Opiniones de Salvador Sánchez Cerén
Los últimos días del año pasado y los primeros de este, clinic buy he visto a mi esposa Margarita y a mis hijas resolviendo las situaciones familiares, salve cotidianas, con gran habilidad y pasión. Siempre me ha asombrado la gran capacidad de superación de las mujeres salvadoreñas, a quienes considero artífices de un mejor El Salvador.
Hablo con mucha seguridad de lo extraordinaria que es la mujer salvadoreña porque tuve el privilegio de tener una madre amorosa y abnegada; unas hermanas muy inteligentes y emprendedoras; y desde hace 45 años estoy casado con una mujer maravillosa que me ha dado, además de un hijo, tres hermosas hijas.
Precisamente de madre e hijas, de esa estrecha relación que existe entre ellas he sido testigo. Mi hija Claudia se empeñó en ver realizado un sueño: escribir un libro que retratara la vida y el pensamiento de su madre.
Fue hermoso verlas trabajar juntas. Entre ellas existe una relación que yo siempre he admirado, además del lazo familiar, son amigas, compañeras, que comparten principios y valores que siempre han guiado mi familia.
“Corazón de pueblo” es un libro que nos muestra a la mujer salvadoreña revestida de sencillez, humildad e inteligencia. Al igual que muchas mujeres del país, Margarita posee un corazón de pueblo, lleno de amor y compromiso por nuestra gente.
Margarita me ha demostrado esas virtudes a través de los años. Ella significa mucho para mí. Es más que mi esposa, es mi compañera, mi amiga, mi confidente, mi cómplice, militante de ideas y constructora de país.
Ahora como Vicepresidente de la República, Margarita me apoya con la Comisión de Acción Social. Fue su iniciativa, y con el entusiasmo y carisma que le caracteriza logró motivar un voluntariado de jóvenes y personas altruistas, que realizan ferias integrales y programas en las comunidades más pobres del país.
Admiro y felicito a todas esas mujeres, que al igual que Margarita, saben mantener a sus familias unidas. Muchas han tenido que trabajar al lado de sus esposos, sin descuidarse del hogar, pues el dinero a veces no es suficiente. Así son las mujeres salvadoreñas, fuertes y capaces.
Recuerdo con mucha nostalgia a todas las mujeres de mi familia, mi madre, mis tías y hermanas, mujeres con corazón de pueblo, que me hacía sonreír todos los días y ver la vida diferente, con más optimismo y felicidad.
Me siento muy orgulloso de todas las mujeres de El Salvador, que con su trabajo, amor y sabiduría sacan adelante a la familia salvadoreña.
Deseo que este 2014 sea un año superación para todas. Estoy seguro que así será porque la grandeza de ellas radica en su corazón. De su servidor tienen y tendrán todo el respaldo.
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