene que El Salvador fue fundado como un país que siempre luchó contra un enemigo común. Sus clases dominantes, siempre usaron a los militares para dar esa pelea. La década de los ochenta del siglo pasado fue una época de protagonismo y poder para la Fuerza Armada de El Salvador. En la década de los noventa, luego de los Acuerdos de Paz, los militares perdieron relevancia, pues no existía el enemigo común.

En el dos mil tres, con el presidente Francisco Flores, los militares regresaron al espacio público. Flores los convocó para quitar del camino al nuevo “enemigo del pueblo”: las pandillas. La utilización de los militares en tareas de seguridad se mantuvo en los gobiernos de la derecha y en los gobiernos de la izquierda. El gobierno de Bukele, ha continuado la utilización de los militares en el “Plan Control Territorial”.

Las pandillas, el enemigo común, pasaron a ser parte y actores de los partidos políticos. Y los militares pasaron de cuidar los perímetros de los penales, a meterse en la Asamblea Legislativa el nueve de febrero de dos mil veinte. La fórmula es sencilla: el enemigo se mata a balazos y las balas las tienen los militares. Escobar concluye que, las cuotas de poder de las élites, se han ido construyendo desde hace un siglo. La oligarquía y los militares han aprendido a convivir para no chocar entre ellos. Igualmente, han entendido que su poder llega, hasta donde comienza el de Estados Unidos. Pues los sucesos del domingo nueve de febrero de dos mil veinte, se dieron bajo el visto bueno del embajador de Estados Unidos, Ronald Johnson.

UN PATRÓN REPRESIVO

El periodista salvadoreño, Eric Lemus, en su artículo “Nayib Bukele cerca militarmente región del El Salvador donde está el poblado que rechaza la minería metálica” informo que, un asalto sorpresivo contra policías que realizaban un patrullaje, el treinta de julio de dos mil veintitrés, condujo a miles de soldados al departamento de Cabañas4. Provincia donde surgió el movimiento ecologista, cuyo rechazo a la minería metálica logró la ley contra proyectos extractivistas a nivel nacional.

El operativo de búsqueda de pandilleros fue antecedido por incursiones de los cuerpos de seguridad que capturaron a cinco ambientalistas, miembros de la Comunidad Santa Marta, acusados de un crimen perpetrado durante la guerra civil en los años ochenta. La fiscalía los acusó bajo el régimen de excepción con un testigo secreto, reserva total, sin acceso a un abogado y acusándolos de asociaciones ilícitas.

En abril de dos mil diecisiete, el Congreso Salvadoreño prohibió la minería metálica a nivel nacional, tras un intenso debate iniciado por organizaciones ambientalistas que rechazan inversiones extractivistas que pongan en riesgo los recursos naturales. La captura de los ambientalistas va creando condiciones para detener la resistencia a la actividad minera. El ejército llegó a las comunidades en Suchitoto, Santa Marta, Cinquera, Copapayo, Pepeshtenango y Agua Caliente, quienes presentan una larga tradición de organización y lucha. El gobierno de Bukele ha favorecido el acoso policial y militar. Las comunidades denuncian diversos casos de abuso de autoridad del ejército contra jóvenes y campesinos. El Salvador vive, desde marzo de dos mil veintidós, bajo el estado de excepción que elimina toda garantía constitucional y facilita la captura inmediata de personas.

La periodista salvadoreña, Lissette Mondragón. escribió, el veintitrés de diciembre de dos mil veinticuatro que, en la última sesión plenaria del año recién pasado, la Asamblea Legislativa de El Salvador aprobó la nueva Ley General de Minería Metálica5. Con la cual se derogó la Ley de Prohibición de Minería Metálica aprobada en el dos mil diecisiete. Y David Alfaro, periodista salvadoreño, informó el ocho de enero del presente año que, nuevamente se han enviado soldados a Cabañas6. Han llegado a la comunidad San Isidro, en un contexto de resistencia ambiental. Por lo que dicha presencia se alinea con un patrón represivo: el uso de la fuerza para silenciar la oposición y garantizar intereses económicos o políticos.

La comunidad San Isidro se está preparando para hacerle frente a la minería. Ellos van a defenderse como puedan, pues no desconocen la lucha social que también han librado en el pasado. La resistencia de las comunidades conducirá al gobierno a usar la fuerza.

Para el antropólogo salvadoreño Marvin Aguilar, el tema de la minería debe resolverse en los tribunales y no con el ejército en la comunidades7. El alto mando debe tomar una decisión apegada a la constitución y a la leyes. Si deciden acompañar a los políticos, deben estar preparados para las consecuencias que habrá en el futuro. La Fuerza Armada debe portarse a la altura de lo que va a demandar este año y los próximos. Si va a las comunidades a reprimir a la gente, será responsable que la ciudadanía salvadoreña se replantee su existencia. Aguilar afirma que no es posible que el ejército sirva siempre para reprimir a la gente más pobre.

(Endnotes)

1. Ejército. En: https://es.wikipedia.org/wiki/Ejército

2. Para que sirven las Fuerzas Armadas. En: https://centredelas.org/actualidad/par-que-sirven-las-fuerzas-armadas/?lang=es

3. Escobar, Carmen Valeria. La Fuerza Armada Salvadoreña, de soldados a una élite política. En: https://www.divergentes.com/militarismo-en-centroamerica/el-salvador/

4. Lemus, Eric. Nayib Bukele cerca militarmente región de El Salvador donde está el poblado que rechaza la minería metálica. En: https: //www. Expediente publico.org/nayib-bukele-cerca-militarmente-region-de-el-salvador-donde-esta-el-poblado-que-rechaza-mineria-metalic/

5. Mondragón, Lissette. Aprueban la minería metálica en El Salvador. En: https://www.laprensagrafica.com/elsalvador/Ley-de-mineria-en-El-Salvador-seria-aprobada-sin-discusion-20241222-0054.html

6. Alfaro, David. Bukele ya envió soldados a la comunidad San Isidro, Cabañas, con el fin de causar terror. En: https://www.diaricolatino.com/bukele-envia-soldados-san-isidro-cabañas/

 

7  Encuentro TVX: Julia Evelyn Martínez, Economista y Marvin Aguilar, Antropólogo. En: youtube.com/watch?v=mgrmOrUzsXA

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