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Madrid/dpa
El Atlético de Madrid se clasificó hoy para la semifinal de la Liga de Campeones al vencer 2-0 al Barcelona, here actual campeón de Europa, que realizó un ejercicio de impotencia para prolongar su caída del último mes.
El triunfo azulgrana 2-1 de la ida auguraba un duelo apasionante que se prolongó hasta el drama. Los dos goles de Antoine Griezmann, uno de ellos de penal, llenaron de gloria al Atlético de Madrid y arrojó miseria a un Barcelona que encontró la peor versión de sus estrellas, con Lionel Messi a la cabeza. Un año más, el actual campeón no podrá revalidar el trono europeo.
El Atlético de Madrid se marchó 1-0 al descanso porque fue el único equipo que quiso, el único que tenía un plan. El Barcelona se dedicó a tener el balón para nada, con pases inanes y extrema lentitud. Dentro de una primera parte de poca calidad, el Atlético fue el único que propuso algo.
Empujado por el sensacional calor de la grada, el conjunto de Diego Simeone acumuló tres disparos en los primeros siete minutos. Gabi remató alto y Ter Stegen intervino en otros dos intentos. Luego el encuentro se paró, aunque al Atlético siempre se le vio intención, fe en una idea.
Todo lo contrario que el Barcelona. Decidió quedarse el balón para defenderse y nada más. Jugó a dormir el partido y se durmió. Messi fue una estatua en la banda izquierda, Neymar no intentó nada dañino y Luis Suárez sudó por nadie y para nada. El primer disparo del campeón de Europa no llegó hasta los 42 minutos, un intento no demasiado exigente para Jan Oblak.
Pero para entonces el Barcelona ya perdía. La jugada ocurrió a los 36 minutos y nació de un grave error de Jordi Alba, quien despejó hacia el medio, algo prohibido ante un rival que ocupa los espacios como nadie. Saúl robó y con el exterior sirvió para que Griezmann conectara un magnífico cabezazo que llevó el delirio al Calderón.
El Atlético tuvo otra justo antes del descanso, con una carrera de Yannick Carrasco que acabó en las manos de Ter Stegen. El entretiempo llegó con el Atlético jugando el partido que deseaba ante un Barcelona con el signo de interrogación dibujado en su frente. El mismo Barcelona del último mes.
La primera de la segunda mitad fue para el Atlético con un cabezazo de Saúl que se fue al palo ante la pasividad de Ter Stegen. Entonces comenzó a reaccionar tímidamente el Barcelona. Al menos, circuló el balón con algo más de velocidad.
El Atlético varió ligeramente el plan y pasó a defender cerca de su área, aunque sin renunciar al contraataque ante un Barcelona que comenzó a asumir riesgos. Así, Griezmann recorrió 50 metros para llegar en mano a mano con Ter Stegen, aunque agotado finalizó con un disparo flojo.
La fatiga comenzó a crear estragos en el Atlético y el Barcelona fue ganándole metros. Y poco a poco convirtió el dominio en asedio. Suárez probó a Oblak a los 65 minutos cuando el partido ya se jugaba únicamente en terreno rojiblanco.
Pasaban los minutos y Messi seguía sin aparecer. Con todo el Barcelona enchufado, el argentino permanecía desaparecido, como si el partido no fuera con él. Cuánto lo echa de menos su equipo. Y algo parecido ocurrió con Neymar.
El final del encuentro fue una agonía. Para los dos equipos. El campeón de Europa estaba contra las cuerdas mientras el Atlético sudaba sangre defendiendo prácticamente en su área pequeña ante el desordenado asedio azulgrana.
Y llegó la sentencia a tres minutos del final con una agónica carrera de Filipe Luis que terminó en penal de Iniesta y la transformación en gol de Griezmann. El Vicente Calderón se vino abajo. El Atlético estaba en semifinales tras eliminar al campeón, que no hizo honor a tal condición. La caída azulgrana continúa sin freno mientras el Atlético sigue engrandeciendo su historia reciente.
