Washington / AFP
El Congreso de Estados Unidos reconoció formalmente el jueves como genocidio la muerte de hasta 1,5 millones de armenios entre 1915 y 1917.
El Senado finalmente aprobó una resolución varias veces estancada, que seguramente dé lugar al rechazo de Turquía, que niega asesinatos masivos, e insiste en que los armenios murieron en el contexto de la Primera Guerra Mundial.
La resolución, que ya había tenido el visto bueno de la Cámara de Representantes y fue impulsada en la Cámara alta por el demócrata Robert Menéndez, había sido bloqueada varias veces por los aliados del presidente Donald Trump, quien ha buscado una relación cercana con Turquía y su presidente Recep Tayyip Erdogan.
En noviembre, junto a Trump en una visita a la Casa Blanca, Erdogan advirtió que «algunos hechos históricos y acusaciones son usados para dinamitar» la relación bilateral.
La resolución declara que es una determinación de Estados Unidos «conmemorar el Genocidio Armenio a través del reconocimiento y el recuerdo oficiales».
También se determina «rechazar los esfuerzos para involucrar, comprometer o asociar al gobierno de Estados Unidos con la negación del Genocidio Armenio o cualquier otro genocidio».
«Es adecuado y apropiado que el Senado esté del lado correcto de la historia», dijo Menéndez, conteniendo las lágrimas.
«Estoy agradecido de que esta resolución haya sido aprobada en un momento en que todavía hay sobrevivientes del genocidio que podrán ver que el Senado reconoce lo que pasó».
En la primera reacción la adopción por parte del Senado estadounidense este jueves de una resolución que reconoce el genocidio armenio «pone en peligro el futuro de las relaciones» entre Turquía y Estados Unidos, advirtió Ankara, que rechaza el término «genocidio».
«El comportamiento de ciertos miembros del Congreso estadounidense perjudica las relaciones turcoestadounidenses (…). La resolución estadounidense que fue aprobada en el Senado pone en peligro el futuro de nuestras relaciones bilaterales» declaró en Twitter el director de Comunicación de la presidencia turca, Fahrettin Altun.