Carolina Cárdenas Jiménez,
Escritora colombiana
Recuerdo que en ese sueño vi como los días se le iban a Van Gogh contemplando el cielo, admirando cada estrella que se encendía en el infinito, percibiendo cómo el movimiento de la tierra hacía que la luna también se viera, unas veces, en una danza suave y, en otros instantes, en un balanceo vertiginoso. Cada ser de la naturaleza era un milagro para él. Un atardecer, la lluvia, el viento o el sol: luces que se proyectaban a través del espíritu. De pronto, detrás del pintor vi uno de sus maravillosos cuadros: La noche estrellada. En esta pintura está delineado un firmamento en el que un grupo de estrellas dan la sensación de un infinito movimiento. El cuadro captura el universo y el tiempo que se desliza entre las grietas de los días.
Al día siguiente en una sala de exposición se me presentó la paradoja del sueño, de la pintura. Apenas escuché los murmullos de varios jóvenes que observaban una obra que la componía un grupo de latas de cerveza dispersas por el piso, parecía que ellos intentaban buscarle un significado, pero por más que lo hacían no lograban ver esos objetos más allá de ser unas piezas congeladas en el tiempo. Yo las veía desmembradas del espíritu del artista, como formas vacías y algo que uno se podría encontrar en cualquier esquina.
De repente, uno de los jóvenes no pudo continuar en silencio: esto no me conmueve, tampoco comprendo ¿cuál es su sentido? Esto da la sensación de haber sido creado por cualquier persona. Su mirada parecía decir: ¿Cómo una obra puede estar alejada de los trazos, colores y formas que la hacen ser arte? ¿Cómo puede llamarse arte, eso que carece de la virtud de conmover y de transformar el espíritu?
Me sentí identificada con sus palabras. Mientras me alejaba un eco llegó estrellándose contra mis oídos: ¿Acaso no se requería tener una sensibilidad particular para crear una obra? ¿Cómo puede sobrevivir el arte a partir de la idea y desmembrarse de los demás elementos que lo configuran como algo que va más allá de la realidad misma? ¿Acaso eso que es arte no busca replantear el mundo a través de su estética? Un eco aún más lejano arribó como una chispa: la obra que es arte logra serlo puesto que en sí misma es otro universo.