Telesur
El triunfo definitivo de la Revolución Cubana hubiera sido imposible sin la victoria de la batalla de Santa Clara, liderada por Ernesto “el Che” Guevara, junto a su Columna 8: “Ciro Redondo”.
La capital de la provincia de Villa Clara, en la región central de Cuba, por su ubicación estratégica era una de las ciudades más custodiadas por la dictadura de Fulgencio Batista, con el fin de contener el paso del Ejército Rebelde (ER) hacia el occidente del país.
El comandante en jefe del ER, Fidel Castro encomendó a dos de sus principales comandantes en la zona oriental de Cuba, el Che y Camilo Cienfuegos, a tomar el centro de la isla y continuar el camino hacia La Habana (capital), donde estaban los principales mandos, civil y militar.
Al llegar en octubre de 1958 al territorio central, en poco más de un mes ambos comandantes, con sus respectivas columnas, lograron liberar territorios montañosos, cortaron las vías de comunicación que enlazaban al oriente y al occidente de Cuba y cumplieron el objetivo estratégico de paralizar el traslado de tropas enemigas por tierra hacia oriente.
La última gran batalla
La batalla de Santa Clara comenzó el 28 de diciembre de 1958 con una duración de cinco días y el apoyo del pueblo santaclareño, el Che combatió con 300 hombres contra un enemigo varias veces superior en número y armamentos.
“Y cuando ya a finales de diciembre nuestras fuerzas tenían virtualmente dominada la provincia de oriente, cortada en dos partes la isla por la provincia de Santa Clara, el Che llevó a cabo una de sus últimas proezas en nuestro país”, expresó Fidel en un discurso el 28 de noviembre de 1971.
Días antes, el dictador Batista había enviado un tren blindado hacia oriente con soldados y municiones de refuerzo y se habían ubicado en la Loma del Capiro, una posición privilegiada desde donde controlar los movimientos de las fuerzas rebeldes.
No obstante, el Che recorrió con una escolta la vía férrea para encontrar el punto vulnerable obstruir el paso del vehículo. “Acosados por hombres que, desde puntos cercanos y vagones inmediatos lanzaban botellas de gasolina encendida, el tren se convertía –gracias a las chapas del blindaje- en un verdadero horno para los soldados”, escribió el luchador argentino.
Desde la mañana del 29 de diciembre se inició el asedio a Santa Clara desde la Universidad Marta Abreu como base de operaciones. Las vías amanecieron llenas de barricadas, los alrededor de 350 soldados batistianos a bordo del tren fueron derrotados y los rebeldes lograron ocupar armamento para cerca de 500 hombres.
También ese día resultó ocupado el cuartel del servicio de vigilancia de carretera. La misión incluía tomar las ciudad por posiciones y sus principales edificios, entre ellos, el cuartel 31, la estación de policía, la audiencia, la cárcel, el Gran Hotel y el Gobierno provincial; acciones que se lograron de manera progresiva.
El 31 de diciembre solo quedaban por rendirse los oficiales y soldados dentro la mayor fortaleza militar de la parte central de Cuba, “Leoncio Vidal”, aunque la instalación no llegó a ser atacada debido a la fuga del dictador Fulgencio Batista, el 1 de enero de 1959.
Esta batalla fue decisiva en el acorralamiento del ejército de la dictadura y la huída de Cuba de su jefe, lo que permitió el triunfo del Ejército Rebelde y la entrada a La Habana de sus principales jefes ocho días después hace 61 años.
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