Plymouth / AFP
Alice Ritchie
Un año después de haber lanzado la huelga escolar que la convirtió en una figura destacada en la lucha contra el cambio climático, Greta Thunberg cree que su firme mensaje está asentándose, aunque las acciones sobre el terreno sigan siendo insuficientes.
La sueca, de 16 años, que parto hacia Nueva York en un velero el miércoles, con el objetivo de extender su mensaje ecologista entre los norteamericanos, ha sido objeto de críticas pero en ello ve una prueba de que su reclamo está calando, que está influyendo en la gente.
«El debate está cambiando. Siento que la gente se está tomando esto de forma más urgente, la gente está empezando a concienciarse más, lentamente», declaró a la AFP a bordo del yate de 18 metros de eslora en el que cruzará el océano Atlántico.
Sin embargo, admite que esto todavía debe traducirse en acciones, y advierte: «cuando ves el panorama general, no está ocurriendo casi nada positivo».
Desde que copó titulares en agosto de 2018 al protestar frente al Parlamento sueco, se ha reunido con varios líderes políticos y empresarios de toda Europa.
Ahora, se dispone a asistir a la cumbre de Naciones Unidas sobre el clima que tendrá lugar en Nueva York en septiembre. Se niega a tomar un avión, así que logró que le ofrecieran hacer la travesía en un velero de competición.
El «Malizia II» estará capitaneado por Pierre Casiraghi, miembro de la familia real monegasca, y por el marinero alemán Boris Herrmann.
Se trata de un barco con pocas comodidades -el retrete es una cubeta, y no tiene cocina- pero funciona sin causar emisiones de carbono, gracias a unos paneles solares y a unas turbinas submarinas.
Thunberg, que nunca había navegado antes de esta semana, permanecerá en alta mar durante dos semanas, junto a su padre, Svante, y un cineasta.
«Esto tan solo muestra cuán imposible es vivir de forma sostenible hoy en día, es absurdo que tengas que navegar por el océano Atlántico de este modo para llegar allí sin producir emisiones», denunció Thunberg en el puerto inglés de Plymouth.
«Pero siento que, ya que soy una de las pocas personas del mundo que pueden hacer esto, quiero aprovechar esta oportunidad de hacerlo», agregó.
No tiene previsto reunirse con el presidente Donald Trump en Estados Unidos, y comenta que «no puedo decir nada que él no haya oído antes».
– Invitada para «limpiar el nombre» de otros –
En el último año, Thunberg ha hablado frente al Foro Económico Mundial en Davos, ha participado en debates de la ONU en Polonia, fue entrevistada por la revista Vogue y ha participado en el nuevo álbum del grupo The 1975.
Ha recibido varios premiso y fue nominada al premio Nobel de la Paz.
Pero, con todo, no esconde su escepticismo con algunas de las personalidades que le pidieron que participara en actos suyos.
«Mucha gente ve esto como una oportunidad para invitarnos, a los huelguistas escolares, para limpiar su nombre, de algún modo», dijo.
Pero matizó: «Si hago esto, es porque estoy teniendo un impacto».
Para ella, lo más poderoso del año pasado fue el ver a jóvenes de todo el mundo secundando su huelga escolar.
«Formar parte de un movimiento tan grande y tan fuerte, el movimiento de los Viernes por el Futuro, ver a todos los niños, los jóvenes de todo el mundo, a millones de jóvenes que están levantándose», sostuvo.
Con sus trenzas, sus zapatillas desgastadas y su suéter, Thunberg parece más joven de lo que realmente, pero eso no disuade a sus detractores de criticar abiertamente a la joven por haber alzado la voz.
«Simplemente, no hago caso, porque al mismo tiempo es una buena señal, de que, de hecho, ellos están tratando que nos callemos, lo que quiere decir que estamos teniendo un impacto, y que ellos nos ven como una amenaza», apostilló.
– Permanecer unidos –
Después de Nueva York, donde también planea participar en manifestaciones por el clima, viajará a Canadá y a México, antes de participar en otra reunión de la ONU en Chile, en diciembre.
Su meta es garantizar «que la crisis climática se toma en serio, como debería tomarse, y que la gente realmente empieza a entenderlo».
«Entonces, juntos, crear una opinión internacional, y un movimiento para que la gente permanezca unida y presione a los poderosos», dijo.
A Thunberg no le gusta hablar sobre sí misma, se define como una mera activista, pero sabe que el hecho de que un niño opine tiene una fuerza especial.
«Lo decimos tal y como es, no nos preocupa ser educados. Y hacemos que la gente se sienta muy culpable», afirma.