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Izquierda, el cantautor salvadoreño y Embajador de Buena Voluntad en Misión Especial para Niñas y Niños Migrantes, Álvaro Torres; derecha, Francisco Elías Valencia, Director de Diario Co Latino. Foto Diario Co Latino/Antonio Valencia.
Izquierda, el cantautor salvadoreño y Embajador de Buena Voluntad en Misión Especial para Niñas y Niños Migrantes, Álvaro Torres; derecha, Francisco Elías Valencia, Director de Diario Co Latino. Foto Diario Co Latino/Antonio Valencia.

“… El cielo ha bajado a la tierra, el pueblo ha subido a la presidencia”: Álvaro Torres

Francisco Elías Valencia/@fe_valencia
Antonio Valencia/@Antovalf

Cada quince días, drugstore cialis las puertas de la Residencia Presidencial se abren al público, look proveniente de diversos sectores de la sociedad, sovaldi principalmente de jóvenes. El sábado, pasado, el turno fue para niños, niñas y adolescentes, con alguna experiencia como migrantes.

Este grupo de jóvenes, y uno que otro adulto, aceptó la invitación del Presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén, les hiciera, para compartir sus experiencias como emigrantes. No hubo ni una historia, que no le secara las lágrimas a la mayoría de los asistentes. Y es que ni las ondas herzianas ni la magia de la televisión pueden provocar, ni mucho describir, de forma colectiva, el gesto solidaria y dolor que reflejan las lágrimas, cuando sale de los más profundo del ser.

La primera en participar fue una jovencita, quien dijo que ella hubiera preferido el acompañamiento de su madre y su padre en todo lo que hace y aspira, en vez del ofrecimiento de la remesa. Hoy, la joven, atendida por el INJUVE, como el resto, se desarrolla en actividades artísticas.

Le siguió una mujer adulta, que seguramente se ganó los aplausos de quienes la veían en la televisión y la escuchaban en la Radio Nacional, al afirmar, tras contar su triste historia de paso por México, y cómo le tren le cercenó las piernas a su hermana, que el Presidente Sánchez Cerén se merece un diez, y no cinco o cuatro, como se lo han puesto otros, y luego enumeró de los beneficios que recibido del Gobierno.

Le siguió un joven, quien hizo dos prolongadas pausas por las lágrimas también se le habían atorado en la garganta y no le permitía compartir su triste historia. Cuando los aplausos de sus compañeros se hizo sentir en las tres ocasiones, el joven respiró profundo y contó como desperdició varios años de su adolescencia entre las drogas y otras actividades dañinas.

Narró como su fuerza de voluntad, y la ayuda de Dios, había dejado esos años duros  del submundo de la drogadicción. Tuve que arrojar el cuero, pero, ya salí de ese mundo, dijo el joven, y luego, reflexionó que si hubiese trabajo para los jóvenes, la posiblidades de caer en esas garras fueran menos.

Y así, muchos se animaron a contar su historia, hasta que le tocó el turno al último joven, quien contó que con otros amigos ya había emprendido el camino para buscar el “sueño americano”, pero, al pasar por la iglesia de San Vicente, y estar luego bajo la torre de la misma ciudad decidió regresar. Le sugirió al Presidente cambiar el Código de Trabajo, permitir que los campesinos obtengan mejores ganancias con sus productos, y que estos no pasen en manos de los acaparadores. Además, pidió una reunión con el Ministro de la Defensa y el de Seguridad Pública, pues, él y otros jóvenes también tienen sus propios planes de seguridad.

Uno de los que escuchaba a estos jóvenes era el cantautor salvadoreño, Álvaro Torres, quien, en su calidad Embajador de Buena Voluntad en Misión Especial para Niñas y Niños Migrantes había sido invitado por la pareja presidencial, al conversatorio con los jóvenes. Tras terminar la primera parte de la actividad, conversamos con el famoso artista, a continuación sus  valoraciones.

– Esta mañana ha sido testigo de historias desgarradoras, ¿qué sintió al escucharlas?

Sentí que trozos de mi alma y mi espíritu iban cayendo, ciertamente son historias desgarradoras.

– Lo vi derramar lágrimas, no solo a usted, también a quienes lo acompañaban en la mesa…

Yo viajé con ese muchacho y también perdí mis piernas.

– Se sintió en él, Álvaro…

Sí, así es.

– Escuchar estas historias en la Residencia Presidencial, que el presidente escuche estas historias, ¿qué sensación le deja?

Creo que es importante para ir creciendo.  Considero que el 49.9% de la gente debe aceptar que somos hermanos, tenemos el mismo propósito, alcanzar la paz, el futuro, el bienestar del país. Aquí se está poniendo en riesgo el futuro, estamos sacrificando a nuestros niños y les arrebatamos la seguridad y la posibilidad de vivir en paz, de llevarse un pan a la boca, todo por egoísmo.

Tenemos que unirnos, unidos vamos a ser más fuertes, vamos a tener más inventiva y vamos a colaborar. No debemos llenar nuestros bolsillos egoístamente, todas estas familias que ya acumularon, es tiempo que nos den una oportunidad, que le den una oportunidad al pueblo, es tiempo de mi pueblo salvadoreño. Lo necesitamos, es urgente y lo exigimos, tenemos derecho a ser felices.

– Usted le ha cantado al amor, pero también le ha cantado a la realidad Nacional, ¿ahora le cantará a la migración?

Sí, desde un punto de vista romántico porque es una historia triste (en referencia a su nueva canción), porque se ventila una separación. Antes estaba unida y ahora uno se va a Estados Unidos y en esta historia, ella decide irse por mutuo acuerdo, pero él llega a la conclusión de que la vida no vale la pena arriesgarla por una remesa, por un futuro incierto y es algo que estamos viviendo en este momento.

– Una jovencita, durante su intervención, precisamente decía que no quería que su madre le mandara una remesa, si no que esté aquí con ella…

Sí y qué linda.

– Y sin haber escuchado su canción…

Sí, y qué importante eso, que se den cuenta que es más importante el calor familiar, es preferible contar con el amor o el cuidado de los padre, que tener zapatos nuevos o teléfonos nuevo. Lo que pasa es que se nos han cambiado los valores  y a veces nosotros mismos, los adultos, lo hemos permitido por alcanzar la tranquilidad individual, entonces nos hemos dedicado a malcriarles y a darles cosas para que nos dejen en paz y nosotros hacer lo nuestros y nos hemos dedicado a cometer ese error.

– ¿Qué llamado le haría a los padres y madres en El Salvador?

Pues, decirles que nunca es tarde, aunque han transcurrido muchas cosas y el mal está bien enraizado, hemos creado una subcultura de la remesa y el atenimiento. Hemos perdido el interés personal de hacer las cosas, eso está pasando con las nuevas generaciones y creo que hay que cambiarlo, pero aunque se ha llegado muy lejos y como dije antes, siempre es tiempo y se puede buscar un mecanismo para buscar una respuesta, debe haberla y hay que buscarla entre todos.

– El día viernes por la noche fue nombrado como embajador de Buena Voluntad, ¿qué pensó, y qué pensó hoy como embajador, después de este conversatorio?

Anoche (el viernes) fue muy grato, pero en cierto modo sentía miedo, porque estoy poniendo por delante una carrera de 40 años, muchos éxitos que he alcanzado afuera como la imagen de un salvadoreño trabajador y tenía, hasta anoche, cierta reserva; pero con todo lo que he visto hoy, sé que estamos en buenas manos los salvadoreños, me gusta citar que el cielo ha bajado a la tierra, el pueblo ha subido a la presidencia, el gobierno tiene oídos, nos oye y a partir de eso, los salvadoreños vamos a ser felices, vamos a tener esperanza y más oportunidades.

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