Teherán / AFP
El acuerdo sobre el programa nuclear iraní prevé un levantamiento gradual y condicional de las sanciones internacionales impuestas a Irán a cambio de la garantía de que Teherán no desarrolle armas atómicas.
El acuerdo fue alcanzado en Viena el 14 de julio de 2015, después de 12 años de crisis y 21 meses de intensas negociaciones, entre Irán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China) más Alemania.
Pero el 8 de mayo de 2018 el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió retirar a su país del pacto, anunciando la reimposición de las sanciones económicas contra Teherán.
– Reducción de la capacidad nuclear –
Teherán se comprometió a reducir sus capacidades nucleares (centrifugadoras, reservas de uranio enriquecido…) durante varios años.
El objetivo es impedir que Irán fabrique una bomba atómica, garantizando a Teherán el derecho a desarrollar una actividad nuclear civil. Irán siempre negó que su programa nuclear tuviera un fin militar.
Conforme a lo previsto por el acuerdo, Irán redujo el número de centrifugadoras autorizadas a enriquecer uranio a 5.060 (contra 10.200 en el momento de la firma del acuerdo) y se comprometió a no superarlo durante un período de 10 años.
Teherán también aceptó modificar su reactor de agua pesada de Araka, bajo control de la comunidad internacional, para imposibilitar la producción de plutonio con fines militares en esta instalación.
Según los términos del acuerdo, estas diferentes medidas aumentaron a un año lo que los especialistas llaman el «breakout time»: el tiempo que necesitaría Teherán para fabricar una bomba atómica. En el momento de la firma del acuerdo, se consideraba que era de dos o tres meses.
– Control –
La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) está encargada de controlar regularmente todas las instalaciones nucleares iraníes, con prerrogativas considerablemente más importantes.
Irán aceptó un «acceso limitado» de la AIEA a instalaciones no nucleares, en particular militares.
En agosto de 2018, la AIEA señaló que Teherán respetaba los términos del acuerdo, pero enfatizó en la importancia de su cooperación para proveer acceso a las instalaciones bajo control.
– Levantamiento de las sanciones –
El acuerdo, validado por el Consejo de Seguridad de la ONU el 20 de julio de 2015, entró en vigor el 16 de enero de 2016, abriendo la vía a un levantamiento parcial de las sanciones internacionales contra Irán.
Los embargos de la ONU sobre las armas convencionales y los misiles balísticos se mantienen hasta 2020 y 2023, respectivamente.
Desde entonces se han levantado numerosas sanciones internacionales, lo que abrió la puerta a la inversión extranjera, como la llegada de la petrolera francesa Total.
– Retirada de Estados Unidos –
En octubre de 2017, Donald Trump se negó a «certificar» que Teherán respetaba sus compromisos, pero aseguró que su país no se retiraba del acuerdo por el momento.
El 12 de enero de 2018, el presidente estadounidense confirmó la suspensión de las sanciones económicas levantadas en el marco del acuerdo, pero instó a los europeos a «corregir» los fallas en el acuerdo.
El 8 de mayo, Trump anunció que Estados Unidos se retiraba del acuerdo y que volvería a imponer sanciones contra Irán y las compañías con vínculos con la República Islámica.
Un mes más tarde, el 7 de agosto, Washington reimpuso una primera serie de «sanciones más duras que nunca», aunque de hecho solo fuesen una reiteración de las ya existentes antes de la firma del acuerdo, abarcando el acceso a fondos e industrias como la automotriz.
El 5 de noviembre se anunció una segunda serie de sanciones, esta vez contra el sector petrolero, vital para la economía iraní, y transacciones del banco central.