El Presidente de la República, Nayib Bukele, antes y durante la campaña presidencial metió en el imaginario colectivo que los gobiernos anteriores a su mandato acudían a los préstamos internos y externos, porque el dinero no les alcanzaba porque se lo robaban.
“El dinero alcanza cuando nadie se lo roba”, decía el slogan que una vez llegó a la presidencia no lo volvió a repetir y, por el contrario, comenzó a presionar a la Asamblea Legislativa para que le aprobara préstamos millonario para cubrir varias áreas sociales, sobre todo el de seguridad, con el que impactó en la sociedad entera, pues logró que la ciudadanía se adhiriera a la necesidad de que la Asamblea le aprobara todo.
Es cierto que, como lo escribimos en un editorial, hace varios años, para cubrir los presupuestos nacionales, sino se hace una reforma fiscal profunda, se tenía que acudir a los préstamos internacionales. De acuerdo a estimaciones para que los presupuestos nacionales fueran cubiertos se tenía que recurrir a un endeudamiento anual de 600 millones dólares.
Por presiones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, en los gobiernos del FMLN, la Asamblea Legislativa, dominada por la derecha, creó la ley de Responsabilidad Fiscal para la Sostenibilidad de las Finanzas Públicas y el Desarrollo Social, que el actual Gobierno ha ignorado totalmente.
Fue en el Gobierno del profesor Salvador Sánchez Cerén a quien más le aplicaron la ley, y en la Asamblea le negaban préstamos, incluso, la Sala de lo Constitucional en tiempo de los “Cuatro fantásticos” le declararon un préstamo de 900 millones de dólares aprobados, luego de intensas discusiones y negociaciones.
Las constantes denuncias de desvío de fondos enarboladas por la derecha, contra los gobiernos del FMLN, para restarle atención a los gobiernos de ARENA, acusados de corrupción, llevó a Bukele a convertirse en el paladín contra la corrupción, y en más de una vez criticó la política de los préstamos internacionales.
“El dinero alcanza, cuando nadie se lo roba”, repetía. Sin embargo, cuando llega a la Presidencia, lo primero que hizo fue solicitar préstamos para financiar el Plan Control Territorial, que a cuentagotas se fue informando de las fases que éste comprendía, sin dar mayores detalles.
En 2019, la Asamblea aprobó 91 millones de dólares para la primera y segunda fase de seguridad, luego solicitó 109 millones más, los cuales la Asamblea los condiciona a la entrega de informes y un plan de seguridad concreto. El Gobierno se negó a entregar la información, y comenzó a difundir que en la Asamblea “los mismos de siempre” se negaban a entregar los fondos para la seguridad.
El Gobierno utilizó como argumento la disminución de los homicidios en 50 % con respecto al último año del gobierno anterior. No obstante, el periódico El Faro develó que la reducción de los homicidios se debía a una negociación entre representantes del Gobierno y los cabecillas de la MS, una de las agrupaciones delictivas más grandes de El Salvador.
Y desde esa fecha, el presidente Bukele ha recurrido una y otra vez a millonarios préstamos. En 2020, para la pandemia, a pesar de que el presidente Bukele decía que la Asamblea Legislativa no la había aprobado “ni un centavo partido por la mitad”, la Asamblea le aprobó endeudamiento por más de dos mil millones de dólares, pero, con condiciones, esta vez un plan de combate a la pandemia, entre otros.
Durante unos seis meses, el presidente Bukele hizo creer a los salvadoreños que la Asamblea no le había aprobado fondos para combatir la pandemia, hasta que a finales de 2020 un presidente del Banco Central de Reserva informó que el fisco contaba con el dinero suficiente en caja, no solo por los préstamos aprobados por la Asamblea, sino, porque había recabado 2000 millones en LETES y CETES que es deuda interna. Solo en 2020, el Gobierno manejó ocho mil millones de dólares.
Pero, lo que los salvadoreños deberían analizar, y con cierta preocupación, es que con la nueva Asamblea Legislativa controlada por Nuevas Ideas, es que el país fue endeudado más que en 2020.
La diputada del FMLN, Anabel Belloso, informó que en este mes Nuevas Ideas aprobó entre préstamos, fideicomisos y garantía soberana $3,381 millones. Esta cifra deja claro que al gobierno del presidente Nayib Bukele se le olvidó completamente su frase de campaña que “el dinero alcanza cuando nadie se lo roba”, quizá, porque entre sus funcionarios más cercanos, según un listado del departamento de Estado, figuran como corruptos.