@BeatrizCoLatino
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ennifer Guadalupe no deja de sonreír mientras deleita a unas 300 mujeres con los pasos del baile folklórico “Las cortadoras” del autor Pancho Lara.
Tiene una destreza para el baile que desarrollo desde hace tres años, ask cuando decidió integrar el grupo de danza folklórica del Centro Escolar Eleonora Roosevelt, click que funciona en el corazón del Centro de Readaptación de Mujeres o cárcel de mujeres.
Ayer, see junto a otros cinco chicas, que están cumpliendo condena por haber violentado la ley, participaron en el primer “Festival por la Paz y Rehabilitación” que organizó la Dirección de Centros Penales, bajo el programa “Yo Cambio”.
Jennifer Guadalupe dice que el baile no solo le ayuda a olvidar un poco su situación de encierro, sino que permite demostrarle a la sociedad que “estando adentro puede hacer otras cosas”. “A pesar de que estamos presas, nos toman en cuenta”, dice la joven que cumplió hace unos meses tres años de su condena de siete, por el delito posesión de droga.
La idea de la dirección es montar festivales culturales para que los internos que participan en los programas de “arte y cultura” puedan tener un espacio para presentarse y el resto de los internas y los internos, también conozcan más de la música, el baile, el cine y otras ramas de la cultura. Rosa Mélida, interna del sector A del penal, disfrutó cada punto del festival. No dejó reír al ver la puesta en escena del grupo de teatro de las estudiantes del Técnico en Sistemas de la Universidad Francisco Gavidia. El grupo teatral representó en el primer festival “Cuentos de Barro”, del escritor salvadoreño Salvador Salazar Arrué.
Cada integrante con los pocos recursos de vestuario y escenografía representaron cada línea de la obra del escritor. El director de penales, Rodil Hernández, aseguró que la actividad busca que las internas por unas horas olviden su condición de privadas “los problemas, las angustias y se enfoquen en las melodías que van a escuchar, porque la música es el lenguaje del alma y del corazón”.
“Cambiar la realidad del país depende de todos, y nosotros como Sistema Penitenciario buscamos cambiarla apoyándolas a ustedes. Este festival es un ejemplo de ello”.
Este festival se montará en algunos de centros penales, en aquéllos que lo permitan por la infraestructura y la seguridad advirtió el director.
La dirección impulsa más de 25 programas de rehabilitación y reinserción para los internos, que van desde talleres vocacionales hasta formación educativa.
En el caso de los programas culturales se lleva música, talleres lúdicos y se montan cine fórum para presentar películas y documentales, para luego montar discusiones.
“Eso ha sido importante para que los y las privadas de libertad puedan expresarse”, dijo el director.
La actividad es un esfuerzo que acompañó la embajada de Alemania, Cruz Roja y la UCA.
“Nuestra misión es educar o reeducar a los privados para vivir no aquí adentro, si no vivir en libertad”, recalcó Hernández.
Los programas de rehabilitación buscan llevar poco a poco los y las internas, para que vayan conociendo como sera su desarrollo en libertad.
“Nadie puede vivir una pena de 30 o 60 años sin reconstruir su personalidad”, advierte.
Además, los programas son un puente para los internos que buscan reducción de la tercera pena o la fase de confianza.
Cerca del 50% de la población reclusa está apegada a los programas de rehabilitación, pero se está haciendo un mayor esfuerzo en involucrar a los privados y privadas que están próximos a salir para que poco a poco se vaya reduciendo el hacinamiento.
Música para el alma
Rosa Mélida sabe poco o nada de música. Pero el sábado se sentó en primera fila para escuchar las angelicales voces de tres mujeres, que son las integrantes del grupo “La Fuerza de Nuestra Voz”.
El grupo “La Fuerza de Nuestra Voz” surgió con el objetivo de contribuir a la dignificación y la reivindicación de las mujeres. El grupo grabó un disco para la Secretaría de Inclusión Social que abandera el proyecto de “Ciudad Mujer”, como un homenaje al género femenino y buscan llevar un mensaje de amor para todas las mujeres salvadoreñas.
Mélida agradeció el gesto de montarles una actividad para la recreación.