Por Diego Urdanete
Miami/AFP
Las fuerzas militares en América Latina han cambiado de paradigma, medical dejando atrás el esquema represivo y asimilando el respeto de los derechos humanos, recipe afirmó este jueves a la AFP el director de una ONG encargada de hacer seguimiento a varios cuerpos castrenses de la región.
«Hay un cambio de paradigma. El militar clásico uruguayo, hondureño, chileno, ya oye de derechos humanos y no le suena a comunismo», dijo Daniel Baldizón, director del Centro de Estudios, Capacitación y Análisis de los Derechos Humanos (CECADH) de Costa Rica en entrevista con la AFP.
Baldizón participaba en Miami en una reunión de representantes militares y de organizaciones no gubernamentales de 15 países del continente en la sede del Comando Sur estadounidense, para pasar revista a la Iniciativa de Derechos Humanos que fomenta su difusión en los ejércitos.
Los militares «han ido entendiendo que son sus aliados los derechos humanos, que aquel señor que alguna vez tuvo que apresar, de pelo largo y que tiraba cosas, estaba peleando por algo por lo que (ellos) también pueden pelear», dijo Baldizón.
«Todo aquel fenómeno de autoritarismo está afuera de los cuarteles» y hoy en día todos los ejércitos del continente tienen capacitación en derechos humanos, dice el jefe de la CECADH, contratada por el Comando Sur para hacer seguimiento de la Iniciativa de Derechos Humanos, que empezó a implementarse en 2002.
Baldizón concede que siguen registrándose «problemas» y «abusos» por parte de efectivos militares, pero afirma que actualmente la impunidad es mucho menor a la del pasado.
Una de las zonas que genera preocupación es Centroamérica, sobre todo aquellos países agobiados por la violencia y el narcotráfico que han sacado a las calles a los militares para encargarse de labores policiales, como en Honduras, Guatemala y El Salvador, admitió.
Organizaciones civiles centroamericanas han advertido que los cuerpos militares no están preparados para acometer funciones de seguridad pública.
No existe un solo militar «que quiera hacer labor de policía, ni uno, sin embargo acatan las órdenes que el poder civil les da», dice Baldizón. Además, suelen tener una mayor popularidad entre la población que los cuerpos policiales, agrega.
A Estados Unidos sí le preocupa que los militares realicen labores antes reservadas a otros cuerpos, admitió Leana Bresnahan, jefa de la oficina de derechos humanos del Comando Sur.
«No nos gusta ver eso de parte del gobierno de Estados Unidos, porque no es nuestra política», pero «reconocemos también la situación muy crítica de seguridad en algunos países», dijo a la AFP.
«Por eso la capacitación en derechos humanos es tan importante», apuntó.
Inseguridad y baja participación
El tema de la inseguridad es el más preocupante para Estados Unidos, dijo Bresnahan.
«¿Si la región se pone más inestable e insegura, qué va a pasar con los derechos humanos? ¿Si un Estado estuviera totalmente controlado por los narcotraficantes, qué pasa con los derechos humanos?», se preguntó.
Otro obstáculo a superar es la falta de incorporación de países a la Iniciativa de Derechos Humanos, a la que se han suscrito, además de Estados Unidos, solo diez naciones: Bolivia, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay.
Baldizón admite que a veces hay recelo en las fuerzas armadas que no entienden que una ONG sea la que haga el seguimiento del plan.
Asimismo, «razones ideológicas» han apartado a países como Bolivia, luego de haber sido una «estrella» en el proceso, según el director de la ONG.
Con Venezuela, Ecuador y Nicaragua, todos países con gobiernos de izquierda que han mantenido roces con Washington, tampoco ha sido posible mantener la cooperación, dijo.
Los líderes regionales son República Dominicana, Colombia y Perú, que tienen los institutos más grandes de derechos humanos dentro de sus ejércitos, agregó.