Caralvá
Intimissimun
Debemos partir de la realidad, es matriz generadora del mundo que nos rodea, es la materialidad que a diario comprendemos en nuestra subsistencia capitalista, el modelo social, la relación geográfica, el modelo de la democracia con sus instituciones.
La realidad social: el 26 de octubre 2023 el presidente Bukele y el vicepresidente Ulloa presentan al Tribunal Supremo Electoral su inscripción a presidente y vicepresidente de la República, el 03 de noviembre 2023 el instituto electoral acepta su requerimiento, para la elección presidencial el día 4 de febrero de 2024.
Es conocido todo el arsenal de artículos señalados por la Constitución vigente sobre la prohibición de su candidatura, en conclusión, es un fraude a la Constitución.
En ese contexto la pregunta capital es ¿qué hacer?
La Historia nos ilustra de muchas acciones ciudadanas: la Huelga de brazos caídos en 1944, movimientos populares en defensa del voto popular en los años setenta, las protestas populares en 1975 por la masacre estudiantil, denuncias por asesinato de sacerdotes y Monseñor Romero 1980, la Guerra Civil etc. y en la condición cultural el aporte de estudios históricos y sociológicos de la Universidad de El Salvador en los años sesenta y setenta, los cuales contribuyeron a comprender la realidad socio-económica, durante los ochenta la Universidad Centroamericana ilustró con su revista ECA, de igual calidad los artículos del Rector Ignacio Ellacuría; otros aportes pueden considerarse de personalidades culturales en las ramas de poesía, teatro, narrativa etc.
La cultura acompañó a los movimientos populares, pero en la nación el estudio de documentos de filosofía marxista o historia materialista era prohibidos, tampoco existía la crítica marxista, neomarxista o escuela de Fráncfort, de tal forma que la educación en ese nivel era empírica y autodidacta, es comprensible que concluyó en errores estratégicos como las acciones posteriores al Golpe de Estado de 1979, todo era político-militar.
La guerra civil condujo a los Acuerdos de Paz de 1992, que inauguró una vía democrática inédita en la historia nacional, se inició la democracia y la alternancia política, creación de nuevas instituciones y reformas constitucionales, esta línea política permaneció 27 años, hasta el año 2019 que se inicia el populismo en nuestra nación.
La Historia nos muestra entonces que, ante eventos ilegales o socavamiento de la democracia, la acción popular es la única respuesta que conocemos, sea individual o social, es evidente la desventaja material de los ciudadanos ante el Estado, los resultados los conocemos por generaciones, a pesar de ello ¿podemos realizar otras variantes que dignifiquen la democracia? ¿es la cultura histórica la llamada a educar a la ciudadanía? la respuesta reside en nosotros cuando nos enfrentamos a la realidad económica, la inseguridad alimenticia, impago de pensiones, impago salarios en alcaldías, despidos de empleados estatales, discrecionalidad en administración del dinero público, reparos internacionales a préstamos internacionales, oscura administración en la adquisición e información del Bitcoin, violación a la Constitución de la República etc. eventos que en general no contribuyen a la paz social.
La cultura se integra a esta situación irregular que vivimos, en ese río de conductas e información que muestra el irrespeto por las leyes, se está educando a los ciudadanos a no cumplir con las normas de la República, al no respeto de las Instituciones, la legalidad del Derecho Ciudadano no funciona, las leyes no sirven ante los funcionarios, es un complejo de actitudes que finalizan en el “desprecio por la vida humana”, es una degradación social… no somos ciudadanos en estos momento parecemos siervos o “no-personas” en un régimen medioeval.
La asociación de 2023-2024 y 1932 se recuerda por la ilegalidad del General Maximiliano Hernández Martínez y su trayectoria represiva, que además incluía un carácter cultural fascista, con sus valores de irrespeto a las normas constitucionales, la prevalencia de las armas, un Estado Policial, apoyo a las tendencias teosóficas tropicales, su absoluto individualismo y personalismo en su administración, así como su reelección indefinida.
Nuevos estudios del fenómeno del Martinato indican la conformación de un grupo de intelectuales impulsados por el régimen, publicaciones, líneas editoriales, grupos culturales fieles al pensamiento de la dictadura, censura de medios opositores, cargos en embajadas etc. condición que se prolongó durante el siglo XX; esa será una nueva diferencia en la nación o acaso ya lo es, apoyar la reelección o la democracia.
Durante los siguientes años no esperemos que alguna nación extranjera apoye nuestra causa, a menos que se exprese con movimientos sociales, ello implica una causa común de los demócratas nacionales, para ello se debe crear una cultura incluyente lo cual implicará quizás “tiempo generacional” no menor a una década.
Nuestra condición no es alentadora, aunque es tiempo de iniciar ese camino, a pesar de todo.
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