Chitral/AFP
Joris Fioriti
El paisaje de las montañas cercanas al Himalaya es sublime, pero si uno mira de cerca el bello río que serpentea por el valle, está lleno de plástico. En un mundo que empieza a adquirir conciencia de los peligros del sobreembalaje, Pakistán figura entre los malos alumnos.
Las bolsas plásticas de uso único matan cada año a un millón de pájaros, cientos de miles de mamíferos marinos, tortugas e innumerables peces. Unos 127 países entre ellos Pakistán, han legislado sobre el problema, según la ONU.
Pero siguen omnipresentes en este país asiático, donde las políticas ambientales se deciden a nivel provincial o local, sin coordinación ni componente educativo. Para la población buena parte pobre y analfabeta, estos temas no son prioritarios.
En el distrito verde y montañoso de Chitral (noroeste), donde se firmaron dos decretos para prohibir las bolsas, todos en su mercado principal parecen tener una.
“A mi me gustan las bolsas plásticas. Cuando llego a mi casa las tiro afuera. “Se que no está bien, pero no tenemos recogida de desechos”, afirma Khairul Azam, en un tienda de comestibles.
“Luchar por el ambiente, no entiendo lo que quiere decir eso”, observa Mohammad Tahir, un vendedor de 42 años.
–“Cada vez más pequeño”-
Las “shoppers” (su nombre local) son una plaga en Pakistán, están en los bordes de las carreteras, los caminos rurales, los ríos, bloquean las tuberías, lo que provoca inundaciones y aumenta las aguas residuales.
El mar de Arabia donde se vierten las cloacas de Karachi, una megalópolis de 20 millones de habitantes está saturado.
Según un estudio del centro de investigación ambiental alemán Helmholtz: el Indo que atraviesa Pakistán es el segundo río más contaminado de plástico del mundo, detrás del Yangtsé, en China.
Los desechos que no son tirados a los cuatro vientos son a menudo quemados por la gente, lo que genera humos tóxicos.
“El plástico no se degrada. Se hace cada vez más pequeño”, observa Hassaan Sipra, un investigador medioambiental.
“Los animales lo comen. Luego uno come los animales. Eso provoca problemas del hígado, diabetes, diarrea”, según un informe de la ONG WWF, según el cual un ser humano ingiere hasta cinco gramos de plástico por semana, el peso de una tarjeta de crédito.
Cada año se producen 55.000 millones de bolsas en Pakistán, según una asociación de fabricantes, es decir, 0.7 bolsas se utilizan cada día por habitante. En la Unión Europea donde fueron tomadas medidas estrictas la proporción es de 0.5.
-Plástico “cultural”-
Económica y práctica la bolsa de plástico se volvió “cultural” en Pakistán, lamenta Nazifa Butt, investigadora de WWF. “No te venderán nada sin plástico. Sería un insulto”, dice.
“La gente carece de conciencia ambiental”, remarca Butt, partidaria de una campaña “puerta a puerta”.
En Chitral las autoridades prohibieron las bolsas de plástico en 2017, favoreciendo las de tela. Desde mayo solo las biodegradables están autorizadas, aunque el impacto ambiental sea también negativo.
También hay campañas de “sensibilización” en las escuelas, según un funcionario local.
Pero los resultados dejan mucho que desear. Muchos comerciantes no ofrecen bolsas “bio”. “El gobierno local no es sincero. No controla nunca”, lamenta Shabir Ahmad, presidente del sindicato de comerciantes de Chitral.
“Yo podría confiscar todas las bolsas plásticas en una hora. Pero luego ¿cuál sería la alternativa?”, responde Khurshid Alam Mehsud, responsable administrativo del distrito que pide más “tiempo”.
-“Una historia de amor que debe acabar”-
Las provincias de Sindh (sur), Khyber-Pakhtunkhwa (noroeste, del que forma parte Chitral), y las ciudades de Lahore (este) o Islamabad también prohibieron su uso. Pero la ley no se aplica.
El gobierno del primer ministro Imran Khan quiere corregir eso, afirma su ministro para el Cambio Climático, Malik Amin Aslam.
El 14 de agosto entrará en vigor la prohibición en la capital, con altas multas a quienes irrespeten la disposición.
Los fabricantes de plástico que dicen generar 400.000 empleos directos e indirectos protestan.
“Esta historia de amor de Pakistán con el plástico debe acabar”, expresa Aslam.