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“Sabinón”, izquierda, recibiendo reconocimiento en 1990.

El día que mataron a “Sabinón”

Una publicación de Por Nuestros Caídos

@Juramos_vencer

JUEVES 16 de noviembre. Habían transcurrido cinco días de recios combates en la ciudad de San Miguel.

El compa “Juan”, radio-operador de Sabino, apareció de manera repentina en el puesto de mando. Pero ¿y Sabinón?¿Por qué Juan no estaba con él?

Juan había llegado para servir bajo las órdenes del comandante “Licho”. Algo andaba mal, el radista de Licho tampoco estaba ahí, él no cambiaba de radio-operador tan fácilmente.

Al ver esos cambios el compa“Genaro” entró en ansiedad. Juan se compadeció de la incertidumbre de Genaro, y le disparó la noticia a quema ropa, sin tapujos:

“Sabinón” primero a la izquierda (lentes oscuros)

–¡Mataron a Sabino!

–¿Estás seguro? ¿Cómo pasó?

–Claro, yo era su radista, recibió un balazo en la cabeza.

Genaro (Héctor Ángel Ibarra), ha contado en su libro el impacto emocional que experimentó al enterarse de la caída en combate del compañero ALCIDES RODAS “Sabino”:

“…Sentí como alfilerazos por todo el cuerpo; el estómago lo sentía como de piedra y tenía la boca seca. Un nudo de dolor y rabia se había enroscado sobre mi cuello y sentí que las palabras se me atropellaban por la emoción. Me retiré del lugar sin proferir palabras. No quería que vieran que tenía ganas de llorar. Me aguanté…”

–Pero puede ser que sólo lo hayan herido.

–Cómo va a pensar eso compañero Genaro, si el pijazo lo traía en la sien cuando lo evacuaron a una casa de población. –Por suerte “Mario” y “Roberto” (fuerzas especiales) lo sacaron de aquella ratonera-.

El Camarada Alcides Rodas “Sabinón”, legendario guerrillero de la BRAZ-ERP-PRS /FMLN. Originario de San Vicente, con aspecto de descendiente árabe; con su imponente porte militar, ojos cafés, mandíbula cuadrada con hoyuelo en la barbilla, luciendo siempre su barba sobre poblada.

Se había organizado a mediados de los años 70, de inmediato pasó a ser miembro de las autodefensas del ERP.

Al inicio de la guerra fue destacado en los cerros de San Pedro, San Vicente.

Muy pronto fue trasladado a Morazán en donde se desempeñó como jefe de pelotón, jefe de agrupación y jefe de una dirección de ataque. Durante varios años también fue jefe militar de la Escuela Revolucionaria del frente Oriental “Francisco Sánchez”.

Siempre estaba en la línea de fuego. Sabino, uno de los pocos guerrilleros que lucharon de principio a fin en la guerra revolucionaria de nuestro país.

Su cuerpo lleno de tantas heridas de guerra siempre nos hace recordar la canción “Chinto Jiñocuago”, de Luis Enrique Mejía Godoy.

En marzo de 1982 fue herido en su mano derecha; estaba tendido en una cuneta de la ciudad de Usulután tratando de avanzar hacia una posición. El enemigo los tenía a raya,

-Te doy 15 minutos para que te tomés esa posición -le había ordenado Licho por radio-.

A Licho no se le incumplía una orden; además, estaban en el límite del tiempo para permanecer en la ciudad; habían combatido durante seis días en la toma de Usulután.

Sabino dio la orden de ir «al tope» para tomar la posición, él siempre estaba codo a codo con su pelotón.

Levantó su M-16 con su mano derecha y lo colocó sobre el andén para realizar disparos de cobertura en el asalto a la posición enemiga. Aquello era una locura de balacera. De repente, su fusil le fue arrebatado por la fuerza del Impacto de uno o más proyectiles que también le desmembraron los dedos pulgar e índice de su mano derecha, quedando lisiado a partir de ese día.

Siete años después, en medio de una batalla mucho más larga y más violenta, Sabino andaba maniobrando con su tropa, cerca de la la iglesia de la colonia Milagro de La Paz. El alto mando le había asignado la conducción de una columna de 100 combatientes entre los cuales iban fuerzas especiales. Era el día 16 de noviembre; había recibido órdenes de apoyar la evacuación de varios guerrilleros urbanos que estaban atrapados en esa colonia.

Al intentar atravesar una cruz calle, un francotirador lo blanqueó con un disparo certero en la sien, muy cerca de un ojo. Sabino cayó al suelo, tendido, inerte.

Las fuerzas especiales lograron sacarlo, pero tuvieron que abandonarlo debido al intenso volumen de fuego y a los feroces ataques aéreos.

Afortunadamente el ejército lo encontró y lo mostró a la prensa como un trofeo de guerra. Y ¡vaya sorpresa¡ El Parte mencionaba la captura de un mercenario terrorista de origen libio -o algo así- en grave estado de salud a causa de heridas de bala.

Después de tres días en una celda sin recibir atención médica, fue sacado por intermediación de organismos de derechos humanos nacionales e internacionales.

Sus heridas estaban infectadas y engusanadas. Estaba vivo de milagro.

Su atención médica y recuperación la recibió en nuestra hermana patria mexicana.

Sabinón regresó a Morazán. Obtuvo el grado de Mayor del Ejército Nacional para la Democracia E.N.D. Tercera Región Militar.

Está vivito y coleando en algún lugar de San Vicente.

 

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