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Sonia Gutiérrez, afirma que las quemas de campos de caña de azúar, duran hasta 20 minutos o más, lo que provoca que inhalen humo y hollín en sus hogares por espacios prolongados que les afecta a la salud. Foto DiarioCoLatino/Alfredo Carías.

El abuso de quemas de cañaverales sigue impactando ecosistemas y la salud

Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

“No pudimos salvar al chucho, murió quemado ayer, es que esos incendios nos están dejando sin tierra, agua, y animales”, dijo Sonia Gutiérrez, de la comunidad San Isidro, Izalco, Sonsonate, quien denunció la práctica de quemas agrícolas en especial del monocultivo de la caña de azúcar.

Las organizaciones UNES, MESUTSO, ARUMES, Voces en la Frontera, CRIPDES, FESPAD, ECOS El Salvador, CORDES, Mesa por la Soberanía Alimentaria y ACAFREMIN, que integran la “Campaña Azúcar Amargo”, junto a habitantes de las comunidades rurales, exigieron al gobierno del presidente Nayib Bukele el cumplimiento de las leyes de protección del medio ambiente y sus ecosistemas, así como garantizar el derecho a la salud y la vida de los habitantes en la zona.

“Las quemas duran hasta 20 minutos o más. Hacen una ronda que es una manzana aproximadamente -avisan que inicia el fuego- hay una pipa (camión cisterna) por si el fuego se descontrola y se va para otro lugar, cuando el fuego está fuerte comienzan a salir corriendo los animalitos silvestres ahí mueren conejos, chachas y gallinas silvestres, porque cuando salen del cañal, los que dieron fuego al cañal los terminan matando para llevárselos”, narró.

“Eso es triste. Las quemas son entre las 5, 8 ó 10 de la noche, primero entra el humo del incendio luego cuando todo termina el viento levanta el -tile- (hollín que son partículas sólidas de carbón impuro pulverizado), que entra a las casas, todo eso lo inhalamos, es desastroso. Por ahora, las enfermedades respiratorias son las más frecuentes tos, alergias y neumonía, algunos nos dicen que por el tiempo frío, pero realmente es la zafra”, afirmó Gutiérrez.

Las quemas de cañaverales se realizan entre noviembre a febrero, período de la zafra en el país, sin embargo, esta práctica esta prohibida y reconocida en el cuerpo jurídico de protección al medio ambiente. Como el artículo 117, de la Constitución de la República, que manda al Estado a proteger los recursos naturales, la diversidad e integridad del medio ambiente.

“Es una práctica abusiva”, reiteró José Acosta, de Voces en la Frontera, al señalar que en los últimos meses han recibido una cantidad significativa de denuncias de quemas de campos completos de caña de azúcar, desde diferentes comunidades y que al final tendrán repercusiones graves, casi irreversibles para el país.

Organizaciones y comunidades que integran la “Campaña Azúcar Amargo”, , exigen al gobierno del presidente Nayib Bukele, el cumplimiento de las leyes de protección del medio ambiente, sus ecosistemas, así como garantizar el derecho a la salud y la vida de habitantes en la zona. Foto DiarioCoLatino/Gloria Orellana.

“Cuando se quema un campo sembrado de caña de azúcar, las temperaturas pueden alcanzar hasta los 700 Grados Centígrados, eso es equivalente a poner un ladrillo de barro a cocer en un horno. Es como un suelo impermeabilizado y esto obviamente hace que esa tierra pierda su fertilidad, luego de 5 ó 6 años de sembrar y quemar la caña en ese terreno, solamente lo abandonan, pero quedó un suelo estéril”, explicó Acosta.

Igualmente, denunció que continúa la deforestación de los bosques dulces y salados (manglares) para plantar este monocultivo, que no solo despoja del medio ambiente a los pequeños agricultores y habitantes de las zonas, si no también, les causa “un gran impacto en la salud”, por los gases que genera el incendio, así como el humo que deben de inhalar.

“Al quemar un cultivo de caña se genera un gas llamado hidróxido de carbono que provoca enfermedades respiratorias, infección en los ojos, o sea, provoca un efecto grave en la salud de los habitantes de las comunidades que viven aledañas a los campos de caña”, dijo.

“También se generan otro tipo de gases tóxicos peligrosos como el anhídrido sulfúrico, que al combinarse con el agua de la atmósfera, crea lo que se conoce como -lluvia ácida- esto afecta los cultivos de tomates, pipianes, chiles, papayas, que son las siembras que tienen los agricultores que viven cerca de los cultivos de caña, o sea, tiene un efecto directo esta práctica”, acotó Acosta.

Sobre estas denuncias que año con año realizan sobre la quema de la caña de azúcar, desde las comunidades organizadas y los movimientos ambientalistas, José Acosta lamentó el “papel tibio” de algunas instancias de gobierno frente a la problemática.

“Nosotros hemos venido denunciando y no nos vamos a cansar de hacerlo, pero de verdad exigimos a las autoridades del Estado tomar cartas en el asunto porque lo que pasa es grave, hemos visto el rol del Ministerio de Medio Ambiente (MARN) muy pasivo, mientras el medio ambiente se sigue deteriorando y contaminando, no está asumiendo su responsabilidad que mandata la Constitución de la República”, observó.

“Lamentamos mucho el rol tibio de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos en este tipo de temas cuando en años anteriores la PDDH tuvo un papel activo de denuncia en este tipo de prácticas y nuestras propias organizaciones realizamos -trabajos en conjunto- para documentar el impacto de los agroquímicos, el impacto de las quemas, pero en los últimos años la PDDH brilla por su ausencia en temas trascendentales que a todas luces viola los derechos humanos de la población”, reiteró Acosta.

A la quema de los campos de caña de azúcar se suma el uso de agroquímicos de alta toxicidad, alegó Acosta, al reseñar que el intento de la Asamblea Legislativa de prohibir 53 productos agroquímicos -entre ellos- el Glifosato, en el año 2013, quedó solo en un intento en donde los partidos ARENA y GANA decidieron retirar su apoyo al decreto, luego, que fuera devuelto por el expresidente Mauricio Funes, con unas observaciones para su aprobación.

“Esa iniciativa no prosperó de prohibir esos 53 agroquímicos, aprobaron el decreto, pero no se convirtió en ley, ese trámite pasó sin pena ni gloria al olvido, mientras, nos seguimos envenenando con este tipo de químicos peligrosos. Estamos trabajando actualmente en una propuesta para presentar a la Asamblea Legislativa, con la petición de prohibición del uso del Glifosato, ojalá y tengamos eco”, sostuvo.

“El Glifosato está ampliamente documentada, su incidencia con enfermedades cancerígenas, existen montañas de páginas de estudios de todas partes del mundo que afirman lo peligroso que es el glifosato. De hecho, en la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá ha sido prohibido y aquí en El Salvador se están usando alrededor unas 15 mil toneladas de agroquímicos cada año”, reprochó Acosta.

En la zafra 2021-2022 la industria cañera exportó 525 mil toneladas métricas de azúcar y 220 mil toneladas métricas, que la industria espera mantener este año y el próximo. Aunado a la ganancia por los precios del dulce en mercados alrededor del mundo.

Judith Barrera señaló que la quema de la caña de azúcar se realiza durante la zafra con el único propósito que cada caña “maximice la concentración de azúcar”, lo que se traduce en mayores ganancias para los industriales que exportan este producto a mercados internacionales.

“Sin importar que exista un marco que prohíbe y sanciona las quemas agrícolas, -estoy hablando de 7 leyes- no significa que solo sean estas las que existan contra esta práctica nociva contra el medio ambiente y las personas. Aquí, hablamos de una total omisión, de una intención de no cumplir las leyes o no tocar al sector azucarero desde la institucionalidad”, expresó.

“Si existe todo este articulado que prohíbe la quema de caña de azúcar, ¿Por qué seguir en discusiones vanas y repetitivas?, tenemos los decretos 7 y 5, el primero -lo presenta Lina Pohl- prohibiendo las quemas cuando hay vientos fuertes; 6 años después vuelve la discusión sobre las quemas y concluyen también que las quemas solo cuando hay vientos fuertes, cuando lo que está en juego es la salud de la gente y la protección del medio ambiente”, argumentó Barrera.

El Estado debería decretar una Alerta Roja por lo peligroso de la situación de los incendios en comunidades aledañas a los campos del monocultivo de la caña de azúcar. Y en cambio ante esa situación solo han decretado una Alerta Verde, pero por los vientos, cuando estos incendios y los vientos ya impactaron en las comunidades.

“¿Qué espera el Ministerio de Medio Ambiente, la Fiscalía o Ministerio de Agricultura y Ganadería para hacer valer estas leyes? , porque son las mismas que ellos han ido discutiendo y rigen su trabajo, pero no lo hacen, y los cañeros a todas sus anchas siguen quemando la tierra y afectando a la gente sin ningún problema”, puntualizó Barrera.

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