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El agua, el más fundamental de los derechos humanos

Chencho Alas

La mayoría sabe que el agua es el mayor componente del cuerpo humano, un promedio de 70% en los hombres y de 60% en las mujeres debido al mayor tejido adiposo existente en ellas. Tenemos que cuidar la cantidad de agua que almacenamos en nuestro cuerpo; si perdemos el 10%, nos ponemos en una situación de riesgo, y si perdemos el 20%, caemos en una condición tan grave que podemos morir. Debido a esta realidad, el agua constituye el derecho más fundamental para la vida; es el primer derecho que tenemos del cual dependen los demás y por lo mismo, no se puede privatizar.

El papa Francisco nos lo confirma en su “Carta Encíclica Laudato Si’, sobre el Cuidado de la Casa Común: Mientras se deteriora constantemente la calidad del agua disponible, en algunos lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía que se regula por las leyes del mercado. En realidad, el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos” (#30). Según el Papa, privatizar el agua equivale a “negarles (a los pobres) el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable”(#30).

Según las noticias publicadas por lapagina.com.sv el pasado 7 de junio, miembros de varias organizaciones participaron en una marcha hacia la Asamblea Legislativa para exigir a los diputados de las diferentes tendencias la aprobación de la Ley General de Agua y la no privatización de esta. Hace ya algunos años participé en una conferencia en el hotel Crowne Plaza de San Salvador. A mi lado tenía a un rico arenero de Ahuachapán quien estaba más preocupado de sus asuntos que del tema de la reunión. Me comentó cómo debido a sus habilidades políticas había logrado la aprobación del embotellamiento del agua de su finca dotada de un rico manantial que no necesitaba purificación. Había financiado la elección de 12 candidatos a diputados del partido ARENA y ellos le habían dado los votos para salir adelante con su negocio.

El partido ARENA tiene la nariz y los ojos puestos donde hay dinero o se puede acumular más dinero. El pueblo no le importa. En cada ocasión se ha valido de todos los instrumentos disponibles para lograr sus objetivos: dolarización; corrupción: caso Paco Flores y compañía; control de los medios de comunicación de masas; presión de las corporaciones a sus empleados para que voten por sus candidatos; reparto de tamales, láminas, camisetas en las campañas electorales… la lista no tiene fin.

¿Se lograrán los votos necesarios para la aprobación de la Ley General de Agua y la no privatización de esta? Sí, si el pueblo continúa tomándose las calles para exigir que el Gobierno sea el único regulador de su distribución y de la calidad de la misma. Sí, si todas las fuerzas vivas se unen para asegurar el derecho fundamental y universal al agua. Las parroquias, las iglesias deben de participar en esta lucha. En mi tiempo, alrededor de 50 parroquias jugaron un papel fundamental en la denuncia de la opresión y en la necesidad de organizarse para lograr la justicia y la democracia. Sí, si se ejerce la presión ciudadana como en el caso de la construcción de un nuevo Hospital Rosales y uno más en la zona de Nejapa.

Ahora el pueblo tiene un instrumento poderoso para crear conciencia ciudadana en los miembros del Gobierno: sea la Asamblea Legislativa, el Ejecutivo, la Corte Suprema de Justicia o la Fiscalía. Este instrumento está en el Internet de las computadoras y los celulares. Hay que usarlos para crear democracia. Es un instrumento más poderoso que los diarios o los canales de TV.

El papa Francisco, que tiene una visión más amplia de la importancia del agua y de la escasez que se viene, nos pide que estemos atentos ante los problemas que pueden ser la fuente de los principales conflictos de este siglo. Nos dice que las grandes empresas mundiales ya tienen sus ojos en la privatización. Debemos estar atentos y al pie del cañón: el agua es un bien fundamental y universal. No nos pueden arrebatar ese derecho humano, fuente de todos los otros derechos.

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