Por Rolando Alvarenga
Aunque algunos mezquinos subestiman y cuestionan el título ganado por la selección mayor de Baloncesto en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Caracas 1959, lo cierto es que este fue oficial y nunca fue desconocido por las altas autoridades internacionales de dicho deporte.
Pero más allá de esos cometarios, lo realmente triste es que han pasado 60 años y las posteriores selecciones ni siquiera han arañado tal hazaña, coronándose únicamente unas cuantas veces a nivel centroamericano.
Es así que, a través de estos 60 años, han desfilado presidentes en la Federación Salvadoreña de Baloncesto sin poder emular lo hecho por esos guerreros en territorio venezolano.
Ahora bien, a mi juicio, la explicación del porqué no se ha emulado lo de Caracas es sencillo, lógico y lapidario: las cosas no se han hecho bien. ¡Así de sencillo!
Falta conocimiento y talento administrativo, jugadores con buena estatura, estímulos económicos para los seleccionados, trabajo a tiempo completo, roce internacional y tener un entrenador que demuestre su calidad y capacidad con resultados.
Y es que se debe realizar un trabajo integral que ponga al basquetbolista salvadoreño a la par o arriba del panameño, costarricense o nicaragüense. De lo contrario, y por lo visto en el último clasificatorio para la Copa FIBA América, van a seguir desfilando presidentes por la federación de baloncesto con la deuda y pena de no haber ganado un regional.