Patricia Meza
Erick Valiente
Suplemento 3000
Cuando el viento con lentitud susurra una melodía, sovaldi los sentimientos más inexplicables se apoderan del alma.
No hacen falta las palabras, healing la música se convierte en el lenguaje perfecto que permite, no solo escuchar, sino saborear los sonidos que se van transformando en notas musicales llenas de vida para llenar la mente y los corazones.
«Andante a Sottovoce» es una pieza compuesta para la sección de cuerdas de la Orquesta Sinfónica Juvenil, que hace alusión al caminar tranquilo de una persona acompañado de un leve susurro.
Fabricio Benítez es el compositor de esta melodía que surgió de un “ atasco artístico”, como él lo define: el resultado de un proceso creativo y exitoso del 2012.
Sus inicios musicales se marcan cuando tenía 15 años y conoció los instrumentos musicales , en el complejo educativo Nuestra Señora del Rosario en San Marcos, donde estudiaba el noveno grado y recibió por primera vez una clase básica de música.
Las notas fueron abriendo para el joven músico el camino de la interpretación, primero con una guitarra con la cual acompañaba melodías y luego el violín, que como dice Benítez “tiene su propia voz”.
Pero estos instrumentos no lograron llenar las expectativas del compositor a quien las circunstancias lo obligaron a reencontrarse con lo que él buscaba, la viola.
Esta se convierte para él en la inspiración y la identidad. Y es así como su inclinación musical, que no fue heredada por sus abuelos o padres, le dan a Benítez el significado de romper los esquemas y sobre todo de creer en que es capaz de hacer lo que le gusta.
“Para mi esto no es un juego, quiero demostrar que es lo que quiero en mi vida”, afirma con ahínco el joven músico que cree también en la música es un lenguaje hecho de sentimientos y de recursos poéticos.
Hace seis años Fabricio encontró el espacio idóneo para desarrollar sus inquietudes artísticas, en la Orquesta Sinfónica Juvenil.
Benítez señala que uno de sus sueños es seguir componiendo.
Por ahora Sottovoce susurra ese deseo de querer hacer bien las cosas y de que la sociedad salvadoreña crea en los talentos que los jóvenes tienen y que muchas veces no se conocen porque no hay apoyo.
“Escribir una pieza musical, es como escribir un cuento, utilizando algunos recursos propios de la música, como son la tonalidades menores que dan la sensación de tristeza.
El tiempo, el aire y la tierra se marcan musicalmente y pueden convertir las vivencias tristes o alegres en una hermosa composición susurrada lentamente.
A sus 22 años de edad, Fabricio puede estar seguro de haber alcanzado uno de sus sueños en la OSJ ya que interpretó el «Andante a Sottovoce», en la apertura del concierto homenaje al Director de la Orquesta Sinfónica de El Salvador, German Cáceres.
Y es la primera vez en la historia de la OSJ que interpretan una composición hecha por un joven miembro de ella.
«Me siento agradecido por la oportunidad que la OSJ me dio y es un honor que el director del concierto la ejecutara», expresó el joven músico y compositor.
Entre los retos de Benítez están convertirse en un compositor, ya que hay muy pocos, también formarse profesionalmente y trabajar para su país.
Fabricio afirma que tiene composiciones incompletas que se desarrollarán con el tiempo, en espera de “atasco artístico”.
Benítez cursa quinto año de la Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), y entre sus proyecciones se encuentra poder cumplir su sueño de dedicarse a lo que le apasiona: la composición musical.
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