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Alma Vilches
@AlmaCoLatino
La crisis alimentaria se refleja en el alto costo de la canasta básica que para 2023 ha superado niveles históricos, de acuerdo con la Oficina Nacional de Estadística y Censos (ONEC), en el área urbana ya superó los $245, mientras que, en la zona rural alcanzó $185.26, convirtiéndose en las más caras de los últimos 21 años, es decir, desde 2001, año donde inician los registros manejados por el gobierno.
El alto costo de los alimentos pone en alta vulnerabilidad a muchas familias, principalmente indígenas, campesinas y obreras, pero, esta situación no es un accidente, sino más bien el resultado de un sistema mundial injusto que ha transformado los alimentos en mercancías financieras con las que especulan y se enriquecen sin medida ni control.
El Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA) consideró que los santuarios de semillas nativas y criollas o llamados “resguardos de las semillas”, están jugando un papel determinante. Durante la pandemia del COVID-19 muchas familias con las variedades de sus semillas nativas y criollas lograron una mayor diversificación productiva, sumado a la elaboración de sus propios insumos, logrando resistir a la crisis.
Asimismo, es urgente y necesario que el Estado en su totalidad reconozca esta realidad y asuma el uso de semillas nativas y criollas basados en la agroecología, como el principal sistema para la producción de alimentos saludables y nutritivos, alimentando sus familias y a sus comunidades, demostrando que la agroecología es el camino para la reconstrucción de los sistemas agrícolas en el país.
Walter Gómez, representante del programa de Soberanía del CESTA, señaló que la política del gobierno de entregar el paquete agrícola no es suficiente, una bolsa de semilla de maíz, un quintal de abono y un bote de insecticida solo alcanza para cubrir 18% de los costos para sembrar una manzana de terreno, aparte los insumos son de muy mala calidad.
“La semilla de maíz híbrida que están facilitando es malísima, la tusa no logra llenar el olote y se pudre, hay muchas quejas de las personas, aparte de eso se da bastante retardado, para entonces la familia ya ha sembrado o han hecho ya algunas actividades, por eso cada vez más son menos quienes esperan los paquetes porque siempre tienen dificultades”, sostuvo.
A criterio de Gómez, en el país no hay políticas para reactivar la producción local, lo cual quedó evidenciado recientemente, cuando Guatemala cerró las fronteras la falta de productos elevó los costos de las hortalizas en el país.
“No tenemos una ley de fomento de huertos urbanos. Como CESTA presentamos a la Asamblea en gestiones pasadas una propuesta, pero no hay una política de abastecimiento de alimentos, tampoco una política de los bancos de semilla o resguardo, el gobierno está en deuda en términos de políticas públicas a favor de la agroecología, agricultores, pequeños campesinos y productores ”, reiteró.
El Movimiento de Víctimas y Afectados por el Cambio Climático y Corporaciones (MOVIAC) exigió al CENTA su involucramiento en programas de rescate y mejora de semillas nativas y criollas, en lugar de gastar recursos públicos para promover y validar semillas híbridas y transgénicas.
Asimismo, impulsar acciones para promover a nivel nacional las semillas nativas y criollas, así como saberes ancestrales, patrimonio y parte de la identidad y cultura de los pueblos, fomentando el derecho de conservar, reproducir e intercambiar semillas.
