Juan Carlos Figuereo Benítez
@CarlosFiguereo
Más de tres millones y medio de personas han votado en España al partido ultraderechista Vox, liderado por Santiago Abascal, que ha sido el gran beneficiado de la repetición electoral celebrada el pasado 10 de noviembre. En esta última cita electoral Vox ha logrado 52 escaños en el Congreso de los Diputados, consolidándose como tercera fuerza política española.
A pesar de que podía parecer que la repetición de las elecciones pillaba a Vox en un mal momento, tras ver apocadas sus expectativas en las elecciones municipales y europeas de mayo, los dos temas que han protagonizado la campaña electoral —la crisis catalana y la exhumación de Franco— han valido para avivar a la extrema derecha en España.
En relación a estos temas, Abascal ha endurecido últimamente su discurso para movilizar y unir a su votantes proponiendo medidas más duras en Cataluña, en contra del independentismo, y se ha posicionado a favor de la familia del dictador Franco mostrando su disconformidad a que fuese exhumado del Valle de los Caídos, actuación que se llevó a cabo finalmente el pasado 24 de octubre.
Tras los estupendos resultados obtenidos el 10 de noviembre para Vox, el presidente del partido ultra se presentó a las puertas de su nueva sede ante cientos de personas, en su mayoría jóvenes convocados a través de las redes sociales, que querían celebrar con él el imparable ascenso que ha logrado la organización en poco más de seis meses, pasando de 24 a 52 escaños.
“No somos fachas, somos españoles” o “España unida, jamás será vencida”, gritaban exultantes los congregados.
“No os regodeéis en la euforia. Hacedlo solo esta noche”, decía Santiago Abascal desde una improvisada tribuna, acompañado por los principales dirigentes de su organización, tras confirmar el espectacular aumento que ya vaticinaban las encuestas.
Abascal hizo hincapié en que su partido estaba fuera de todas las instituciones hace un año y que solo en once meses, el tiempo transcurrido desde las elecciones andaluzas, se ha convertido en la tercera fuerza política del Congreso. En total, Vox ha obtenido diputados en treinta provincias españolas, frente a las dieciocho donde los tuvo en abril.
Leyó uno a uno los diputados conseguidos por Vox en cada una de las provincias, animado por los asistentes, que le gritaban “¡presidente! ¡presidente!”. “Todavía no”, contestó Abascal, “va a haber que trabajar mucho más para eso”.
El líder también se mostró orgulloso de haber superado el listón de los cincuenta diputados, lo cual le permitirá presentar recursos de inconstitucionalidad contra las leyes “liberticidas e inconstitucionales que otros partidos han dejado pasar”, apuntó.
Se comprometió a no decepcionar a los suyos y a no dar “ni un paso atrás” en la defensa de aquellas ideas que le llevaron a convertirse en el protagonista de la noche electoral: entre ellas, la “aplicación contundente de la ley” ante la crisis catalana; la “defensa de la familia frente al relativismo moral”; o la de la libertad “frente a la dictadura progre”, aunque ya sea un poco tarde para atajar la ley de memoria histórica y la de violencia de género.
Pese a su éxito, el líder español finalizó su exposición mostrándose preocupado por el hecho de que el PSOE (partido tradicional de centroizquierda) hubiera sido la organización más votada y advirtiendo a sus seguidores de que, pese a su ascenso imparable, Vox no ha ganado las elecciones.
La ultraderecha en Europa
Vox celebra sus resultados y las felicitaciones en la red de líderes europeos ante los resultados no han tardado en llegar. La francesa Marine LePen aplaude al líder de Vox “por su impresionante trabajo de oposición, que está dando sus frutos después de tan pocos años”. Abascal se ha mostrado en varias ocasiones muy lepenista, sobre todo cuando presentó su partido como una “alternativa social-patriótica” y pidió el apoyo de los votantes de izquierdas porque su proyecto, dijo, “también les incluye”.
El italiano Matteo Salvini también se ha alegrado del “gran avance de los amigos de Vox”. “Nada de racismo y fascismo, solo queremos vivir pacíficamente en nuestro propio hogar”, añadió.
Los discursos nacionalistas, racistas, machistas y homófobos no solo han regresado a España. Son muchos los países europeos los que ya tienen en sus parlamentos representaciones de formaciones ultraderechistas.
Países como Hungría, Suiza, Austria, Finlandia, Dinamarca, Polonia, Estonia o Letonia tienen en común la presencia de partidos ultras en sus gobiernos, aunque difieren en algunos aspectos, pero en general tienen en común el discurso del odio y del ultraconservadurismo.
El Parlamento Europeo también refleja el ascenso del fascismo en el continente. Desde el 2014 los partidos de ultraderecha ocupan más de un 15 % de la eurocámara y las últimas elecciones celebradas el pasado mes de mayo registraron hasta 21 organizaciones de extrema derecha.
En la Eurocámara, las formaciones conservadoras se han agrupado en tres grupos: Europa de Naciones y Libertad –que lideran Le Pen y Salvini–; Conservadores Europeos y Reformistas —el más numeroso y variado— y Europa de Libertad y Democracia Directa, con formaciones como la alemana y la de Reino Unido. También el PPE —donde se incluye el PP— integró a la formación húngara de Viktor Orban entre sus filas.
A nivel de organizaciones nacionales destaca la presencia de Reagrupación Nacional (Frente Nacional de Francia, con un total de 14 escaños), el polaco Ley y Justicia (14) y la Unión Cívica Húngara (11).
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