Tomada de www.elmundo.es
A pesar del cansancio el Papa, online de 77 años, accedió a responder durante 49 minutos a las preguntas que los periodistas le plantearon libremente. Habló de todo: admitió la posibilidad de que algún día pueda dimitir como pontífice, no cerró las puertas a la abolición del celibato sacerdotal («No es un dogma de fe, es algo abierto»), comparó los casos de pederastias en la Iglesia con una «misa negra», puso al paro juvenil en España y a los ni-ni como ejemplo de la cultura del descarte de los jóvenes, hizo referencia a los últimos escándalos que han sacudido al Vaticano…
– Estos días ha llevado a cabo gestos que han dado la vuelta al mundo. ¿Son gestos pensados? ¿Se imaginó cuáles serían los efectos de gestos de enorme entidad como por ejemplo la invitación a Peres y a Abbas a ir a rezar juntos al Vaticano?
Los gestos, los que son más auténticos, son los que no se piensan, son los que surgen. Yo pensé, bueno, se podrá hacer algo, pero los gestos concretos ninguno fue pensado. La invitación a los dos presidentes a la oración, esto sí fue pensado un poco, pero para hacerlo allá (en Israel) había muchos problemas logísticos. Al final espero que salga bien. Pero no fueron pensados, a mi me salen espontáneos. Es así.
– En todas las conferencias episcopales hay normas que exigen una fuerte obligación moral y a veces legal de denunciar a los curas pederastas. ¿Qué hará usted con un obispo que no observa estas normas?
En Argentina a los privilegiados les decimos «hijo de papá» y en este problema no habrá «hijos de papá». En este momento hay tres obispos que están bajo investigación: uno ya está condenado y se está estudiando la pena. No existen privilegios. Sobre este tema de los menores es un delito tan feo, tan… Sabemos que es un problema grave en muchos lados, pero a mí me interesa la Iglesia. Quién hace esto traiciona el cuerpo del Señor porque estos sacerdotes deben de llevar a este niño o a esta niña a la santidad, y este niño, esta niña, confían. Y estos sacerdotes en vez de llevarlos a la santidad, abusan. Y esto es gravísimo. Es como… Es como una misa negra. A primeros de junio va a haber una misa en Santa Marta con seis u ocho personas que han sufrido abusos y después habrá una reunión con ellos. Sobre esto tenemos que seguir adelante, adelante. ¡Tolerancia cero!
– ¿Cree que la Iglesia católica puede aprender algo de la Iglesia ortodoxa? Por ejemplo en el caso de los curas casados, un asunto que se ha puesto de actualidad tras la carta que usted ha recibido de 26 mujeres enamoradas de sacerdotes…
La Iglesia católica tiene curas casados. Católicos griegos, católicos coptos, hay en el rito oriental… Porque no se debate sobre un dogma, sino sobre una regla de vida que yo aprecio mucho y que es un don para la Iglesia. Al no ser un dogma de fe, siempre está la puerta abierta.
– ¿Si en un día muy lejano se siente sin las fuerzas suficientes, haría la misma elección de su predecesor, renunciando al pontificado?
Haré lo que el Señor me diga que debo hacer: rezar y buscar la voluntad de Dios. Creo que Benedicto XVI no es un caso único. Ha sucedido que no tenía las fuerzas y honestamente, un hombre de fe tan humilde, ha tomado esta decisión. Creo que él es una institución. Hace 70 años no existían los obispos eméritos. Ahora hay muchos. ¿Qué pasará con los Papas eméritos? Creo que debemos mirar como institución que él abrió una puerta, la de los Papas eméritos. Si habrá más, lo sabe Dios. Pero esa puerta está abierta. Creo que un obispo de Roma que siente que le fallan las fuerzas debe hacerse las mismas preguntas que se hizo el Papa Benedicto.
– Desde el primer día de su pontificado usted ha lanzado un mensaje fuerte de una iglesia pobre, simple y austera. Pero a veces vemos situaciones y escándalos, como por ejemplo el del apartamento del cardenal Bertone, la famosa fiesta que tuvo lugar el día de las canonizaciones o, volviendo al cardenal Bertone, la supuesta malversación de 15 millones de euros. ¿Qué pretende hacer para que no haya contradicciones con su mensaje?
El mismo Jesús una vez, según se dice en los Evangelios, le dijo a sus discípulos que es inevitable que haya escándalos, porque somos humanos y pecadores todos. Habrá, habrá escándalos. La cuestión es tratar de evitar que haya de más. En la administración económica se necesita honestidad y transparencia. Las dos comisiones, la que ha estudiado el IOR (el banco vaticano) y la que ha estudiado el Vaticano, han llegado a sus conclusiones y ahora el ministerio, la secretaria de Economía que dirige el cardenal Pell, llevará delante las reformas que estas comisiones han aconsejados. Pero seguirá habiendo escándalos, los habrá siempre porque somos humanos. Por ejemplo, en el IOR creo que hasta este momento se han cerrado 1.600 cuentas de personas que no tenían derecho a tener una cuenta en el IOR. El IOR está para ayudar a la Iglesia, tienen derecho a tener una cuenta los obispos, las diócesis, los empleados del Vaticano… Pero no tiene derecho las embajadas… No es una cosa abierta. Quiero decir una cosa a la pregunta que me ha hecho sobre el asunto de los 15 millones, es una cosa que se está estudiando, o está clara. Quizás sea verdad, pero en este momento no es definitivo, está bajo estudio.
– ¿Le preocupa el crecimiento del populismo que se ha manifestado en las elecciones europeas?
Hay una palabra clave: desocupación. Estamos en un sistema económico múltiple que coloca en el centro el dinero, no la persona humana. Un verdadero sistema económico tiene que tener en el centro al hombre y a la mujer. Este sistema económico que tenemos coloca en el centro al dinero y para equilibrarse debe llevar a cabo algunas medidas de descarte: se descarta a los niños, como lo indican las cifras de nacimientos en Europa. Y se descartan los ancianos. Ahora van en su busca porque son jubilados y los necesitan, pero los ancianos se descartan, incluso con situaciones de eutanasia oculta en muchos países. Y en esto momento se descartan los jóvenes, y eso es gravísimo. En Italia, creo que la desocupación juvenil está sobre el 40%. En España es el 50% y en Andalucía, en el sur de España, el 60%… Esto significa que hay una generación de ni-ni, que ni estudian ni trabajan, y esto es gravísimo, se descartan una generación de jóvenes. Esta cultura del descarte es gravísima. Este sistema económico es inhumano.
«Recen por mi, lo necesito bastante». Con esas palabras Francisco puso ayer fin a la rueda de prensa que ofreció a los 70 periodistas que le acompañaban en el vuelo de regreso a Roma tras su intenso viaje de tres días por Tierra Santa.