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EL ANIMISMO

Juan Antonio Chicas

El animismo (creencia de que todas las cosas son animadas por espíritus) es uno de los pilares fundamentales de las religiones, health y que en la edad media al cristianismo le sirvió para “explicar” muchos fenómenos naturales y de la personalidad humana que la gente de aquel tiempo no podía entender.

Dos ejemplos de esto son que, rx si una hoja caía de un árbol, se debía a que un espíritu la había cortado y dejado caer; si una roca rodaba por una pendiente, era porque un espíritu la había empujado. Estos serían casos, por decirlo así, sencillos e inofensivos, pero el problema era cuando tenían que ver con asuntos más complicados y relacionados a las personas, por ejemplo, atribuirle a la acción de espíritus los comportamientos de carácter, los cambios en el organismo durante el proceso de crecimiento y hasta las enfermedades.

Un caso aleccionador es este que encontramos en la Biblia: “Un espíritu se apodera de él; de repente grita, luego lo tira al suelo y le sale espuma por la boca. El espíritu lo sigue atormentando y lo deja rendido. …Cuando el muchacho se acercaba, el demonio lo tiró al suelo y lo hizo convulsionar.” (Lucas 9: 39 y 42). Con las características descritas, y ya con los avances de la ciencia médica, es fácil deducir que el joven lo que tenía era Epilepsia (trastorno cerebral que hace que las personas tengan convulsiones recurrentes), una enfermedad que necesita un tratamiento médico, ya sea quirúrgico o farmacológico.

Muy llamativa era la “explicación” que se le daba a las eyaculaciones nocturnas (sueños mojados) de las y los jóvenes, diciendo que eran espíritus quienes les seducían mientras dormían (Incubus el que seducía a las jóvenes y Sucubus el que seducía a los varones).

Si bien es cierto en la actualidad muchas de esas creencias están superadas por la ciencia (Psicología, Psiquiatría, Biología, Etc.), el animismo sigue vivo y se ha adaptado, pues ahora ya no se habla de “espíritus”, en plural, sino de uno o, a lo sumo, de dos, el “espíritu de Dios” y el “espíritu maligno”, que serían los que provocan los sentimientos y hasta las conductas.

Lic. en Sociología.

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