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El CAPUES: 40 años después

Renán Alcides Orellana

Hace justamente 40 años, sovaldi sale en enero de 1975, fui destituido temporalmente como director de la Escuela de Periodismo, de la Facultad de Ciencias y Humanidades de la Universidad de El Salvador, por el decano Arturo Salazar, con instrucciones de la gubernamental aplanadora anti universitaria del Consejo de Administración Provisional de la Universidad de El Salvador (CAPUES), que -desconociendo a la legitima Rectoria y sus organismos- administraba circunstancialmente nuestra Alma Mater, intervenida militarmente por el gobierno de Arturo Armando Molina, en 1972.

Mi destitución fue temporal, porque una huelga docente-estudiantil de 3 meses: enero-febrero y marzo/1975, a nivel de la Facultad, me reivindico en el cargo, como reivindico en su derecho al trabajo a otros docentes, cuestionados como yo: unos, por no cumplir con los tiempos legales para ejercer cargos y otros por no estar incorporados, ya que se habian graduado en el exterior.  Eramos unos 30 docentes “en vilo”. La huelga finalizó triunfante, con acuerdos legales: restitución en los cargos, pago de salarios suspendidos y cese de persecución “legalista”, entre otros. La UES iniciaba el retorno a su legitimo accionar académico de antes,  suspendido aquel nefasto día de la toma…

A mediados de 1972, Molina, con delirio anticomunista, intervino militarmente el sagrado recinto de la UES; destruyo y hubo robo de valioso equipo y material didáctico, expulso a docentes capaces, cerro y destruyo aulas y, lógicamente, se suspendieron las labores. En los meses siguientes, el CAPUES nombro a docentes “escogidos” por afinidad ideológica. Por su parte, varios docentes de la Resistencia lograron nombramientos de profesores de vocación y raigambre universitarias. Yo, graduado en abril/72, laboraba afuera. Dos docentes amigos me visitaron: el poeta Uriel Valencia, de Letras; y Moisés Urbina, de Filosofía. El resultado fue que termine integrando la planilla docente que reabriría Periodismo, en enero de 1973.

Un ano después, por circunstancias propias de la improvisación y la incapacidad, se dio la depuración que debilito la planilla Molina-CAPUES. En febrero, una alianza docente-estudiantil (AGEUS-SECH-AEP) me llevo a la dirección de la Escuela de Periodismo, contra el desacuerdo de una minoría de docentes que, quizás, obedecía mas a cierta lealtad con el director saliente que a oposición al proceso. Era de tomarlo o dejarlo. Ellos, sabiamente, lo tomaron. Y a partir de ahí, la marcha de la Escuela fue armónica y productiva.     

Faltaba la reacción oficialista. Se destituyo al decano de Ciencias y Humanidades, René Vaquerano. El nuevo decano, Salazar, en represalia por la unidad docente-estudiantil que había originado el cambio, nos hizo objeto de ataques diversos. Particularmente, me suspendieron el salario por dos meses, por mi “nombramiento ilegal” (era cierto, porque no tenia los 5 anos de graduado para ejercer el cargo); pero, al final, un decreto estipulo que mi caso, como el del resto de docentes cuestionados por “ilegales”, se había dado ante el necesario reinicio, eficiente y organizado. Sin embargo, siguieron subterfugios y otras maneras de obstruir el trabajo administrativo y docente. Y, a la menor oportunidad, vino mi destitución temporal… pero luego, la huelga, los acuerdos y las reivindicaciones: fui restituido como director, pero, para evitar ilegalidades, se integro una Comisión Directora, de la cual fui nombrado Coordinador General, junto a dos excelentes compañeros: René Contreras y Ricardo Calderón. La Escuela de Periodismo reinicio…

Hoy, 40 anos después, aquel capitulo teneboroso de la UES, es historia. Historia como toda la suya, llena de heroicos y ejemplarizantes actos de estudio y lucha, de  reivindicación popular, especialmente cuando el anti Alma Mater ha querido desconocer su autonomía y someterla a feroz, alienante y deshumanizada dependencia. Sin mas intervencionismo, la UES seguirá, formadora y altiva, a cumpilir su sagrado destino. (RAO).

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