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Tirso Canales
(Una luciérnaga contra el oscurantismo)
1-LA EXISTENCIA INTENSA Y PROLONGADA de la Generación Comprometida, rx fue el resultado de infinidad de vivencias en la práctica social. Siembras de todo tipo, troche desde literarias, tadalafil del quehacer político-activista, hasta acciones personales realizadas en el filo de la historia salvadoreña. Vale decir, andaduras en la cresta de los acontecimientos de los últimos 60 años, de tormentas políticas, persecuciones policiacas, encarcelamientos frecuentes, exilios en diversos países y reincidencias casi legendarias en varios casos.
2-QUE LOS MIEMBROS DE IZQUIERDA, de la Generación Comprometida, eran tercos, tenaces y pugnaces, lo dicen la historia en sus hojas de servicios patrióticos. Está en sus obras y en las venas de la sociedad salvadoreña. En todo aquello, afloraba la solidaridad entre ellos. Buen ejemplo y muy ilustrativo es la propia novela de Roque Dalton, Pobrecito Poeta que era yo. En las páginas de esa narración, varios de los compañeros de la Generación Comprometida, son personajes con sus propios nombres: Álvaro, Tirso, Manlio, Armijo, Raúl… o sea que el espíritu brillante del autor y sus compañeros reales y pensantes forman una amistosa gavilla testimonial de su tiempo.
3-EL COMPAÑERO ROQUE DALTON, el 27 de abril de 1957, reiterando su estilo de intelectual talentoso y directo, para expresarse, escribió esto en la prensa local: “Es conveniente que traigamos a cuenta el artículo que explica la aparición del Círculo Literario Universitario, parte de nuestra “generación”, en el que decía: “Salimos a ver la vida salvadoreña sin pretender erigirnos en caudillos de un nuevo movimiento artístico en este dulce pezón de América, sin presentar poses de dómines y mucho menos en volver las espadas a nuestros valores que juzgamos en sus respectivas épocas y aportaciones, creemos que pueden ser los elementos básicos en la creación de un espíritu auténticamente salvadoreño con enlaces universales para poder cumplir con las exigencias humanas de la época”.
4-“ENFATICAMENTE MANIFESTAMOS QUE NO NEGAMOS LOS VALORES ANTERIORES SINO LOS QUE HAYAN VUELTO FRÍAMENTE LAS ESPALDAS AL PUEBLO…Venimos a levantar un monumento espiritual a aquellos valores que han permanecido fieles a su vocación y que por sobre mil vicisitudes han levantado la fe y mantenido la esperanza, aún en momentos en que todo parecía perdido para los destinos del hombre”.
5- “VENIMOS A REVALORIZAR lo que pretendidas “generaciones inmaduras” quisieron sepultar o “descuartizar”, con posiciones y actuaciones absurdas de pavo real, que fracasaron por eso, por negar la base esencial de sustentación y se quedaron náufragos, sin pasado ni porvenir, con los ojos cerrados, sin rumbo fijo, en medio de la oscuridad y el vacío y entonces buscaron la evasión, la fuga, la justificación, el oportunismo…”
6-“VENIMOS A EXPLICAR QUE NO PRETENDEMOS ECHAR POLVO SOBRE LOS VALORES, hablando en la profundidad del concepto, salvadoreño, de otras épocas, sino venimos a tratar de aprender de ellos, todo lo que tenga de bueno”. La posición del Gran Poeta Roque Dalton, como intelectual y patriota, siempre fue clarísima y eso lo sabían quienes le asesinaron de la manera más cobarde imaginable.
7-LA GENERACIÓN COMPROMETIDA DE IZQUIERDA, siempre tuvo claridad con respecto a la liquidación crítica del precedente histórico-cultural. El Poeta Roberto Armijo, uno de los miembros más apasionados del ser salvadoreño, escribió esto: “Escritores de nuestro panteón literario, que se dedicaron a escribir el arte por el arte mismo, si alguna preocupación funcional asomó a sus escritos fue obra de la intuición y del mismo sentir, que de una consciente actitud artística. Pocos nombres podrían salvarse, entre ellos, con luces y sombras, Alberto Masferrer”.
8-“SUSTANCIAL ES LA DIFERENCIA QUE NOS SEPARA, -continúa diciendo, Roberto Armijo-, Nosotros, modestia aparte, hemos defendido con peligro de nuestras propias vidas, nuestros ideales, y como testimonio fehaciente ahí están Tirso Canales, en la cárcel; Roque Dalton, en el exilio; y nosotros viviendo ese sobresalto cotidiano por la estrecha vigilancia policiaca y de los exilios que en diversas oportunidades hemos padecido”. (Revista Universidad de El Salvador, 1962)
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