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«El cacaopera. Identidad nacional en el olvido» ( Parte II). Por Rafael Lara-Martínez

Rafael Lara-Martínez

Professor Emeritus, New Mexico Tech

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Desde Comala siempre…

 

kakaopera pis-ka bitati, cacaopera idioma entiendo

pis-ma bitati, palabra-tu entiendo

 

Sólo Lehmann hace un recuento bastante explícito de las diversas formas que refieren el Yo (Self) en cacaopera.  Esta variedad se enumera en (2) usando la ortografía antes mencionada.  Pese a la escasez de datos, no se establece la diferencia entre el sujeto y el objeto ni su relación con el posesivo.  Es obvio que el Yo predicativo (2a) define un pronombre independiente sin una marca gramatical específica tal cual «moi» en francés.

 

(2)

 

(a) Yo predicativo (Moi/Naja) = soy yo[1]

yämi-hi – yäm-hi – ÿamí-t –  ÿemi

 

(b) Sufijos verbales

-i – -u

 

(c) Posesivos

ki – ki-karä – är-ki

tâ-ki-

 

(d) Oblicuo

nï-ki

 

(e) Reflexivos

ÿämít-kata, yo mismo

ÿämín-kata, mí mismo

akiú-kata, yo/mí mismo

 

El pronombre independiente (2a) parece replicar la serie «Moi/Naja/N’en/Unani-Uno» del francés, náhuat, ch’ortí’ y lenca. Se antepone a un predicado como en (2d/e) —(soy)-Yo-mismo/self— o a un verbo (3) para focalizar su intervención directa.  Mendoza insiste en incluirlo en casi toda oración, mientras los otros autores lo consideran optativo tal cual en contraste lo transcriben Bertoglia Richards y Lehmann, quien desglosa la terminación verbal en el tiempo (-t-) y en la persona (-i).

 

(3)

yamigi pisgua-ti (yami-ki piswa), yo hablo = yo hablar-yo ø yo hablar-presente (-t-)-yo (JM)

vs.

biwa-ti, juego = jugar-yo ø jugar-presente (-t-)-yo (MBR)

walua-t-i, lloro = llorar-presente-yo

 

Siendo los datos tan escasos no permiten establecer juicios tajantes como en las otras lenguas indígenas.  Así, la lista de los pronombres anteriores (2) no aclara la diferencia entre el sujeto y el objeto, ni la variación del sujeto activo —el aspecto incompletivo— y el sujeto pasivo, aspecto completivo.  Sin embargo, el posesivo (2c) provee una clara señal de su vínculo con el aspecto, ya que el sufijo -ki se combina también con la negación.  Pero sorprende que la negación. del existencial —»da-wa, hay» (MBR) vs. «lan-wa, no hay» (LC)— difiera del negativo personal.  En (4) se observa que varias raíces nominales y verbales constan de una sola sílaba ——máximo dos sílabas— lo cual implica un problema de análisis al leer verbos complejos cuya traducción desvía su significado original: kalibita-ti, «recuerdo» sin relación a lo cordial, es decir, al corazón.

 

(4)

 

(a)

adjetivo posesivo

 

(WL)

 

tä-ki-ûä, mi boca, boca-mi-?

 

tu-kï-m, lengua-mi

 

nâm-kï-m, nariz-mi

 

ÿâl-mâ-n, trasero-mi

 

tata-ki, padre-mi

 

(MBR)

 

niní-ka, mi abuelo (WL) vs.  tzá-ka, hermana-su (se anota la correspondencia entre «mi» y «su»)

 

pana-ki, mi mano (WL)

 

(b)

negación

 

(WL), nótese el sujeto predicativo antepuesto: ÿâ(mhi), en contraste al ejemplo en Campbell que no lo incluye

 

ÿâmhi-ûâlûa-kî-sân (-yamiki walua-ki-san), yo-llorar-mi-no

 

ÿä-na-ki-sân, yo-querer-mi-no

 

yámi-písua-ki-san, no hablo = yo hablar-mi-no (WL)

 

(LC)

 

bi-ki-san = no sé = saber-mi-no

 

na-ki-sán = no quiero = querer-mi-no (véase 17)

 

(ya) airá-ti, ya vine/vengo = ya/o venir-yo

 

Esta correlación —posesivo-negativo— no sólo asocia el cacaopera al lenca.  También, califica «mi identidad» en su rima de herencia directa con la negación, es decir, con el abandono del legado ancestral que la filosofía salvadoreña desecha en nombre de la identidad nacional.  Hipotéticamente, para el Yo (Self), se establecería el trío clásico de lo positivo a lo negativo, aunque se desconoce la expresión para el objeto transitivo: -I (sujeto, +) – Yamiji (+/-) – -Ki (posesivo/negativo, -), donde se transcurre de lo activo (+), su frontera (+/-), a lo pasivo (-).  A diferencia de las lenguas mesoamericanas —lenguas a marcación en el centro rector (Head Marking Language)— según Lehmann, en (5) no existe un prefijo ni un sufijo para el objeto en el verbo «saka» ni en «upa», salvo que sea cero /ø/.  Se nota la presencia de -m, sufijo locativo, como existe en náhuat, o postposición, i. e., «yalka-m idiwa-li, río-locativo/en bañar-pretérito-yo = en el río me baño».

 

(5)

 

siva-qui saca-ti (siba-ki saka-ti), lavo mi ropa = ropa-mi lavar-yo

 

u-ki-m aima upatiti, estoy guardando maíz en mi casa = casa-mi-en/locativo maíz guardar-gerundio-yo.

 

Esta ausencia —presencia vacía /ø/ como en ch’ortí’ para la tercera persona— plantea un dilema en la descomposición de (6), que Campbell traduce «I’m going to hit you».   Sin embargo, falta el verbo auxiliar «ir a» —»wati» en otras oraciones.  Acaso entonces, el orden interior de esa palabra oración sería el siguiente: verbo-sujeto-objeto (VSO).  Quizás, pero ese orden contrasta radicalmente con el ejemplo de Lehmann que sería (sujeto) objeto-verbo-sujeto (OVS), sin anotar el cambio de la raíz verbal.

 

(6)

 

ka-ti-wa, voy a golpearte = ¿golpear-yo-te?

vs.

yemi wati naka-da-ja-li, voy a pegarte = yo ir-yo te-pegar-¿aspecto, -li, pasado/completivo? (véase: «dúa, péguele»)

 

yemi naka-na-ti, yo te quiero = yo te-querer-yo (se recuerda «yemi = moi vs. -ti = je»)

vs.

naka-na-kis-san(t), no te quiero = te-querer-mi-no (véase 4c).

 

Otro par de verbos transitivos plantean un problema similar en (7).  El primero lo expresa porque waki sustituye a wati; el segundo, porque el prefijo i- lo precede.  Campbell proporciona suficientes ejemplos para validar «wati» como «voy» «wati iti waha/witahale, «voy (a) bañar(me)/moler (maíz)».

 

(7)

 

wáki dísma, voy (a) comprarlo = ir-yo/¿mi? comprar

 

i-wáti bijámba, voy (a) pedirlo.

 

Este prefijo i- reaparece en (8), tal cual lo transcribe Campbell de nuevo y se contrasta con la misma oración en Jiménez.  El problema no podría ser más serio, ya que los autores invierten el orden de ambos verbos, a la vez que «na, querer» se vuelve «ni» y el sujeto «ti» semeja el posesivo «ki(a), kya».  Además, las terminaciones del verbo «dur(r)i, comer» –-ja y -nan— quedan sin explicación.

 

(8)

 

i-ni-kya dúrri-ja, ya quiero comer

vs.

yamiji ya dur(r)i-nan na-ti, ya quiero comer = yo ya comer-? querer-yo.

 

Antes de visualizar cómo el Yo (Self) cambia según el tiempo-aspecto-modo (TAM), se transcribe la oración (9) que Bertoglia Richards traduce «doy a luz», pese a la ausencia de «dar luz», del verbo y del sustantivo.  Lo singular de su expresión cultural lo expresa la raíz inicial «lan, sol; lan(taka), día» que le otorga un giro astral al parto.  Sin explicar la incógnita de los otros sufijos —-an y -li, quizás aspecto completivo llamado pasado— «parir» es «alumbrar» o, mejor aún, «asolear».  La mujer le concede el amanecer —el «oriente, lan-sal-naka»— a su engendro, lo cual complementa el ciclo menstrual que se asocia con la Luna, Áyku.  Sin una expresión directa en el sustantivo, el análisis gramatical verificaría la presencia de la mujer en la conjunción de ese doble ciclo: el lunar de la menstruación y el solar del nacimiento.  Quizás.

 

(9)

 

lan-an-ti-li, doy a luz = sol-?-yo-? = ¿asolear/alumbrar/orientar?-yo

 

*****

 

De proseguir la conjugación de Jiménez —en contraste con la de Lehmann— se observa su adaptación al castellano.  Ante la falta de textos que confirmen su uso en el discurso, interesa resaltar el cambio del Yo (Self) del presente, -ti, e incluso del pasado caduco, -li, hacia el futuro y la duda.  Por esa secuencia (10) transcribe los ejemplos para el gerundio —-ti/a-ti, según Lehmann— y para el pretérito, así como los diversos tiempos asados en Jiménez.  No se cuestiona la etiqueta temporal, sino se insiste en la terminación -i, «yo» que persiste de manera invariable.

 

(10)

 

üpä-ti-ti, estoy guardando = guardar-gerundio-yo

 

sûn-ta-ti, estoy llamando = llamar-gerundio-yo

 

bírj-ta-ti, estoy colgando = colgar-gerundio-yo

vs.

bírr-i-l-i, colgué = colgar-pasado-yo,

 

en Mendoza,

 

yamigi pisgua-ti (yamiji piswa-ti), hablo = yo hablar-presente-yo

 

yamigi pisgua-ti-ali, hablaba = yo hablar-imperfecto-yo

 

pisgu-li, hablé = hablar-pretérito-yo

 

yamigi pisgua-nenali, había hablado = yo hablar-pretérito perfecto-yo

 

yamigi pisgua-mali, hubiera hablado = yo hablar-pretérito pluscuamperfecto-yo

 

Mientras, según Jiménez también, la arista utópica del Yo (Self) varía en la expresión del futuro, tal cual lo ejemplifica (11).

 

(11)

 

yamigi pisgua-j-im, hablaré = yo hablar-futuro imperfecto-yo

 

yamigi pisgua-nayajim / pisgua-nemsu, habré hablado = yo hablar-futuro perfecto-yo

 

pisgua-neniquiyú, que yo hable = yo hablar-subjuntivo-yo

 

Se halla en juego la idea de un proyecto a realizar, aunado a la recomendación del subjuntivo.  Las tres terminaciones anteriores (11) plantean el dilema de una identidad en continuo proceso de construcción.  El Yo (Self) no difiere de su actuación pasada —completa y terminada— a la presente —incompleta— como lo ejemplifican el ch’ortí’ y el lenca.  En cambio, su palabra e idioma —»pis-ka» y «pis-ma», afincados en la misma raíz— interrogan la proyección actual del pretérito hacia el porvenir.  De este objetivo, siempre existe la duda que Lehmann asocia a la terminación -ne-nem-s-u.

 

Acaso se trata de un Yo (Self) activo, quien asegura «yo hablaré, habré hablado»; ojalá hablemos» por primera vez de las lenguas indígenas y su filosofía, en doscientos años de historia independiente.  El cacaopera urge la utopía —impensable hasta 2022— de reconocer los idiomas ancestrales en la pedagogía nacional, igual que las tierras ancestrales.  En su diversidad regional, el Yo (Self) futuro expandirá el canon literario monolingüe hasta reintegrar esa mito-poética olvidada.     A la espera que la censura revoque su dictado al aceptar que una obra magna no es el mundo.  El mundo de una nación se esparce en la diversidad de hablas coloquiales y ancestrales.  Mientras esa sustitución no suceda, el dictado individual —político, artístico y literario— personifica el universo entero de un pueblo sin voz.  La secuencia del Yo (Self) cacaopera sería la siguiente: -I (sujeto, +) – -U (futuro/duda, ¿+?) – Yamiji (+/-) – -Ki (posesivo/negativo, -).

 

-I (sujeto, +) –              -U (futuro/duda, ¿+?) – Yamiji (+/-) –            -Ki (posesivo/negativo, -).

Activo (+)                                                                                           Pasivo (-)

 

*****

 

Antes de concluir, (12) transcribe varios datos poco conocidos sobre el cacaopera. Del nombre del país (12a) se pasa a las formas verbales que Jiménez identifica como infinitivo, gerundio y participio, hasta la transcripción de un poema.

 

(23)

(a)

 

Tupáyka = El Salvador = Cristo (LC) ≠ Kushkatan

 

(b)

 

pisgua-ja-li (piswa-ja-li), hablar = hablar-infinitivo

 

pisguatágua-li (piswa-táwa-li), estar-hablando = hablar-gerundio

 

pisguanenala (piswa-nena-la), haber-hablado = hablar-participio

 

(c)

 

uppí irají yalaka / upí iraji yalaka

guásirri gualirat butatá-guali / wásiri walirat butatáwali

yorra nannanquis dateale / yora nanankis dateale

káka tukat enquis culani-qui-yá / káka tukat enkis kulanikiya

 

campo este hermoso (en)

pájaro(s) mucho(s) (?) cantan

joven-cita existe

quien por de veras? morir-yo-ya.

 

 

 

[1].  Se anota que la diferencia entre «moi y je, pronombre independiente y ligado al verbo» del francés no existe en castellano ni en inglés.  Pero resulta bastante común en los idiomas mesoamericanos.

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Enlace de la Parte 1 de este artículo: https://www.diariocolatino.com/el-cacaopera-identidad-nacional-en-el-olvido-parte-1-rafael-lara-martinez/

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