Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
El miércoles 7 de enero de 2015, la vida de David Arturo Chávez cambió para siempre, cuando se encontraba en un cruce de calles al interior de su colonia. Tenía 14 años, venía de su jornada escolar y se dirigía a su hogar. Recuerda cómo fue asaltado, despojado de sus pocas pertenencias y los disparos en su espalda.
“Me preguntaron si tenía tatuajes alusivos a pandillas, y como vieron que no, ellos me dijeron que me fuera, y cuando caminé me dispararon en la espalda; fue ahí que yo perdí mi movilidad de mis piernas. Esto me afectó bastante; pensé: ¿qué será de mi vida?, ¿cómo será mi futuro? Pero el conocer a otras personas con discapacidad me motivó a seguir adelante, ahora soy un atleta de alto rendimiento en lanzamiento de jabalina; quiero ser profesor de educación física para lograr mis objetivos, porque la discapacidad está en la mente”, atestiguó Chávez, del Comité Paralímpico de El Salvador y embajador de la organización Humanium Metal de IM.
Con el Foro Internacional “Desarme de la Sociedad para Construir Cultura de Paz y Desarrollo Sostenible”, las organizaciones Humanium Metal (HU) IM, FESPAD, Fundación Red de Sobrevivientes y Personas con Discapacidad abrieron un espacio para discutir la importancia de sacar las armas ilegales de las calles, para salvar vidas y crear un tejido social que construya la cultura de paz permanente.
Asimismo, FESPAD, Fundación Red de Sobrevivientes y Personas con Discapacidad e IM Swedish Development Partner presentaron la investigación “Impacto de las armas de fuego pequeñas y ligeras en la seguridad pública, cultura de paz y desarrollo sostenible en la región norte de Centroamérica”.
Las cifras son contundentes en cuanto a la violencia social, en especial, la armada, explicó Saúl Baños, director de FESPAD quien informó que solo entre los años 2015 a 2019 se registraron 20,974 homicidios, de los cuales el 85.5 % eran hombres y un 14.5 % mujeres.
“El 80 % de esos homicidios fue cometido con arma de fuego, que podría decirse casi 17,000 homicidios. El mayor número de incidencias de muertes violentas ocurrió en personas entre los 15 a 29 años, quienes representan el 50.33 % del total de las muertes acaecidas en los últimos cinco años”, afirmó.
Esta situación no es exclusiva de El Salvador; en cifras similares, Guatemala y Honduras ostentan índices de violencia que en estos cinco años reportaron 52,023 muertes violentas, en donde los hombres tenían el 85.5 % de los casos reportados y las mujeres un 14.5 %, siendo un 43 % de las víctimas la población entre los 18 a 29 años de edad, con un 80 % de homicidios que fue cometido con arma de fuego.
En este sentido, y ante la relación directa que existe entre las muertes violentas y la circulación de armas de fuego, estas organizaciones se han unido con el objetivo de “romper ese ciclo la violencia”, a través de un trabajo de concienciación en grupos poblaciones vulnerables como adolescentes y jóvenes, que enfrentan la violencia a diario; y en las comunidades, en la búsqueda de crear convivencia social, para fortalecer las bases de una cultura de paz.
“En El Salvador, solo en el 2019 se calcula que circulan más de 149,000 armas de fuego. En Guatemala la cifra es casi de 600,000 armas, y en Honduras solo en los últimos cinco años se registró más de 107,000 armas de fuego. A ello se debe sumar la circulación de las armas ilegales, de las cuales no hay cantidades exacta de cuántas se mueven en los tres países”, acotó Baños.
Huiman Metal, de IM Swedish Development Partner con la divisa “Transformando Metal, Transformando Mentes”, apuesta al cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible #16 (ODS), que tiene a la base “reducir todas las formas de violencia y tasas de mortalidad relacionadas en todas partes”. Es con este principio que FESPAD, la Fundación Red de Sobrevivientes y Personas con Discapacidad e IM Suecia presentaron esta investigación y lanzan una campaña de desarme para cimentar la cultura de paz.
Kristina Jannerbo, directora regional de IM Suecia manifestó que de esta iniciativa, lo innovador se encuentra en el involucramiento de diversos sectores sociales, en especial el empresariado porque permite realizar procesos de transformación del metal de las armas.
“De ese metal (armas) junto al sector privado tenemos la producción de productos comerciales, como esta carcasa de este reloj que está hecho por metal fundido de armas ilegales confiscadas. El metal de estos productos fueron armas de destrucción, para ser un metal que da vida. Esta iniciativa logra un nivel de sostenibilidad muy interesante”, apuntó.
Mientras, Martín Nilhgard, secretario general de IM Suecia señaló: “la razón por la que participamos como IM es porque pensamos que necesitamos construir una sociedad fuertemente democrática y una cultura de paz.
Esto definitivamente tiene que ser deshaciéndonos de armas que circulan en las calles y este proyecto inició como una idea loca (Suecia); pero al ver los avances de nuestros socios en El Salvador, nos damos cuenta del éxito del proyecto, y para construir un mundo mejor debemos trabajar juntos”, indicó.
Amílcar Durán de la Fundación de Red de Sobrevivientes afirmó que este proyecto cuenta con tres objetivos fundamentales: la prevención de la violencia; segundo, el fomento de la cultura de paz, creando capacidades dentro de jóvenes para forjar sus proyectos de vida; y el tercero, la atención a las víctimas de esta violencia armada.
“Esta realidad la hemos visto a lo largo y ancho del país, este sufrimiento que está teniendo la sociedad por las muertes que quedan por este flagelo; pero hay pocas estadísticas sobre personas que han quedado impactadas por una bala, secuelas permanentes o discapacidad y esto es importante”, puntualizó.