Por: Iván Escobar
Colaborador
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“El sistema de dominación más peligroso que tenemos en este momento es el Cristoneofascismo”, advirtió el teólogo español, Juan José Tamayo, que recientemente visitó El Salvador, en el marco de las jornadas conmemorativas al 106 aniversario del natalicio de Mons. Oscar Arnulfo Romero, el cual consideran dejó un importante legado en el desarrollo de la teología de la liberación.
Tamayo participó el fin de semana en el Encuentro Romeriano “Esperanza de liberación” organizado por la Escuela Política para un nuevo proyecto y otros colectivos religiosos del país y de jóvenes interesados en el pensamiento y legado de Mons. Romero, para encontrar soluciones a los principales problemas que aquejan a la sociedad salvadoreña.
En este sentido, el teólogo español, mencionó durante su ponencia magistral, cómo Mons. Romero sigue hoy en día siendo una fuente de inspiración y pensamiento de estudio.
El padre Juan Vicente Chopin, añadió que en el caso del Papa Francisco, “estaría siguiendo el discurso de Romero, expresado en Lovaina”, cuando su pensamiento se tornaba muy maduro y lo retoma el máximo representante de la iglesia Católica en un encuentro celebrado en Panamá, en 2019.
“La Internacional del Odio, manipulación política y discurso religioso” se denominó la ponencia de Juan José Tamayo, en la UCA, y la cual se centra en uno de los últimos libros del teólogo donde “analiza la nueva relación entre religión y política en América Latina, Estados Unidos y Europa. La alianza entre la extrema derecha política y los movimientos cristianos fundamentalistas ha dado lugar al nacimiento de una nueva religión, la Internacional cristoneofascista, que se alimenta del odio, crece y disfruta con él, lo fomenta entre sus seguidores y lo inocula en la ciudadanía. Una correlación de fuerzas que está cambiando el mapa político y religioso”.
Los estudios de Tamayo se basan en experiencias que tienen su origen en Estados Unidos y Brasil, luego otros casos en: Costa Rica, Chile, Nicaragua, aquí en El Salvador; en Europa: Italia, Hungría, Polonia y la misma España, a partir de la llegada de la extrema derecha al poder e instituciones del Estado.
¿Por qué este tema? Así comenzó su ponencia Tamayo, quien de inmediato compartió con los presentes su respuesta y explicación: “por mi compromiso ético-cívico, en defensa de la democracia”, concretó.
Y precisó que el “Cristoneofascismo” al que se refiere en sus estudios desde 2019 a la fecha “es porque ese Cristoneofascismo lo que ha hecho es mutar el mapa político y el mapa religioso de América Latina en cuestión de 10 ó 12 años, un mapa político marcado por políticos que incorporan nuevos sujetos como: la ecología, las mujeres, las comunidades indígenas, las comunidades afrodescendientes, la propia tierra, y de buenas a primeras, pero esas políticas son contrarrestadas por políticas negadoras del cambio climático, negadoras de los nuevos sujetos protagonistas de la vida política y en el campo religioso exactamente lo mismo. Hemos pasado del cristianismo liberador a este cristianismo neofacista”.
Frente a este panorama, en el cual cada vez más se ven violaciones a derechos humanos, como el caso de Estados Unidos y Brasil, que en plena pandemia se dieron situaciones de agresión a los derechos desde los gobiernos de turno, y esa constante ha continuado hasta hoy en día, en el accionar de los gobiernos de extrema derecha se impone, y las oposiciones están anuladas.
“Hay que recuperar una izquierda auténtica, pero tiene que ser una izquierda policromada, que incorpore todos los colores…una izquierda alternativa”, puntualizó.
¿Y cómo se construye? Cuestionó Tamayo. “No cruzándose de brazos ante esta ola neoconservadora que viene con fuerza, sino, incorporándonos a los movimientos sociales y a las distintas organizaciones religiosas de base y de compromiso”, recomendó.
Tamayo rememoró que la historia nos da cuenta de cómo en el pasado “la alianza entre el fascismo y nazismo con la religión” fue una mal actuar, y citó que de esa alianza desembocó lo que conocemos como “regímenes dictatoriales, militares represivos, monarquías absolutas, nacionalismos populistas excluyentes y regímenes uniconfesionales, que han negado el ejercicio de los derechos humanos y de las libertades, la libertad religiosa y la igualdad de todas las religiones”.
En los años 40’s, citó como ejemplo de esta perversa alianza, el caso de Europa, en naciones como Italia y Alemania “con las iglesias oficiales protestante y católica con el fascismo”, bajo el justificante de religiosos como el Papa Pio XII, “acusado de no haber sido suficientemente crítico con el nacismo”.
En los años 50 ́s hasta los 80’s, recordó el caso de América Latina, donde se instalaron dictaduras militares en Uruguay, otras naciones de sur y Centro América, bajo el argumento de que “era necesario impedir los regímenes democráticos porque a este paso se va imponer el comunismo”, se aseguraba. “Siempre hay una justificación, pero siempre del lado del poder y los militares”, señaló el ponente.
A esto se suma el odio que promueven los gobiernos o actores políticos de extrema derecha, con el fin de dividir a las mayores y evitar la cohesión de fuerzas opositoras. Ante ello, él enumera 10 signos que permiten “verificar” la realidad del odio que inculcan personas o creyentes extremos que acompañan los estados o gobiernos represivos. “Este odio se dirige contra el feminismo, contra la teoría de género, contra el matrimonio igualitario, contra la educación afectivo sexual, contra la inmigración, contra comunidades musulmanas (en España), contra quienes decimos que el capitalismo es responsable del cambio climático, contra la violencia machista, contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, y contra el Papa Francisco (en España)”, son evidencias empíricas que Tamayo considera tener en cuenta para detectar agresiones o mensajes de odio propiamente.
Hay que sembrar la semilla de libertad
Julio Flores, representante del movimiento Romeriano, reiteró que “es tiempo de sembrar”. Pero, reiteró que “hay que saber identificar el momento en qué nos encontramos… hay que alistar la semilla, los instrumentos de labranza y asumir que esta parte del pueblo que nos reunimos somos los sembradores de la época. La claridad que portamos, heredada del devenir histórico de Dios nos define como la parte que quedó en pie sosteniendo la esperanza que las mayorías perdieron…
Mons. Romero diría que somos el resto de los que en el peor momento preservamos la semilla de esperanza, para que como pueblo nos reencontremos en el camino a la liberación…”.
Y reafirmó que “llega la hora que asumamos nuestro rol de sembrador colectivo, la semilla que plantemos si lo hacemos bien multiplicará el fruto”, concluyó.
Por su parte, el padre Chopin, aseveró que los tiempos en El Salvador son difíciles, sobre todo en los últimos cuatro años donde se han dado serios retrocesos democráticos, “esto lo vemos acá”, advirtió en referencia a la exposición completa de Tamayo, por lo cual dijo que frente a la desesperanza que se trata de imponer, es necesario fortalecer el trabajo colectivo y estudio de la realidad y nuestra historia, es fundamental para hacerle frente a los desafíos actuales.
La jornada contó con la parte cultural, que estuvo a cargo de los coros de la parroquia San Francisco, Romeo Reyes, y se expuso la muestra fotográfica: “Mons. Romero y la Memoria”.