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El conformismo social

José Guillermo Mártir Hidalgo

La conformidad sirve para conservar los grupos, ayuda a que estos se coordinen y se estabilice la diversidad cultural. El deseo de encajar y ajustarse a las normas de la sociedad es un rasgo exclusivamente humano que comienza a una edad muy temprana. Un estudio psicológico sobre simios y humanos nos dice que los primeros tienen más personalidad y criterio propio que los seres humanos. Niños de dos años tendían a aceptar e imitar las decisiones de los compañeros, por encima de los propios juicios o el propio instinto. Mientras que chimpancés y orangutanes hacían exactamente lo contrario1. Dieciocho niños de dos años de edad, doce chimpancés y doce orangutanes dispusieron, cada uno, de una caja con tres secciones separadas, con un agujero en la parte superior. Una bola se introducía en cualquiera de las tres secciones, pero, solo una opción daba recompensa. Tres compañeros que habían sido entrenados aparte, elegían una determinada sección de la caja diferente de la preferida por los participantes. Luego los participantes tenían que elegir en qué agujero introducir la bola. Los niños renunciaban a sus planes originales y procedían a imitar las decisiones de sus compañeros. Mientras que los simios hacían caso omiso a la presión de sus compañeros y mantenían su elección original.
Científicos de la Universidad de Leeds, Inglaterra, descubrieron que se necesita solo el cinco por ciento de personas para influir al otro noventa y cinco por ciento de sujetos. El profesor de la facultad de ciencias biológicas Jens Krause y el estudiante de doctorado John Dyer pidieron a un grupo de personas caminar al azar alrededor de una gran sala. Dentro del grupo, unos pocos recibieron información acerca de dónde caminar. A los participantes no se les permitió comunicarse. Pero los “individuos informados” fueron seguidos por otros de la multitud, formando una estructura auto-organizada. La mayoría de la gente tiende a seguir ciegamente los dictados de la mayoría2.
Solomon Asch realizó un estudio sobre la conformidad. Intentaba responder a la pregunta, si la gente puede resistir la presión de la mayoría para que acepte como verdadero algo que es falso. A los sujetos del experimento se les colocó en una sala con otros participantes, se les mostró una tarjeta con un segmento de línea de una determinada longitud. Se les pidió que eligieran de entre un conjunto de tres segmentos pintados en otra tarjeta cuál de ellos tenía la misma longitud que la mostrada anteriormente. El sujeto del experimento desconocía que la gente que formaba el resto del grupo colaboraban con el psicólogo y sus respuestas planificadas de antemano. El resultado fue que el setenta y cinco por ciento de los participantes estuvieron de acuerdo con el resto del grupo. Los miembros de un grupo actúan de acuerdo al “consenso general”3.
Stanley Milgram quería determinar el porcentaje de personas dispuestas a administrar descargas eléctricas progresivas a otras personas, hasta provocar su muerte, si recibían la orden de hacerlo por parte de una figura de autoridad. Los participantes en el experimento fueron el “maestro”, que administraba las descargas eléctricas al alumno, cada vez que respondía de forma incorrecta a una pregunta. El alumno, en realidad un embustero, se sentaba en una sala contigua y simulaba recibir las descargas eléctricas. Y el experimentador que instaba al “maestro” para que continuara suministrando las descargas eléctricas pertinentes. Por cada respuesta incorrecta, el alumno recibía cada vez mayor descarga eléctrica. Si el “maestro” expresaba su deseo de interrumpir el ensayo, el experimentador le daba exhortaciones verbales de continuarlo. Si después de haber escuchado las amonestaciones verbales el “maestro” deseaba interrumpir el experimento este se frenaba. El experimento terminaba después que el “maestro” administraba el electroshock letal de cuatro cientos cincuenta voltios. El sesenta y cinco por ciento de los “maestros” acabaron administrando el electroshock de cuatrocientos cincuenta voltios4.
Philip Zimbardo creó una prisión simulada en el sótano del edificio de psicología de la Universidad de Stanford. La asignación de roles se hizo al azar. Los “prisioneros” debían permanecer en la prisión simulada las veinticuatro horas. Los “guardias” trabajaban en turnos de ocho horas. El experimento estaba programado para durar dos semanas. Pero tuvo que ser detenido después de tan solo seis días de iniciado. La actitud de los “guardias” se convirtió en excepcionalmente abusiva. Y los “prisioneros” comenzaron a mostrar signos de estrés extremo, ansiedad y depresión nerviosas. El simple hecho de tener poder cambió la psicología de estudiantes saludables5.

CONFORMISMO Y OBEDIENCIA
El psicólogo hispano salvadoreño Ignacio Martín-Baró define conformismo al cambio de una posición a otra en un sujeto ya sea individuo, grupo o unidad social en su conducta, creencias y actitudes a causa de la presión grupal. La dirección del cambio en el pensamiento, percepción y acción manifiesta debe ser congruente con el grupo causante de dicha presión. La aceptación “pública” y manifiesta del cambio permuta la conducta visible. Pero es la aceptación “privada” y personal la que cambia las creencias y actitudes. El cambio producido por el conformismo como sometimiento meramente externo sigue dependiendo de la presión grupal. En cambio llega a convertirse en sumisión personal cuando el conformismo se erige en lo interno del sujeto. El conformismo externo es preliminar a la interiorización de una norma o conducta. Herbert C. Kelman habla de los tres procesos de influjo social: el sometimiento, la identificación y la interiorización6.
La obediencia social se da cuando la conducta del individuo corresponde a las determinaciones de la institución social. Aunque debe distinguirse entre obediencia en la acción y obediencia en la inacción. Leonard Berkowitz explica que hay una correlación entre estatus de un individuo dentro de una sociedad o grupo social y su grado de sumisión. Es decir, cuanto más elevado el estatus de un individuo, más puede discrepar de las normas sociales. La sociedad actual dispone de gran capacidad para estructurar situaciones autoritarias, mediante técnicas y organismos burocráticos, que provocan un mayor grado de ordenamiento de cualquier conducta en los sujetos. La pasividad obediente hace reseña a una inaceptable irresponsabilidad social por parte de personas consideradas normales. El efecto del espectador que citan Bibb Latané y John Darley es un ejemplo, treinta y ocho personas contemplan un asesinato y ninguna intentó intervenir o ayudar a la víctima. Y es que áreas que los individuos perciben como responsabilidad propia varían en cada sociedad, grupo social o situación. En la medida que los problemas tengan repercusiones en la vida social, su responsabilidad estará más o menos institucionalizada.

MENTALIDAD DE REBAÑO
En opinión del escritor británico David Icke, nosotros hemos permitido convertirnos en masa de conformidad y uniformidad. Una vez que cedemos a la mentalidad de rebaño, podemos ser controlados y dirigidos por una pequeña minoría. Hemos dejado de pensar por nosotros y entregado nuestras mentes y seguimos al que está adelante de modo robótico. La mentalidad de rebaño y el miedo permiten a una minoría moldear y dirigir el mundo. Esto es fácil si se tiene el control de la educación y el control de los medios de comunicación. Una vez que se ha condicionado a una generación para pensar de la manera que se quiere, es más fácil condicionar a la próxima generación7. Cada dogma, sistema de creencias, cultura y sociedad tiene una zona libre de problemas donde se fijan los límites de pensamiento, opinión y comportamiento. Cualquiera que sale de esos límites es ridiculizado como “loco” o es condenado como “malo”. Por lo que hay dos calidades de psiquismo: el que desea expresar su singularidad y al que le aterroriza lo que eso representa en la vida cotidiana. Icke afirma que nos hemos hecho prisioneros y fuerza policial de la zona libre de problemas. Las personas son condicionadas a ser prejuiciosas contra otros miembros y grupos dentro de cada cultura y sociedad. Juzgamos a las personas y a nosotros mismos no por lo que somos, sino, por lo que poseemos o hacemos. Icke opina que hemos aceptado en masa que la democracia es otra palabra para libertad. La Democracia no es libertad, es una dictadura camuflada como libertad. La misma fuerza controla partidos políticos y movimientos sociales. Cuando usted vota en una elección, usted está escogiendo entre aspectos diferentes de la misma fuerza.
El representante de la élite transnacionalizada Carlos Calleja es el candidato de Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) para perseguir el solio presidencial en la elección de dos mil diecinueve. Proveniente de una familia de inmigrantes españoles con gran riqueza e influencia, sus motivos para convertirse en presidente de la República de El Salvador no se encuentran en la retribución que pueda ganar por su desempeño en el cargo. Sus razones se hallan en propósitos de élites globalistas de las cuales él es socio. Carlos Calleja es amigo del empresario mexicano Carlos Slim, del expresidente estadounidense Bill Clinton y del magnate minero canadiense Frank Giustra. Para el escritor salvadoreño Giovanni Gáleas8, La Fundación Calleja de El Salvador, la Fundación Carlos Slim, la Fundación Clinton y Clinton Giustra Enterprise Partnership pretenden ser los brazos sociales de estos globalistas en El Salvador, a través de las cuales encubren sus ansias por hacer grandes negocios en rubros rechazados por las comunidades rurales salvadoreñas. Y es que los globalistas tienden a verse a sí mismos como una clase superior con aptitudes superiores. Creen que están dotados de una predisposición genética para el liderazgo. El objetivo final de los globalistas es la gobernanza mundial y el dominio total. Estos se muestran impávidos ante el uso de la mentira para alcanzar un “objetivo positivo”. Nos ven como rebaño que necesita ser “sacrificado” y una población sacrificada es más fácil de dominar9. Ojalá que la mentalidad de rebaño no decida la elección presidencial en el dos mil diecinueve.

(Endnotes)
1. Un increíble estudio psicológico sobre simios y humanos que habla mal de nuestra especie. En: https://elrobotpescador.com/2014/11/05/un-increible-estudio-psicologico-sobre-simios-y-humanos-que-habla-muy-mal-de-nuestra-especie/.
2. Nauert, Rick. Explicación de la mentalidad de “rebaño”. En: https://www.bibliotecapleyades.net/ciencia/ciencia_consciousuniverse132.htm.
3. ¿Quieres sabe por qué la gente se comporta como un rebaño? El experimento Solomon Asch. En: https://elrobotpescador.com/2017/09/11/quieres-saber-por-que-la-gente-se-comporta-como-un-reano-el-experimento-solomon-asch/.
4. ¿Quieres saber por qué las personas uniformadas obedecen las órdenes ciegamente? El experimento Milgram. En: https://elrobotpescador.com/2014/09/23/quieres-saber-por-que-las-personas-uniformadas-obedecen-las-ordenes-ciegamente-el-experimento-milgram/.
5. ¿Sabes por qué las personas uniformadas tienden a abusar de su poder? El experimento Zimbardo. En: https://elrobotpescador.com/2014/11/10/sabes-por-que-las-personas-uniformadas-tienden-a-abusar-de-su-poder-el-experimento-zimbardo/.
6. Martín-Baró, Ignacio. Conformismo y Sumisión. PP 285-299. Psicología Social 1976. En: www.uca.edu.sv/coleccion-digital-IMB/wp-content/uploads/2015/12/1976-Psicologia-Social.pdf.
7. Icke, David. El rebaño humano aturdido. En: https://www.bibliotecapleyades.net/biggestsecret/esp_icke49.htm.
8. Gáleas, Giovanni. Cuidado con los amigos de Carlos Calleja. En: ultimahora.sv/cuidado-con-los-amigos-de-carlos-calleja-primer-entrega/. Ultimahora.sv/cuidado-con-los-amigos-de-carlos-calleja-segunda-parte/. Ultimahora.sv/cuidado-con-los-amigos-de-calleja-ultima-entrega/.
9. Smith, Brandon. Elitismo global -los rasgos del carácter de gente realmente malvada-. En: https://www.bibliotecapleyades.net/sociopolitica/sociopol_globalelite136.htm.

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