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El Colón Oro

Por: Orlando de Sola W.

La inconsulta Ley de Integración Monetaria permitió, desde el año 2000, que el Dólar de Estados Unidos circulara en El Salvador como medio de intercambio, expresión de valor y método de atesoramiento. Desapareció el Colón, aunque no estaba en la Ley, lo que sirvió a los gobernantes de entonces para dolarizar la economía, contrariando la norma que ellos mismos habían promulgado.

El propósito, dijeron, era evitar la inflación y devaluación al imposibilitar las emisiones inorgánicas de moneda sin respaldo. Al poco tiempo, sin embargo, emitieron CETES Y LETES, que hacen lo mismo en el extranjero, donde comisionistas se encargan de colocarlos a favor del gobierno y contra los salvadoreños, cuyos futuros impuestos servirán para pagar esos certificados y letras sin respaldo.

Han circulado rumores que, para aliviar su iliquidez, el gobierno intenta circular gran cantidad de colones que quedaron guardados desde la dolarización. Habría que preguntarse a que tasa de cambio serán introducidos, porque en el 2000 tuvimos que aceptar un Dólar por 8.75 Colones, pero nuestras relaciones comerciales han cambiado y el valor del Dólar.

La idea no me parece descabellada, al grado que desde hace años he venido proponiendo algo similar, para protegernos de la debilidad del Dólar, que como toda moneda fiduciaria, pierde valor por inflación. Para evitar eso, sugiero introducir el Colón Oro (y plata), respaldado por los depósitos de esos metales en nuestro subsuelo.

Extraídos o no, esos bienes públicos son riqueza natural que pertenece al estado-nación salvadoreño. Esos metales que yacen en nuestro subsuelo son parte de la riqueza salvadoreña, cuyo gobierno puede emitir moneda con respaldo de los mismos, para uso de salvadoreños y extranjeros que comercian, o viven con nosotros.

En Rusia, por ejemplo, el gobierno, que tiene bastante oro refinado y acumulado en la superficie, ha decidido protegerse de la debilidad del Euro y los petrodólares, emitiendo el Rublo Oro.

El oro y la plata en nuestro subsuelo servirán para respaldar el Colon Oro, no para exportarlos, como sucede en otros países y como han pretendido aquí. Nuestros metales preciosos son el respaldo lógico de Colón Oro, que sería nuestra sólida y confiable moneda nacional. Podría circular en billetes y en monedas de plata, mucho mejores que el Dólar de latón que, según la Ley de Integración Monetaria, debe seguir circulando en El Salvador, porque en Estados Unidos no lo aceptan. En ese caso, no se en que sentido funcionaría la Ley de Gresham, que dice que el dinero bueno tiende a ser desplazado por el dinero malo.

Todos apreciamos el oro, pero tememos su minería por el uso de Cianuro (antes mercurio) en su extracción; un peligroso químico que, si no se toman las debidas precauciones, puede contaminar nuestros acuíferos. La otra objeción, muy válida por cierto, es que las compañías mineras se quedan con la mayor parte de las ganancias, dejando a los gobiernos algo insignificante. Eso no debe suceder aquí, donde los ciudadanos, a través de nuestro estado nacional, somos dueños del subsuelo. Y ese subsuelo incluye metales preciosos, que pueden ser extraídos por el gobierno, a través del Ministerio de Obras Públicas, o por compañías especializadas que, a cambio de ganancias razonables para cubrir el costo de producción y algo mas, monitoreadas por el gobierno, dejen el oro y la plata refinada para beneficio de los salvadoreños.

El oro y la plata se quedan para que los salvadoreños los usemos como respaldo de nuestra moneda nacional, más sólida que el Dólar, que el cacao y que otros pagarés que circulan por el mundo como instrumentos de valor y vehículos de atesoramiento.

El gobierno de Cuba lucra de la minería de oro en ese país. Y Carlos Marx favoreció el oro como respaldo monetario, como era la costumbre en aquella época. El Dólar estadounidense también fue respaldado por oro hasta 1971, cuando el gobierno decidió convertirlo en fiduciario, que significa dependiente de la capacidad, o incapacidad del gobierno para limitar la masa monetaria, que no debe superar el dinamismo, o velocidad de la economía, para evitar la devaluación monetaria.

El Colón Oro podría protegernos de previsibles devaluaciones locales y extranjeras, llegando a convertirse en base sólida de nuestro futuro desarrollo.

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