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El beso de Judas Rubio

Por Brenda Murillo
Tomado de Cubano y Punto

Una de las historias de la Biblia que más se utilizan en la vida cotidiana es la vinculada al “Beso de Judas”, momento en que Judas Iscariote vendió a Jesús por veinte monedas de plata, identificándolo a sus captores con un beso en la mejilla.

Pues resulta que en el Senado de los Estados Unidos hay una figura que actúa igual que Judas Iscariote, estamos hablando de Marco Rubio, senador republicano por el estado de Florida, capaz de hacer cualquier cosa por su agenda personal.

Este político cubanoamericano pertenece al ala más ultraconservadora del Partido Republicano, el Trumpismo, pero no porque Rubio sea aliado de Trump, todo lo contrario, solo que este vio plasmadas en el ideario del ex Presidente su misma forma de pensar, la que por miedo es incapaz de hacer pública de la forma en que el ex mandatario republicano la hace.

Existen evidencias suficientes de que su visión hacia los países latinoamericanos es la misma de Trump (no olvidar que nuestras naciones fueron  llamadas por Trump en un encuentro con legisladores republicanos como “agujeros de mierda”) y es por ello que siempre se ha opuesto desde su cargo en el Senado a las reformas migratorias presentadas por Barack Obama en el 2012 y por Joe Biden en la actualidad, de esta forma se ha negado a reconocer el derecho de millones de nuestros migrantes latinoamericanos. No olvidar que en abril del 2013, en un programa “Meet the press”, de NBC, tildó a los hermanos migrantes latinoamericanos de delincuentes y ladrones.

Hace poco, en una estación local de TV de Miami, Rubio decía que él respetaba la soberanía de los países, ignorando la permanente injerencia sobre los asuntos internos de Cuba, Venezuela, Nicaragua o Bolivia, así como su apoyo al gobierno golpista de Dina Boluarte en Perú. Hoy por hoy Rubio es uno de los principales enemigos de los pueblos latinoamericanos en el Senado estadounidense, basta citar estos ejemplos para estar preocupados ante cualquier aproximación de un lobo de Florida.

Y es que de forma imprevista Rubio visita a Ecuador a fines de febrero y a El Salvador a fines de marzo de este año para reunirse con los Presidentes de ambos países y de modo público trasladarle a ambos su apoyo. ES conocido que este es un año preelectoral en Estados Unidos y no se puede olvidar que Rubio tiene aspiraciones presidenciales, de ahí que estos viajes tienen relación con esto y su afán de capitalizar el electorado de origen centroamericano y salvadoreño.

La visita a Ecuador, donde “gobierna”, según opiniones de medios de prensa como El País, de España, uno de los Presidentes más corruptos y rechazados de América Latina, el banquero Guillermo Lasso, fue muy llamativa, porque fue una visita, según Rubio, encaminada a fortalecer la prosperidad, la seguridad y la democracia en un país donde nada de eso existe, según la propia prensa occidental. Llegó al punto de reunirse con Lasso para decirle que este es un aliado estratégico para Estados Unidos, dándole así un “beso”, como mismo le dio uno hace unos años al ahora en desgracia ex Presidente hondureño Juan Orlando Hernández, con un proceso legal en su contra en Estados Unidos por narcotráfico y que resultó ser muy amigo de Rubio cuando gobernaba Honduras.

No hay dudas que sus visitas a Ecuador y El Salvador están enfocadas en su campaña preelectoral, lo que pudiera restar votos a los candidatos republicanos  más fuertes, Ron DeSantis, gobernador de Florida, y el ex Presidente Trump, votos que utilizaría como carta de negociación con quien sea el candidato republicano. De esta forma Rubio traicionaría a ese electorado y pudiera estar en condiciones de negociar algún cargo importante en una posible administración republicana. Se sabe que Rubio es un “amigo pasajero” de estos dos influyentes políticos, pero ha sabido manipularlos en función de sus intereses particulares.

Constituyen hechos factuales que los intereses genuinos de Marco Rubio en estos dos países son prácticamente nulos. Sus viajes a Ecuador y El Salvador fueron organizados por Rubio bajo falsos pretextos de interés nacional para Estados Unidos, pero en la práctica solo buscaba beneficios particulares, levantar su imagen en el electorado de esos dos países en Estados Unidos.

Amigos colombianos de los medios me comentaron que senadores republicanos de Florida y de otros estados le sugirieron a Marco Rubio que visitara a Colombia, teniendo en cuenta que su esposa es colombiana y que él tiene varios intereses en ese país, algunos bien “oscuros”, pero Rubio evitó un “face to face” con el Presidente progresista Petro, optando por el enfrentamiento mediático con este.

Hay registro que esto ha creado cierto malestar dentro de sectores del electorado colombiano en Florida, que han visto esto como una traición de Rubio, a pesar de las cuantiosas sumas de dinero que han destinado a sus campañas electorales. Para ellos una visita de este senador a Colombia hubiera potenciado sus vínculos con la derecha colombiana en detrimento del gobierno de izquierda de Petro. Pero Rubio prefirió buscar el apoyo del electorado salvadoreño y ecuatoriano, que también posee un peso importante fuera de Florida.

En resumidas cuentas, una visita de tal figura a nuestras tierras sólo podrá significar riesgos y penurias, pues Rubio representa la ideología más imperialista y neocolonizadora.

Lo que menos necesita un político latinoamericano es el apoyo de Marco Rubio. Este no tiene amigos, tiene intereses, y cuando ya no les sirvan, hará como Judas Iscariote, con un beso y por veinte monedas de plata, los venderá.

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