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El Día de la Tierra

Luis Arnoldo Colato Hernández

Es el día en el que estamos llamados a reflexionar sobre la biodiversidad, la contaminación y la superpoblación; un día para homenajear al planeta, sus ecosistemas y a la vida en sus diferentes expresiones.

En resumen, un día para considerar nuestro lugar en el plan para el futuro.

Es interesante, pero los seres humanos como quizás el resto de seres vivos, no consideramos cuan pequeños somos en el devenir del plan de la vida en su totalidad, hasta que de pronto, ella nos falta.

Nos falta en forma de carencias elementales que damos por descontadas, como por ejemplo el agua potable, en cantidad y calidad suficientes para atender todas nuestras necesidades que como especie tenemos; pero entonces notando que no basta con ello si a las especies de nuestro entorno también les falta, pues estamos interconectados, y si uno carece, de algún modo todos carecemos pues la vida es así, interdependiente, algo que podemos explicar con el delicado papel que la humilde abeja cumple en el entretejido de la misma vida, polinizando a las plantas en su permanente zumbido aéreo, esparciendo mas vida en sus elementales 28 días de propia vida, que la vida que como especie los humanos hemos provisto al planeta en los últimos dos millones de años, que es nuestro tiempo de vida como especie.

¿Qué sucederá cuando por la contaminación y el envenenamiento del entorno agrícola provista por las trasnacionales comerciantes de glifosatos, agroquímicos, sedimentos y sales químicas que se vierten indiscriminadamente en los cuerpos de agua produzcan consecuentemente que especies esenciales como nuestra humilde amiga la abeja fallezcan?

Simplemente el ciclo reproductivo arborícola se detendrá cinco años después, provocando una masiva extensión de especies vegetales en el planeta, rompiéndose todas las cadenas alimentarias como consecuencia colateral (FAO/ONU), degenerando en un fenómeno cascada con precedente en la denominada “Gran Mortandad”, cuando durante el Pérmico y de acuerdo al registro fósil debidamente corroborado, desaparecieran hasta el 95 % de las especies que entonces vivieron, con la diferencia que ahora el fenómeno extintoreo será por entero nuestra completa responsabilidad como especie dominante del planeta.

Grave responsabilidad.

Entonces la magia de la vida reside en hechos como este: estamos interconectados y como tal, somos dependientes unos de otros, es decir, cada especie sin importar su talla o papel en el devenir de la naturaleza depende por entero de las otras, hasta de la mas pequeña, tal es el caso del kril oceánico y su hija, la ballena azul, pues el primero, humilde y casi invisible por su talla, es el alimento de la segunda, y su ausencia devendrá en la extinción de organismo más gigantesco que alguna vez el planeta produjo.

Así las cosas, el Día de la Tierra, llamado originalmente “El Día de Nuestra Madre Tierra”, es mas una demanda a nuestra conciencia, a nuestro entendimiento, a nuestro sentido de responsabilidad que, como especie dominante, debemos hacia nuestro entorno, y con el que estamos obligados, pues es también para con nuestros hijos y con sus hijos.

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