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El día de “la paz en la dicha suprema”: 1 de febrero de 1992

Víctor Manuel Valle Monterrosa

Hace 32 años, el 1 de febrero de 1992, se instaló en la Feria Internacional (ahora Hospital El Salvador) la Comisión Nacional para la Consolidación de la Paz (COPAZ) que los negociadores crearon en septiembre de 1991 como paso previo a la firma del Acuerdo de Paz.

La COPAZ era un organismo ad hoc para verificar el cumplimiento del Acuerdo. Habíamos comenzado a funcionar el 10 de octubre de 1991, en México, debido a que los representantes del FMLN aún estaban impedidos de ingresar sin problemas con la ley a El Salvador. Funcionamos en México entre el 10 de octubre de 1991 y el 10 de enero de 1992 y acordamos llamarle COPAZ (Fase Transitoria) pues para su existencia legal se requirió una Ley especial. La primera tarea que efectuamos fue convenir un texto de anteproyecto de esa ley para aprobación de la Asamblea Legislativa.

Integramos la COPAZ fundadora, de acuerdo a lo estipulado en el Acuerdo que le dio origen: Joaquín Villalobos y Francisco Jovel, FMLN; Juan Orlando Zepeda y Antonio Martínez Varela,  GOES; Mario Aguiñada y Norma Guevara, UDN (partido electoral del Partido Comunista); Fidel Chávez Mena y Gerardo LeChevalier, PDC, Victor Valle y Rubén Zamora,  Convergencia Democrática (MNR y MPSC); Guillermo Guevara Lacayo y Julio Adolfo Rey Prendes, MAC (disidencia del PDC); Ciro Cruz Zepeda y Rafael Machuca, PCN, y Armando Calderón Sol y José Francisco Guerrero, ARENA

La verificación de los acuerdos fue un trabajo arduo y minucioso y requirió construcción de consensos sobre la marcha. Con eso la COPAZ fungía como un espacio de distensión y antesala para los acuerdos legislativos que debían concretar la puesta en práctica de lo concertado por las partes fundamentales, el Gobierno de El Salvador (GOES) y la dirigencia del FMLN.

La ceremonia de instalación de COPAZ fue solmene. Joaquín Villalobos, quien ese día habló en nombre de la COPAZ, dijo que esa era “…la hora de la paz y la reconciliación” y parafraseando al difunto líder socialdemócrata, Guillermo Manuel Ungo, figura cimera de la negociación para construir el Acuerdo, reiteró que esa era la hora de “…avanzar a una democracia con menos hambre. A partir de ahí podremos alcanzar una democracia sin hambre”.

Los Acuerdos de Paz fueron una obra de orfebrería y relojería finas. Por algo se comenzaron a construir en la Ciudad de Ginebra el 4 de abril de 1990 para que dieran fruto concreto, 21 meses después, el 16 de enero de 1992. Ojalá las universidades del país organicen un evento académico que analice los Acuerdos de Paz, sus orígenes y consecuencias en la historia.

Es muy importante recordar a sus constructores, por el GOES, Oscar Alfredo Santamaría, Juan Martínez Varela (fallecido), Mauricio Ernesto Vargas, David Escobar Galindo, Abelardo Torres (fallecido) y Rafael Hernán Contreras. Por el FMLN Schafik Handal (fallecido), Francisco Jovel, Salvador Sánchez Cerén, Eduardo Sancho y Joaquín Villalobos.

Para ellos hubo apoyos técnicos que proveyó, principalmente, la Organización de las Naciones Unidas, pues además de lo sustantivo, una negociación para mediar y resolver un conflicto complejo, necesita destrezas metodológicas.

Pocas personas saben que, entre marzo y abril de 1990, en la antesala de la primera reunión de Ginebra, se llevaron a cabo unos Talleres organizados por el llamado “Project Management Project” cuyo líder estelar era el académico de la Universidad de Harvard, Roger Fisher, fallecido el 2012. Los   Talleres se titulaban “Preparándose para un diálogo constructivo: perspectivas sobre el proceso” y se realizaron por separado para representaciones del FMLN y del GOES.

El día de la instalación de COPAZ se dio inicio al proceso para poner fin al enfrentamiento armado que, por necesitar mucho cuidado, se previó que tendría una duración de 9 meses para darle fin formal al 31 de octubre de 1992. Sin embargo, retrasos imprevistos obligaron a extenderlo hasta el 15 de diciembre de ese año. Al final, el cese del enfrentamiento armado fue una operación singular y exitosa. En 32 años no se ha violado ese cese.

El otro proceso esencial derivado del Acuerdo fue la puesta en marcha del Foro de Concertación Económica y Social. Había que instalarlo en febrero de 1992 y no se hizo hasta el 11 de mayo. El Foro, según lo acordado, tenía por objeto “…lograr un conjunto de amplios acuerdos tendientes al desarrollo económico y social del país, en beneficio de todos sus habitantes.”

No hay duda que, de cumplirse a plenitud con el propósito del Foro, se habría abordado la raíz del conflicto; pero eso no sucedió. Si el cese del enfrentamiento armado fue exitoso, el acuerdo para reformar el régimen socioeconómico fue descalabrado.” ¿De quién fue la culpa?, quisiera saberlo”. El Foro estaba integrado “con la participación igualitaria de los sectores gubernamental, laboral y empresarial”. Los representantes empresariales nunca asistieron a las reuniones convocadas y el Foro se evaporó.

 

Hay mucho que decir sobre la negociación y los Acuerdos y los saldos positivos que institucionalmente dejaron para el país y que aún sobreviven. Ojalá haya tiempo y condiciones para hacerlo y, de nuevo, recordemos que “De la paz en la dicha suprema siempre noble soñó El Salvador”. El 1 de febrero de 1992 se pensó que el eterno problema de obtenerla se había comenzado a resolver y que estábamos en camino para “alcanzar una democracia sin hambre.”

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