Marlon Chicas
El Tecleño Memorioso
Una de las muchas invenciones realizadas por el hombre a lo largo de su historia, fue la creación de la bicicleta, atribuida al inventor e investigador alemán Karl Von Drais, en el siglo XIX, llamado Laufmaschine “máquina corredora”, la que fue bautizada por la prensa como Draisine “velocípedo”, fabricada en madera e impulsada con los pies.
El uso de esta en El Salvador data entre 1934 a 1935, cuando un grupo de italianos la introdujo al país, siendo la Bianchi y Legneano, las primeras bicicletas en comercializarse a nivel nacional, luego vendría la Peugeot de origen francés, con características análogas que la convirtieron en la novedad de la época para chicos y grandes.
Conversando sobre el tema con mi buen amigo Luís Montano, evocamos la memoria de su padre don Manuel Antonio Martínez “El Colocho” (+), en cuanto al oficio de este en el ensamblaje, reparación y alquiler de bicicletas en Santa Tecla; si bien don Manuel Martínez no fue oriundo de esta ciudad, lo fue por adopción, originario de Villa Colon, quien a temprana edad se traslada a Sitio del Niño, jurisdicción de San Juan Opico, donde cursó sus primeras letras.
Su padre, lo enlistó en el ejército a fin de cumplir con la famosa “Platada” en el Regimiento de Caballería, en ese lugar aprende variados oficios entre ellos la reparación de bicicletas, lo que se convertiría en su fuente de empleo, ostento el cargo de Caballerango (encargado del cuido y ensille de caballos) en dicho destacamento.
Luego de recibir la baja castrense, emigró a Santa Tecla, residiendo en el extinto mesón el “Último Adiós” el cual se ubicaba sobre la calle que irónicamente conduce al Cementerio General. Con los conocimientos adquiridos abrió un pequeño taller de reparación de bicicletas junto a sus excompañeros del ejercito Pedro y Antonio “El Gamarron” (+), tal sociedad duró poco, culminando con la separación de estos.
Don Manuel se dedicó en vida al alquiler de bicicletas con el nombre del “Colocho”, por lo rizado de su cabello; en las cercanías del Colegio Belén, su fama se extendió tanto en el municipio, que lo calificó para ser contratado por Boscaino y Salandra, para ensamblar bicicletas en sus talleres, las que eran vendidas en época navideña, por lo que contrató a sus antiguos compañeros para tal labor, sometiéndose a extenuantes jornadas de trabajo, con el objetivo de cumplir las metas establecidas.
Una de muchas anécdotas del Colocho es, cuando conoce a Manuel Rivera “El Científico”, pirotécnico de profesión en su extinto taller de la 12ª avenida norte, que meses después se trasladó a la finca La Peña, en dicho lugar Rivera convence al Colocho de construir un juego mecánico con viejos barriles, con los que crean una voladora con asientos en forma de bicicletas, la que se popularizó en las fiestas del barrio La Vega, por lo que un exalcalde tecleño les invita a participar de los festejos decembrinos, dicho aparato fue visto con desconfianza por los ciudadanos, más no por los niños, quienes disfrutaron de vueltas gratis, lo que hizo ganarse la confianza de los adultos a subirse a ella.
Otra de sus inolvidables remembranzas; era cuando un cliente incumplía el tiempo de alquiler de una bicicleta, debiendo el infractor dejar en prenda, el cincho, camisa u otro objeto de valor; entre sus famosos usuarios destacaron: alcaldes, buseros, estudiantes y típicos personajes como “Toñito Dame Cinco” entre otros, por su espíritu de servicio se ganó el cariño de los tecleños, a quienes les reparó gratuitamente sus bicicletas. Manuel Martínez “El Colocho”, ¡el reparador de bicicletas!