Cuento Maya
Este relato sucedió en un pueblo cercano, hace muchos años.
En este pueblo vivía un grupo de cazadores, que les encantaba ir al monte a cazar. Entre estos hombres había uno que le encantaba mentir; a cualquier persona engañaba, engañaba a su esposa, a sus hijos o a sus compañeros cazadores.
Había días en que imitaba a la codorniz; todos sus compañeros rápidamente se preparaban para cazar al ave; cuando lo distinguían sólo se reía; ahí todos comprendían que él había estado imitando el canto de la codorniz.
Muchas veces le dijeron que no lo hiciera, pues podría suceder que un día no lo vieran y resultara herido por algún compañero. Sin embargo, él no aprendía.
Como dicen, muchas cosas ocurren dentro del monte; nosotros no lo podemos ver, pues somos hombres pecadores.
Así, un día se juntaron los Señores del Monte para decidir qué harían con esa persona que se negaba a aprender. Muchas cosas pensaron, mucho tiempo estuvieron reunidos para decidir, pero nadie quería aceptar totalmente lo que su compañero proponía. Así estaban cuando se asomó un enorme jaguar que dijo:
-A mí me molesta que me burlen, por eso quiero que reciba su castigo este mentiroso. Esto es lo que he pensado…
Cuando terminó de contar lo que había en su cabeza, todos los Señores del Monte dijeron que estaba muy bien la propuesta del jaguar.
Uno solamente pensó que era muy cruel el castigo, y aunque se opuso rotundamente, ninguno de sus compañeros lo respaldó en su objeción.
Una mañana se reunieron los cazadores en la boca del pozo del pueblo para acordar cómo organizarían la batida, ya que uno de ellos había visto en el monte las huellas de un venado. Así pues, tomaron el acuerdo de cuándo hacer la batida y de cuántos serían. Llegó el momento señalado y al hombre malo lo dejaron cazar un jaguar que se atravesó en su camino; así comenzó el suplicio que padecería.
Como tenía por costumbre, la cosa que pasó primero por su mente fue asustar a sus compañeros. Tomó al jaguar y lo empezó a despellejar; cuando terminó de desollarlo se puso encima la piel y se escondió tras los árboles por donde pasarían sus compañeros.
No había transcurrido mucho tiempo cuando oyó que se acercaban sus compañeros, riéndose a carcajadas, pues habían cazado un enorme venado. Venían tan contentos que no se fijaron que su compañero estaba tras un árbol.
Pasaron al lado del tronco cuando salió el hombre con la piel de jaguar encima, rugiendo. Asustados, los cazadores olvidaron hasta los rifles que cargaban, solamente acertaban a gritar. Salían corriendo cuando notaron que se detenía el jaguar y vieron que era su compañero. Se disponían a regañarlo cuando observaron que trataba de quitarse la piel de jaguar pero no la podía desprender de su cuerpo; se le había pegado.
No había pasado mucho tiempo desde que tratara de deshacerse de esa piel, cuando vio que le estaban saliendo garras.
Los compañeros veían lo que estaba pasando, sin saber qué hacer, solamente se miraban entre ellos. De pronto oyeron que hablaba el compañero afectado.
-Mis compañeros, creo que harían muy bien en irse, porque siento que me estoy volviendo un monstruo. ¡Corran!
Nada más oyeron sus compañeros, comenzaron a correr en dirección al pueblo. Cuando llegaron, platicaron a todos los del pueblo lo que había ocurrido en el monte.
Aunque con dolor, la esposa del cazador que se estaba transformando fue la primera en salir del pueblo.
El cazador en ese momento completaba su transformación, ya no le quedaba nada de hombre, era completamente un animal que también se estaba dirigiendo a la población. En eso fue interceptado por el Señor del Monte que no estuvo de acuerdo con la propuesta del jaguar.
-¡Detente, cualquier cosa que seas!
-¿Qué quieres? ¿No tienes miedo que yo te coma?
-Vengo a ayudarte. Cuando llegues al pueblo se te habrá acabado la facultad del habla; sin embargo, todavía te quedará el entendimiento.
Cuando terminaron de explicarle la forma en que podría convertirse otra vez en hombre, comenzó a correr con más fuerza para ver si alcanzaba a decirle a su esposa la manera en que podría volver a ser un hombre normal. Llegó a su pueblo y ya no quedaba nadie. Comenzó a llorar con fuerza pero le vino a la mente ir hasta donde se reunieron la última vez para decidir la batida. Nada más llegó ahí y comenzó a escribir con su uña alrededor del pozo.
Ahí escribió cómo podría transformarse nuevamente en humano. Hasta ahora está esa escritura, esperando el día que pueda ser descifrada para transformar nuevamente al monstruo en hombre.