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El Cambio Climático Impacta a El Salvador

José Acosta

El cambio climático ya es una realidad para El Salvador. El Ministerio de Medio Ambiente establece que en las últimas seis décadas la temperatura promedio anual en el país aumentó más de 1.3 grados y los escenarios climáticos apuntan a un incremento entre 2 y 3 grados centígrados adicionales, check en las siguientes seis décadas. No se requiere ser experto en el tema para saber que estos cambios de temperatura y en consecuencia la alteración de los patrones de lluvia tienen implicaciones directas en la disponibilidad de agua, en la producción de alimentos y en otros ámbitos que impactan negativamente la economía del país e incrementan la pobreza de las familias.

Por ejemplo, entre noviembre de 2009 y octubre de 2011 El Salvador sufrió cinco fenómenos climáticos extremos: cuatro tormentas tropicales Ida, Agatha, Alex y Mathew y la depresión tropical 12E. Los daños materiales causados por estos fenómenos fueron enormes, solamente las tormentas Ida y Agatha y la depresión tropical 12E, ocasionaron pérdidas por 1,267.3 millones de dólares.

En lo que se refiere a la agricultura, solo la depresión tropical 12E, en octubre de 2011, ocasionó la pérdida de 3,802 manzanas cultivadas con granos básicos y 591 manzanas de otros cultivos como frutas, hortalizas, café y caña de azúcar. Al cuantificar económicamente los daños al sector agrícola estos alcanzaron los 105.3 millones de dólares.

Esta secuencia de fenómenos hidrometeorológicos, en los años siguientes fue interrumpida por  una profunda y prologada sequía. En 2014, durante los meses que normalmente ocurren las mejores lluvias se registraron dos periodos secos que hicieron estragos en la agricultura, el primero del 28 de junio al 2 de julio, y luego del 4 de julio se registraron 29 días secos consecutivos, fenómeno que según el Ministerio de Agricultura y Ganadería afectó a más de 100,000 agricultores con pérdidas que ascendieron a 4 millones de quintales de maíz y 45,000 quintales de frijol.

Los impactos de la sequía de 2014 se quedan cortos al compararlos con lo ocurrido en lo que va de 2015. Ya se reporta la pérdida del 35% de la cosecha a nivel nacional. Según la Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios, la escasa lluvia que ha caído en el territorio podría generar pérdidas de 12 millones de quintales de maíz y 125,000 quintales de frijol.

El Ministerio de Medio Ambiente ha comunicado que junio cerró con un promedio de lluvia acumulada de 192 mm, cuando lo usual es que en dicho mes se desarrolle por completo la estación lluviosa con una precipitación de por lo menos 325 mm. Según el Ministro de Agricultura Orestes Ortez, junio fue el mes más seco de los últimos 30 años y la tendencia es que la sequía se prolongue hasta principios de 2016.

El fenómeno también está afectando a los demás países de Centroamérica, con lo cual se complican las perspectivas de seguridad alimentaria para El Salvador, considerando que Guatemala, Honduras y Nicaragua son nuestros principales proveedores de frijol, frutas y hortalizas.

Otro grave impacto del cambio climático tiene que ver con el agua, sobre todo para el consumo humano y animal; al respecto el Ministerio de Medio Ambiente, expone: “La disponibilidad de recursos hídricos se está tornando particularmente crítica por las grandes fluctuaciones del régimen de lluvia a lo largo del año y por la amenaza creciente de salinización de los acuíferos costeros debido a la elevación del nivel del mar. A medida que aumenta la temperatura, aumenta la evaporación lo que también reduce el agua disponible.”

Frente a este contexto el gobierno central está tomando acción. En 2012 lanzó la Estrategia Nacional de Cambio Climático en la cual reconoce que el país no cuenta con mecanismos institucionalizados para responder a esas pérdidas recurrentes y que por tanto una de las primeras apuestas es desarrollar e institucionalizar dichos mecanismos en tres líneas prioritarias de acción: Invertir para reducir pérdidas y daños en el corto plazo, generar mecanismos de retención y transferencia de riesgos y preparación para la negociación internacional de pérdidas y daños por el cambio climático.

Otro instrumento importante es el Plan Nacional de Cambio Climático, presentado el pasado mes de junio. A través de este documento el gobierno asume como desafíos la aplicación de la Ley de Ordenamiento y Desarrollo Territorial, la aprobación de la Ley General de Aguas y la planificación del desarrollo urbano, esenciales para fortalecer la resiliencia climática del país.

No obstante estas muestras de voluntad política, y sin ánimo de ser pesimista, se debe reconocer que El Salvador es un país empobrecido con limitada capacidad para enfrentar estas crisis. Además, la proyección o escenario futuro está lleno de incertidumbre. La única certeza es que los impactos del cambio climático se van a profundizar, con un consecuente incremento de la pobreza, la migración y la violencia.

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